Cuando noto que me engancho a algo que me perjudica en lo mas mínimo, tengo que dejarlo si o si. Mi cabeza funciona de esa manera tan especial. Da igual que sea Coca-Cola, que en un momento si que llegué a tomar 2 litros al día, pero que en un determinado momento me dije, la última y nunca volvía a probarla.
Me pasó también con el Red Bull, y lo mismo.
Nunca he podido soportar el sabor del tabaco y mucho menos su olor.
El alcohol fuerte y duro si me resulta atractivo y agradable, sobre todo cuanto mas fuerte sea y a habido momentos en que bebía algún que otro copazo cuando me apetecía. Schnapps, orujos caseros, vodka, y similares.
Una bebida que me gusta mucho es el Southern Comfort, que es un bourbon muy afrutado, pero cuando vi que me terminé una botella en un mes a chupitos, no volví a comprarla. Eso hace años. Ahora ya nada.
En alguna ocasión muy muy especial, me tomaba un Laphroaig 15 años, pero esto pasa casi en años alternos. Por tanto, podría considerarme casi un abstemio total. Tengo un bar repleto de bebidas sin empezar la gran mayoría, las empezadas son las que se toman las visitas. Odio la cerveza, me parece un sabor horrible.