Yo procedo de una familia donde los problemas de alcoholismo han sido constantes, mi padre y mi abuelo por vía paterna fueron unos beodos empedernidos, de los que terminaban tirados, en el caso de mi padre, en la calle haciendo trizas la poca dignidad que le quedaba, si es que la tuvo alguna vez. Ya conté la historia hace unos años de cuando el marido de la amante de mi progenitor el mismo día de Navidad trajo a mi padre a casa con una cogorza brutalérrima, apenas se sostenía en pie, una puta risión. Recuerdo que aquel día tuve sentimientos encontrados, entre vergüenza ajena y risión por lo surrealista de la escena. Y encima le reprochó a mi madre el estado en el que se encontraba mi padre, pero ésta no quiso echar leña al fuego con un "eh, hijo de la gran puta, se está tirando a tu mujer. Cornudo de mierda", pero mi madre es una persona educada y nunca se expresaría en esos términos, además para entonces su relación con mi padre estaba rota desde hacía muchos años.
Mi abuelo paterno también era alcohólico, estuvo como 30 años sin trabajar tras el suicidio de mi abuela, con los hijos pequeños repartidos entre familiares y viviendo del cuento, hasta que tuvo un accidente de tráfico que le llevó a rehabilitarse cuando tenía poco más de 60 años. Desde entonces hasta su muerte nunca más probó el alcohol. Y eso que el cabronazo se bebía hasta el vinagre cuando se le terminaba el vino.
Luego también tengo un tío, ya fallecido, que también le daba a la bebida, en su caso cerveza y licores, y tenía un mueble bar en su casa con más bebidas alcohólicas que muchos bares, y cuando llegaba una celebración familiar a dar la nota con la correspondiente cogorza de rigor, porque este era un borracho de interiores, más precavido, pero se portaba bien con la familia aunque una de sus hijas al final ha salido algo casquivana.
Hay algunos casos más, pero son de generaciones anteriores a la mía, entre mis primos y otros familiares esos hábitos alcohólicos no se han vuelto a dar. Yo soy prácticamente abstemio, bebo alcohol de manera muy irregular, normalmente en celebraciones familiares o cuando salgo con alguna jamba, pero muy puntualmente. He llegado a tomarme hasta una horchata y alguna que otra torda entre jijajeos me lo ha recriminado, llamándome flojo o que hago como los chiquillos y tal. Me la pela, el alcohol, como el tabaco y la drogaina no me van para nada, ni siquiera he probado el tabaco nunca, y tampoco recuerdo haberme emborrachado, si haber bebido un poco de más en alguna ocasión en mis salidas nocturnas con hamijos de universidad o trabajo, pero cuando era más joven. Además, yo siempre me he reído de los borrachos, siempre he sido un firme partidario de redundar en su humillación pública, y recuerdo de mochacho una vez que iba con otros hamijos imaginarios, cuando yendo de cachondeo le pegué una patada en el culo a uno de estos asiduos del culto a Baco para luego salir corriendo entre risas y chanzas.