¿Quién dijo...?

" Nada más simple que amar el envilecimiento y encontrar goces en el desprecio. El que ama con ardor las cosas que deshonran descubre placer en serlo y debe empalmar cuando se le dice lo que es. La bajeza es un goce muy familiar a ciertos espíritus; uno gusta de escuchar lo que se complace en merecer, y es imposible saber hasta dónde puede llegar en esto el hombre que ya no se sonroja de nada. Es lo mismo que la historia de determinados enfermos que se complacen de su cacoquimia. -Todo esto depende del cinismo-, dijo Curval sobando las nalgas de Fanchon: -¿quién no sabe que el mismo castigo produce entusiasmos? ¿Y no hemos visto ponérsela tiesa a alguien en el momento en el que se le deshonraba públicamente? Todo el mundo conoce la historia del marqués de-, el cual, en cuanto se le comunicó la sentencia que le condenaba a ser quemado en efigie, sacó la polla de los calzones y exclamó: "¡Me cago en Dios!, he llegado al punto que quería, ya estoy cubierto de oprobio y de infamia: ¡dejadme, dejadme, tengo que correrme!". Y lo hizo en aquel mismo instante. "
 
Werther rebuznó:
" Nada más simple que amar el envilecimiento y encontrar goces en el desprecio. El que ama con ardor las cosas que deshonran descubre placer en serlo y debe empalmar cuando se le dice lo que es. La bajeza es un goce muy familiar a ciertos espíritus; uno gusta de escuchar lo que se complace en merecer, y es imposible saber hasta dónde puede llegar en esto el hombre que ya no se sonroja de nada. Es lo mismo que la historia de determinados enfermos que se complacen de su cacoquimia. -Todo esto depende del cinismo-, dijo Curval sobando las nalgas de Fanchon: -¿quién no sabe que el mismo castigo produce entusiasmos? ¿Y no hemos visto ponérsela tiesa a alguien en el momento en el que se le deshonraba públicamente? Todo el mundo conoce la historia del marqués de-, el cual, en cuanto se le comunicó la sentencia que le condenaba a ser quemado en efigie, sacó la polla de los calzones y exclamó: "¡Me cago en Dios!, he llegado al punto que quería, ya estoy cubierto de oprobio y de infamia: ¡dejadme, dejadme, tengo que correrme!". Y lo hizo en aquel mismo instante. "

El marqués de Sade, otro de mis grandes ídolos.
Las ciento veinte jornadas de Sodoma.

Por cierto, para el libro de Antonio Martínez Menchén, ¿¿puede ser Una infancia perdida?? Ya es que me picaba mucho la curiosidad.
 
Ilovezorras rebuznó:
Werther rebuznó:
" Nada más simple que amar el envilecimiento y encontrar goces en el desprecio. El que ama con ardor las cosas que deshonran descubre placer en serlo y debe empalmar cuando se le dice lo que es. La bajeza es un goce muy familiar a ciertos espíritus; uno gusta de escuchar lo que se complace en merecer, y es imposible saber hasta dónde puede llegar en esto el hombre que ya no se sonroja de nada. Es lo mismo que la historia de determinados enfermos que se complacen de su cacoquimia. -Todo esto depende del cinismo-, dijo Curval sobando las nalgas de Fanchon: -¿quién no sabe que el mismo castigo produce entusiasmos? ¿Y no hemos visto ponérsela tiesa a alguien en el momento en el que se le deshonraba públicamente? Todo el mundo conoce la historia del marqués de-, el cual, en cuanto se le comunicó la sentencia que le condenaba a ser quemado en efigie, sacó la polla de los calzones y exclamó: "¡Me cago en Dios!, he llegado al punto que quería, ya estoy cubierto de oprobio y de infamia: ¡dejadme, dejadme, tengo que correrme!". Y lo hizo en aquel mismo instante. "

El marqués de Sade, otro de mis grandes ídolos.
Las ciento veinte jornadas de Sodoma.

Por cierto, para el libro de Antonio Martínez Menchén, ¿¿puede ser Una infancia perdida?? Ya es que me picaba mucho la curiosidad.
Los ciento veinte días de Sodoma.
 
Werther rebuznó:
Ilovezorras rebuznó:
Werther rebuznó:
" Nada más simple que amar el envilecimiento y encontrar goces en el desprecio. El que ama con ardor las cosas que deshonran descubre placer en serlo y debe empalmar cuando se le dice lo que es. La bajeza es un goce muy familiar a ciertos espíritus; uno gusta de escuchar lo que se complace en merecer, y es imposible saber hasta dónde puede llegar en esto el hombre que ya no se sonroja de nada. Es lo mismo que la historia de determinados enfermos que se complacen de su cacoquimia. -Todo esto depende del cinismo-, dijo Curval sobando las nalgas de Fanchon: -¿quién no sabe que el mismo castigo produce entusiasmos? ¿Y no hemos visto ponérsela tiesa a alguien en el momento en el que se le deshonraba públicamente? Todo el mundo conoce la historia del marqués de-, el cual, en cuanto se le comunicó la sentencia que le condenaba a ser quemado en efigie, sacó la polla de los calzones y exclamó: "¡Me cago en Dios!, he llegado al punto que quería, ya estoy cubierto de oprobio y de infamia: ¡dejadme, dejadme, tengo que correrme!". Y lo hizo en aquel mismo instante. "

El marqués de Sade, otro de mis grandes ídolos.
Las ciento veinte jornadas de Sodoma.

