Cagar en casa de los suegros. Ese recuerdo entrañable.

curro jimenez

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10 Jul 2009
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Que tal amigos
Hoy vamos a hablar de ese recuerdo imborrable que todos guardamos. Junto a nuestro primer beso, la primera comunión, la primera vez que vomitamos por una borrachera, la primera teta que tocamos... todos recordamos cuando cagamos en casa de nuestros suegros por primera vez. Si, ese momento de vergüenza y toma de posesión de lo más sagrado tras follarte a la hija donde cruzas todas las lineas la confianza.
La primera vez que yo entré en casa de mis suegros estuve cagando dos días en los bares de alrededor. Incumplí la primera norma de la supervivencia: comer y beber sin saber lo que te metes en la boca. Y en un país de bárbaros eso es un error.

El primer día comimos en un restaurante con mis suegros y la comida me sabía rarísima. Tenía todo un gusto metálico. A la hora me entro un diarrerazo que pa que. Estábamos en el comedor de su casa y notaba cómo se me iba cortando en cuerpo. Empecé a sudar como un demonio y dije que bajaba un momento a la calle a hacer una llamada. Me metí en un bar y empecé a soltar mierda caldosa como un aspersor. Me bebí una coca cola y me fui. A la hora otra vez igual. Otra vez al bar y otra coca cola. Así dos veces más. El camarero que había tras la barra me miró mosqueado la cuarta vez que entre derecho al baño y me dijo algo que evidentemente no entendí. Al pagar me volvió a decir algo. Lo miré, recogí el cambio mientras pensaba para mí, que te calles subnormal.
Cenamos con las amigas de mi parienta en un tailandes de mierda y aquello fue peor todavía. Me levanté una vez en la cena a cagar. La segunda me salí a la calle porque me daba vergüenza que me vieran ir al baño otra vez. Hice como que me llamaban y me salí. Entre a un kebab que había enfrente y menos mal que tenía papel en el baño. Por mucho que me esté cagando siempre es lo primero que compruebo.
Antes de meternos en el nido baje a la calle otra vez y el bar de por la tarde estaba cerrado. Si un par de vueltas y no había nada abierto. Al final termine cagando entre dos contenedores.
Esa noche fue el horror. Entre la cagueta, unos ardores que me entraron y que la cama de la habitación de mi parienta era de 1, 10 no podía pillar el suelo. Luego por el pasillo se oía gente andando y me faltaron pelotas para levantarme. Toda la noche en duermevela. De madrugada mi parienta se despertó y me preguntó que me pasaba porque no dejaba de moverme. Ella pensando que eran por los nervios de estar allí por primera vez. A las seis y pico de la mañana me levanté porque no podía más. Mi suegro en su despacho y mi suegra viendo las noticias. No daba crédito. Me puse el chándal y dije que iba a correr. Con la que está cayendo me preguntaron? Me asomo por la ventana y llovía a mares. Cago en dios... Pues si, así me voy. Pensaba en ir a los contenedores de la noche anterior, pero estaba todo dios en la calle ya y vi que había cafeterías abiertas. Me metí en una, cague y desayuné dos trozos de bizcocho con un café con leche. Hice tiempo para subir y que pareciese que había está corriendo. Entre, me duché mientras miraba la taza y pensaba que se me iba a hacer muy larga la semana así. A media mañana volví a cagar en una cafetería mientras desayunábamos. Después de comer volví al bar del día anterior. Por la tarde mi me fui con mi cuñado y mi suegro a ver el futbol a una cervecería. Donde? Al bar en el que había estado cagando. Nada más entrar se saludan y veo que el camarero me señala y al minuto risas entre los tres. En ese momento estuve tentado en pillar y largarme a España. Si llego a ir en coche y no en avión me largo.
En el descanso bajó mi parienta y se nos unió. Evidentemente mi suegro le tuvo que decir algo y ella me preguntó que cuántas veces había entrado a cagar al bar. Mire al camarero y me cagué en su puta madre. Le expliqué lo que había y me dijo que iba a la farmacia. Tras el partido nos subimos y ya tuve que cagar allí. Si llego a salirme a la calle otra vez hay lío. Después de Dos litros de cerveza sin tapa no tenía fuerza alguna. Entré al baño y pensaba que se me salían las tripas por el culo. Solo salía caldo de color claro que me quemaba el fofó. Tenía el ojal para perderlo. Tengo que decir que no me he limpiado el fofo con papel más suave que el de esa casa.
Al salir pensé, dejo la puerta abierta que se airé esto o cerrada que macere y el que entre se lo coma? Pues cerrada, que no me digan maleducado. No quieren que cague aquí, pues que se jodan. Entoces vino mi parienta y me dió una pastilla que me dejó estreñido tres días.
Que fatigas pasé esa semana, copón.
 
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Vaya un tiquismiquis que estás hecho @curro jimenez con lo de cagar. Que es sólo cagar, mucho en tu caso, pero es cagar y lo hace todo el mundo.

Ahí va mi sexpe al respecto

Pues apunta la mía por si esta noche no estoy disponible.

La primera vez que entré en casa de mis suegros fue para cagar, la primera vez con ellos dentro se entiende, que ya había entrado alguna vez más pero sin que ellos estuvieran. Llevaba ya un par de meses saliendo con la Perrina y nunca habíamos sido presentados oficialmente, aunque todos lo sabíamos y nos conocíamos de sobra pero no se había "oficializado" la presentación. Un día que iba a buscar a la novia a su casa tenía ganas de dejar mi marca y vaya si lo hice. Le dije que tenía una emergencia y que tenía que cagar sí o sí, así que me dijo que entrara. El trono es uno que está lleno de agua casi hasta arriba, no el típico Roca que sólo tiene agua en el fondo. El caso es que eché un buen ñordo y le dí a la cadena pero aquello no se iba. Tuve que tirar tres veces para que evacuara bien, al menos, al tener tanta agua la taza, no olía mucho o yo no apreciaba.

