Esa es la clave, la única solución posible, y sin embargo... ¿por qué se convierte en algo inalcanzable? Será por eso que dicen de que, en el fondo, nos gusta vivir esclavizados.
No. A nadie le gusta vivir esclavizado. El ser humano es jerárquico, pero odia el control.
Este modo de vida titulado "me la suda todo" está muy bien para soñarlo, pero en la práctica es inalcanzable porque chocamos de lleno contra todas las restricciones sociales y legales que existen. Chocamos contra el egoismo de los demás. Y sobre todas las cosas, chocamos contra la crueldad extrema del ser humano, que es el unico ANIMAL capaz de torturar a otro semejante por el mero placer de hacerlo.
Por lo tanto, hay que llegar a un compromiso. Y eso lo he aprendido yo a base de palos.
De puertas afuera hay que mantener una actitud correcta, discreta, casi anodina, sin restar eficacia y si me apuras, eficiencia, en el terreno laboral, y manteniendo, siempre, lo más intimo para nosotros mismos, pues no hay amigo, ni familiar, ni pareja, que tolere todo.
Vivimos en una sociedad que está dispuesta a hundirnos la vida al más mínimo error, y hay que asumirlo así, hay que vivir con esa tensión constante que está enfermando a la población de este país, y hay que temerse, siempre y en todo momento, lo peor de los demás.
A eso se ha llegado, gracias a la actitud egoista de "yo miro por lo mio y por mi entorno cercano, y a los demás que les den por el culo, si tienen que reventar, que revienten".
Esa frase la he escuchado yo más de una vez, y tan anchos que se quedan mientras los demás asienten.
En esta tesitura nos vemos. Y no podemos salir en pijama y sin duchar a comprar el pan, porque al día siguiente igual no nos dejan entrar en la tienda, o nos dicen que ya no queda pan, que el pan se ha acabado, que se lo ha llevado el anterior cliente.
De la misma forma, de puertas para adentro, en la intimidad de tu hogar, me parece absurdo seguir unas normas igualmente rígidas y autodestructoras, como puede ser tener que poseer lo mejor en muebles, en tecnología, en mobiliario, siempre perfectamente ordenado, siempre perfectamente limpio, siempre perfecto, para que las visitas, cuando lleguen y se vayan, no le cuenten a todos los vecinos que tú eres un puerco y que tu casa es una mierda.
NO. Mi casa es mía, y la tengo como me da la gana, y la visita quien a mi me da la gana, y esos que van metiendo sus narices donde no les llaman, no entran en ella.
De esa guisa estoy en veranito casi siempre en pelota picada o con una bata de verano y en zapatillas playeras.
De esa guisa pongo dos lavadoras a la semana, limpio los platos cada dos días, y rara vez hago la cama.
El resto, efectivamente lo mantengo tan limpio como mi cuerpo, pero mas por hobby que por obligación.
En la casa de uno es donde hay que reirse y despreciar a la sociedad, burlarse de sus normas restrictivas y saber disponer de un lugar donde uno esté a gusto, y no donde los demás puedan mirar y dar el visto bueno, porque tu forma de vida es la socialmente correcta y aceptada.
Tengo dicho a mis poquísimos familiares con los que mantengo contacto, y a mis amigos más allegados, que me llamen antes de pasarse por mi piso, y si es posible que me llamen con varias horas de antelación o incluso el día de antes. Si se pasan "por sorpresa", no les abro, no estoy, no me da la gana de meterlos en mi vida.
Así pues, somos libres entre cuatro paredes, y estamos esclavizados fuera de ellas, y es que la vida, al parecer, no está carente de cierta ironía.