De vacaciones en Gandía Shore.
Me tomé unas semanas de descanso y estuve veraneando con una amiga. Esta semana tocaba volver a reacondicionar un poco así que el viernes decidí hacer un entreno muy básico y breve para empezar a preparar, pero para alargar mi estancia me dijo que en lugar de volver el viernes a mi pueblo me quedara en el suyo un par de días más y fuéramos a entrenar a su gimnasio.
Situación: gimnasio de pueblo regentado por ex-campeón de culturismo de cierto renombre. Equipaciones: sala de pesos libres decentilla (con barras olímpicas y suelo de goma dura pero sin jaula). Sala de halterofília-crossfit con plataforma, un par de ruedas de tractor, sacos, ring, kettlebells y cuerdas. Salas de cardio en el piso de arriba.
Yo no tenía pensado entrenar ningún día durante esas vacaciones así que iba con una camiseta de pijama, pantalones de chándal y alpargatas (que tampoco es muy distinto a cómo voy habitualmente, amigos). Por lo menos me había afeitado porque el regente ex-competidor es amigo del padre de mi amiga y no quería causar (tan) mala impresión. Para rematar el asunto nos pilló una tormenta de verano yendo para allá así que llegamos como perros mojados y dudando seriamente si me gñesionaría de por vida por hacer el imbécil entrenando con alpargatas empapadas.
Llegamos y había una cuadrilla capitaneada por el primus inter pares, un gurú del broscience que se identificaba con una cadena bien gorda y un tatuaje de los boixos nois en el gemelo no musculado, que los tenía castigados a elevaciones laterales superseriadas con un ejercicio que él apodaba como destructor (remo al cuello en versión 21: 7 parciales abajo, 7 parciales arriba, 7 completos) y del que ya me había hablado mi amiga (por su tendencia a machacarle la oreja (hacerle recomendaciones {del calibre: por qué es mejor usar la "barra que hace olas" [barra Z] en lugar de la olímpica para hacer remo})).
Mi amiga va a sus cosas y yo a las mías, me hago un lugar en el centro y voy cargando la barra para hacer sentadilla frontal. La idea del entreno era un full body de 3x5, con pesos moderados y descansos suficientes entre series, lo justo para dar un toque a las articulaciones y haber recuperado hoy. Los pesos eran ridículamente ligeros.
Empiezo con un 3x5 de 100 kg de sentadilla frontal (con cargada). Miradas raras. El regente del gimnasio se acerca y charlamos. Me pregunta que si he hecho halterofília o crossfit. Un hombre muy simpático (me dejó entrenar gratis).
Sigo con un 3x5 de 60 kg de press militar (con cargada). Hombros en perfecto estado.
Dudaba si hacer un peso muerto a pierna recta con 100 kg pero al final decido hacer un peso muerto normal con 140, 3x5. Voy a pedirle al tío si tiene magnesio y me lleva a la sala de halterofília para cogerlo. Cuando salgo veo a la tribu reunida alrededor de la barra, como si fuera el monolito de 2001. El capitán preplaya me pregunta cuánto tiempo llevo entrenando y de dónde soy, como si una procedencia misteriosa me hubiera imbuído de una fuerza hiperbórea. Terminé con unos fondos y unas dominadas, y un poco de gemelos.
Al salir mi amiga se partía mientras me contaba que habían estado intentando levantar la barra sin éxito, mirando hacia atrás por si volvía. El gurú sentenció su frustración ante sus secuaces de la siguiente manera: "este tío es un roble, ni yo puedo levantarla, tetes".
El tío llevaba años entrenando a diario y no pudo hacer peso muerto con 140 kg. De hecho dudo que hubiera hecho peso muerto en su vida, si no jamás llamaría destructor a un remo al cuello.