Sir Ano de Bergerac
La becaria de Aramís Fuster.
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Todos nosotros, hemos nacido para amar: unos se lo niegan sistemáticamente, porque saben que el amor trae consigo dolor; otros cuantos, lo asumen con resignación y otros toman caminos tan disparatados que terminan por perder esa capacidad. Vivimos en una atmósfera insana que atrofia nuestros sentidos y ahoga los sentimientos, sólo hay que echar un vistazo a el mundo que nos rodea para darse cuenta que detrás de cualquier amor siempre hay interés y ambición, no existe el amor por el amor, un síntoma claro de todo esto es que el arte ha muerto, mientras las cosas sigan así, yo no estoy dispuesto a amar a nadie.
¿Que nos queda? el sexo, aquello que nos dió la naturaleza para tener descendencia y que nosotros hemos manipulado para hacer de el un substituto al amor, sin el, muchos de nuestros problemas desaparecerían, seríamos infinitamente más productivos, no entiendo como se nos dió una herramienta tan tosca para asegurar nuestra descendencia, es muy placentero, si, pero lo que no es dado por naturaleza no responde a el placer ni a la felicidad, sino al bien de la especie, quizá sea otro vicio de nuestros tiempos tener la cabeza absorvida por el sexo veinte horas al día y no sea lo natural en nosotros.
Hombres y mujeres, somos muy distintos, no es nada nuevo y ya se ha dicho mucho por aquí, pero precisamente, que nuestra poíliticamente correcta sociedad niegue esa evidencia, es lo que hace que seamos cada vez más viciosos y depravados, es el origen de nuestro odio hacia el otro sexo en la mayoría de los casos; las guerras empiezan en la televisión y terminan en la cama de cada pareja.
Mientras sigamos absortos por el sexo, somos un rebaño de fácil manipulación, nos encontramos tan ofuscados en nuestro odio que hemos olvidado quién es el generador de todas estas conductas, a quién tenemos que odiar realmente, que no es otra que nuestra sociedad y aquellos a quienes les interesa que esto continúe así.
Es de menester conocer el origen de los problemas que nos atañen. Con todo esto no quiero limpiar el nombre de nadie ni librar a las mujeres u hombres de su culpa, cada cuál sabrá de que color luce su alma. Lo que quiero es reivindicar el amor por el amor, la serenidad, el buen criterio y la cordura, os animo a salir del rebaño y establecer un sistema de valores personal.
¿Que nos queda? el sexo, aquello que nos dió la naturaleza para tener descendencia y que nosotros hemos manipulado para hacer de el un substituto al amor, sin el, muchos de nuestros problemas desaparecerían, seríamos infinitamente más productivos, no entiendo como se nos dió una herramienta tan tosca para asegurar nuestra descendencia, es muy placentero, si, pero lo que no es dado por naturaleza no responde a el placer ni a la felicidad, sino al bien de la especie, quizá sea otro vicio de nuestros tiempos tener la cabeza absorvida por el sexo veinte horas al día y no sea lo natural en nosotros.
Hombres y mujeres, somos muy distintos, no es nada nuevo y ya se ha dicho mucho por aquí, pero precisamente, que nuestra poíliticamente correcta sociedad niegue esa evidencia, es lo que hace que seamos cada vez más viciosos y depravados, es el origen de nuestro odio hacia el otro sexo en la mayoría de los casos; las guerras empiezan en la televisión y terminan en la cama de cada pareja.
Mientras sigamos absortos por el sexo, somos un rebaño de fácil manipulación, nos encontramos tan ofuscados en nuestro odio que hemos olvidado quién es el generador de todas estas conductas, a quién tenemos que odiar realmente, que no es otra que nuestra sociedad y aquellos a quienes les interesa que esto continúe así.
Es de menester conocer el origen de los problemas que nos atañen. Con todo esto no quiero limpiar el nombre de nadie ni librar a las mujeres u hombres de su culpa, cada cuál sabrá de que color luce su alma. Lo que quiero es reivindicar el amor por el amor, la serenidad, el buen criterio y la cordura, os animo a salir del rebaño y establecer un sistema de valores personal.