Por cierto, para el libro de Antonio Martínez Menchén, ¿¿puede ser Una infancia perdida?? Ya es que me picaba mucho la curiosidad.
Los ciento veinte días de Sodoma.

No lo dudo, aunque en Tusquests aparece como jornadas, así lo leí yo.

Veamos...

Algo difícil, o al menos así lo intento:


Aquel día el traductor me ordenó que le pusiera los calcetines.

- Utiliza sólo la boca- me indicó.

Me costó entender a qué se refería. Confusa e indecisa, paseé la mirada por la habitación mientras me secaba el sudor de la frente.

- Sin las manos.

Me apresuré a juntar las muñecas detrás de la espalda. Nunca mis brazos me habían parecido tan molestos.
Estaba muerta de miedo. No me preocupaba la posibilidad de que él me lastimara, sino de que yo no atinara a complacerlo. En ese caso, ¿no me convertiría en un mero estorbo? Si no lograba cumplir siquiera una sola de sus órdenes, ¿quedarían anuladas todas las palabras de amor de sus cartas? Me sentí arrebatada por toda clase de ideas terribles.

- Tú no tienes manos.

Me dio una patada en la espalda y perdí el equilibrio. Pese a que se trató de un gesto fugaz que visulumbré brevemente con el rabillo del ojo, se quedó grabado en mi retina. Levantó apenas el pie derecho y, trazando un arco perfecto, me golpeó en mitad de la espalda en un instante de efímera belleza. Mientras estuviera en la isla F., él podía disponer de mi cuerpo con más libertad que yo misma.

- Si quieres secarte el sudor, hazlo con la lengua.

Yo había caído sobre las manos y las rodillas. Los pechos me colgaban indefensos y él clavó las uñas en la delicada piel.
 
Ilovezorras rebuznó:
Por cierto, para el libro de Antonio Martínez Menchén, ¿¿puede ser Una infancia perdida?? Ya es que me picaba mucho la curiosidad.

En efecto, ese es :)

Del fragmento que acabas de postear, ni idea :roll:
 
Joe con el fragmento, ya ha costado :lol:
Yo que venía toda decidida a buscar en google :oops: y ya lo han adivinado.
 
Vuelvo a poner de nuevo el fragmento porque parece ser que se quedó en la página de atrás:

Aquel día el traductor me ordenó que le pusiera los calcetines.

- Utiliza sólo la boca- me indicó.

Me costó entender a qué se refería. Confusa e indecisa, paseé la mirada por la habitación mientras me secaba el sudor de la frente.

- Sin las manos.

Me apresuré a juntar las muñecas detrás de la espalda. Nunca mis brazos me habían parecido tan molestos.
Estaba muerta de miedo. No me preocupaba la posibilidad de que él me lastimara, sino de que yo no atinara a complacerlo. En ese caso, ¿no me convertiría en un mero estorbo? Si no lograba cumplir siquiera una sola de sus órdenes, ¿quedarían anuladas todas las palabras de amor de sus cartas? Me sentí arrebatada por toda clase de ideas terribles.

- Tú no tienes manos.

Me dio una patada en la espalda y perdí el equilibrio. Pese a que se trató de un gesto fugaz que visulumbré brevemente con el rabillo del ojo, se quedó grabado en mi retina. Levantó apenas el pie derecho y, trazando un arco perfecto, me golpeó en mitad de la espalda en un instante de efímera belleza. Mientras estuviera en la isla F., él podía disponer de mi cuerpo con más libertad que yo misma.

- Si quieres secarte el sudor, hazlo con la lengua.

Yo había caído sobre las manos y las rodillas. Los pechos me colgaban indefensos y él clavó las uñas en la delicada piel.
 
me recuerda a las historias de "los infortunios de janine" que leia en comic, pero me temo que no va por ahi la cosa
 
ruben_vlc rebuznó:
me recuerda a las historias de "los infortunios de janine" que leia en comic, pero me temo que no va por ahi la cosa


Sí...a mí me ha recordado exactamente lo mismo.
 
Pues no, que no es.

La verdad que estoy por cambiar el fragmento, de hecho creo que me he pasado y es un poco difícil, pero me parecía interesante.

Daré algunas pistas a ver si veo más interés.

- El texto es de una novela muy reciente y poco conocida en España, al igual que su autora, pero una futura promesa en su país.
- La autora no es europea, ni americana, ni africana.
- La temática de la novela, como vemos, es de carga erótica, y paralelamente, el otro tema es la destrucción.
- También la autora recibió un premio muy importante en su país, al igual que otras grandes figuras de la literatura del mismo, no diré el nombre del premio pero es el equivalente al Pulitzer, y se otorga a autores que escriben obras realmente originales o especialmente creativas para la literatura del país.

A ver si así alguien cae....
 
Ni puta idea oiga.
De todas formas yo en literatura soy un clásico y todo lo que se escribe hoy en día me parece basurita.

Y ya sabes que odi profanum vulgus et arceo.
 
Yo que iba a decir que si es un fragmento de Las edades de Lulú, de Almudena Grandes, pero nada, ya he leído que no es europea :?
 
No estaría de mas saber el idioma original de la novela/cuento (chino, japonés, inglés...(por Australia y N.Zelanda)

Es que si no es buscar una aguja en un pajar...
 
rusas-macizas rebuznó:
no será Eimidi Yamada, la japonesa???


No, es una autora japonesa, pero no esa. Creo que el hilo se ha estancado un poco, y además el fragmento que puse, y la obra y autora, claro, es algo bastante rebuscado, así que si en un par de días no se adivina, cambiaré el fragmento.
 
Ilovezorras rebuznó:
rusas-macizas rebuznó:
no será Eimidi Yamada, la japonesa???


No, es una autora japonesa, pero no esa. Creo que el hilo se ha estancado un poco, y además el fragmento que puse, y la obra y autora, claro, es algo bastante rebuscado, así que si en un par de días no se adivina, cambiaré el fragmento.

joder, yo pensaba que había acertado.....si que has logrado estancar el juego, sí :shock:
 
rusas-macizas rebuznó:
Ilovezorras rebuznó:
rusas-macizas rebuznó:
no será Eimidi Yamada, la japonesa???


No, es una autora japonesa, pero no esa. Creo que el hilo se ha estancado un poco, y además el fragmento que puse, y la obra y autora, claro, es algo bastante rebuscado, así que si en un par de días no se adivina, cambiaré el fragmento.

joder, yo pensaba que había acertado.....si que has logrado estancar el juego, sí :shock:

La obra era de Yoko Ogawa, Hotel Iris. Es una de las nuevas sensibilidades en Japón y polémica y querida por la forma de abordar la sexualidad en un país tan.. dejémoslo en especial. Como siempre la crítica especulativa la admira por plasmar cualidades muy típicas japonesas, teniendo en cuenta además que viene de una familia practicante shintoísta, creencia que como sabemos, ha tenido una fuerte tendencia nacionalista (aunque su vertiente de amor a la naturaleza y a la espiritualidad de ésta ha caracterizado a Japón bastante), y además F. Sánchez Dragó la ha nombrado más de una vez en su programa.

Así que paso con otro fragmento MUY fácilmente adivinable para pasarle la pelota a otr@.

Si hablo de estas cosas es porque he estado al borde de la muerte y tengo miedo. A ti no me importa decírtelo: siempre he sabido que tú eres la única persona que me ha comprendido. Tú siempre has entendido el porqué de mis actos. Los demás no me entienden, ni siquiera los que me odian. Ellos tienen su ideología y sus prerrogativas: con estas dos cosas lo explican todo; gracias a esto justifican cualquier cosa, el éxito como el fracaso; yo soy un fallo en el sistema, la conjunción fortuita y rarísima de muchos imponderables. No son mis actos lo que me reprochan, no mi ambición o los medios de que me he valido para satisfacerla, para trepar y enriquecerme: eso es lo que todos queremos; ellos habrían obrado igual si les hubiera impelido la necesidad o no les hubiera disuadido el miedo. En realidad soy yo quien ha perdido. Yo creía que siendo malo tendría el mundo en mis manos y sin embargo me equivocaba: el mundo es peor que yo.

Es literatura comercial, incluso hay una peli.
No obstante, desde mi punto de vista es un muy buen libro.
Y el autor está vivo.
 
Bueno; pues siguiente fragmento.


La nave Magallanes estaba sólo a unas pocas horas luz de distancia cuando nació Kumar Lorenson, pero su padre ya estaba dormido y no se enteró de su nacimiento hasta trescientos años después.

Lloró al pensar que aquel sopor sin sueños había durado toda la vida de su primer hijo. Cuando pudiera enfrentarse a esa tortura, pondría las cintas que le esperaban en los bancos de memoria. Vería a su hijo crecer y hacerse hombre, y oiría su voz gritando a través de los siglos saludos que nunca podría contestar.



Suerte.
 
Bueno, confieso que ha sido un chivatazo de Tío Gúgel:

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Del que, por cierto, hay traducción en edición digital (raro, raro...) "Voces de un mundo distante", pero no encuentro en libro.

Cuando tenga tiempo de imprimir 161 páginas, lo bajo, hace tiempo que no leo nada de Sir Arthur.
 
Hulot rebuznó:
Bueno, confieso que ha sido un chivatazo de Tío Gúgel:

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Del que, por cierto, hay traducción en edición digital (raro, raro...) "Voces de un mundo distante", pero no encuentro en libro.

Cuando tenga tiempo de imprimir 161 páginas, lo bajo, hace tiempo que no leo nada de Sir Arthur.

Yo estaba esperando ya alguna respuesta, desde que se posteó el fragmento estaba deseando dar la respuesta, pero no tenía fragmento en mente que poner como nuevo acertijo y por eso lo dejé correr. Menos mal que alguien ya ha salido.
 
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