Lo que no recuerdo es si la "presentación" fue antes o después de ir a cagar.
 
Yo la primera vez que cagué en casa de mis ex suegros, eché un majazo que no se quería ir. Tuve que tirar 3 veces de la cadena y, la tercera vez que tiré, el nivel del agua en la taza del WC empezó a subir como cuando hay un atasco...menos mal que volvió a bajar rápido y todo se quedó en una falsa alarma. Vaya sustaco que pasé, porque era de madrugada y llevaba sin cagar todo el día; encima al mediodía nos habíamos pegado una buena comilona y, a la noche, otra cena de campeones. Por este motivo, tenía en la tripa acumulado tal masacote que en algún momento tenía que salir.

Antes de salir, eché una buena dosis de colonia que había en un tarro situado encima del lavabo, ya que el pestazo existente haría llorar al mismísimo niño Jesús. Menos mal que no entró nadie inmediatamente después; sino creo que me habrían echado de la casa directamente.
 
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Los truños estacas y rebeldes, una subcategoría digna de tener su propio hilo.

Me acuerdo de uno, pero este fue en casa de unos amigos no en la de los suegros, donde por cierto yo he padecido más los efluvios del diablo (especialmente de mi suegra y cuñado que cagan como bóvidos) que los que he dejado yo.

A lo que iba. Casa de unos amigos de mi mujer, departiendo amigablemente antes de cenar y me entra un apretón del quince pero no de cagalera, no, era la llamada de la hez suprema. Preparado en la antesala previa para parir un monstruo de la cabeza de acero.

Me siento en la taza con un presión bastante considerable en el bajo vientre. Llevaría día y medio sin cagar. Aprieto y hay como un tapón una muralla inexpugnable, que no deja pasar el ojal. Aprieto más, los sudores y algún gemido empiezan a aflorar. Nada, aquello no salía pese a la presión que ejercía en mi organismo. En una lucha titánica, a muerte, apreté llegando casi al colapso como si estuviera haciendo pecho con 250 kilos en el ginlasio (donde voy a ver pollas). En un momento donde la balanza se podía ir al desmayo, el alijo salió con su cabeza de wolframio reforzado arrasando todo.

Pero era el principio de la lucha a muerte con el truño supremo. De pronto me di cuenta que aquello parecía no tener fin. Se intuía una longaniza majestuosa, kilométrica, simplemente brutal. Cuando ya vi que se aflojaba el dolorido ojal, hice una pequeña presión para cortar esa criatura. Esto permitió que el ojal apenas necesitará papel para limpiar, había sido un parto duro pero limpio como la moja de una faca.

Cuando me levanté y miré a la taza, la visión era demencial a la par que hipnótica. Un ñordo marrón oscuro como un bastón que había hecho tope en el fondo de la taza y llegaba prácticamente al reborde por donde sale el agua. Bien macerado, con un olor a mierda particular, no especialmente nauseabundo pero un pedazo olor a mierda.

Después de varios minutos admirando esa obra, me dispuse a despedirme de ella. Tiré de la cadena ni se inmutó, nada como un palo, orgulloso y desafiante. Tiré una segunda vez y seguía ahí soberbio, sin ánimo de dejarme sólo.

Empecé a ver cómo deshacerme de esa criatura. Y elegí arma, la escobilla. Y como un espadachín de la hez me dispuse a darle muerte. Hostias, me di cuenta de la dureza del ñordo, que necesitó varios golpes certeros y contundentes para fraccionarse. Aquí ya era cuestión de tiempo, el reinado del truño llegaba a su fin, pero lucharía hasta el final

Cuando fraccione el mastodonte de mierda, y los adorné con papel del culo, tiré de la cadena. La muerte en forma de mierda se asomó en unos segundos. De pronto, el truñaco y su consistencia era demasiado para el caudal de la taza. Empieza a subir el agua, trozos de mojón como barcos de guerra, papel con frenazos, llegando al limite de la taza, yo con la escobilla, y aquello que podía terminar como el mayor desastre desde que me cagué dos veces en el mismo día cuando era un infante.
En el ultimísimo momento, un ruido grave , y una especie de agujero negro de caca se llevó aquella batalla en espiral. Respiré aliviado como pocas veces.

Salí de aquella lucha, y los hamijos preguntando si estaba bien. Asentí toscamente con la cabeza, sin mirarlas, siendo consciente de la tragedia que estuvo a punto de pasar
 
Me siento en la taza.

En una lucha titánica, a muerte, apreté llegando casi al colapso como si estuviera haciendo pecho con 250 kilos en el ginlasio (donde voy a ver pollas) (donde voy a ver pollas). En un momento donde la balanza se podía ir al desmayo, el alijo salió con su cabeza de wolframio reforzado arrasando todo.

No me siento en la taza ni en mi casa.

Hace años una que remanece de mi pueblo asomó en verano con su novio de Gerona. Una mañana se fue con el abuelo al huerto y al volver acalorado se bebió un litro de cerveza y se comió medio caldero de higos chumbos frescos. Para el que no lo sepa los higos chumbos estriñen y si los mezclas con alcohol más todavía.
La criatura estuvo cuatro días sin cagar. El último día hizo tal esfuerzo que perdió el conocimiento. Cayó de boca contra la bañera. La suegra escuchó un golpe y al llamar y no responder llamo a todo el mundo. Tuvieron que tirar la puerta abajo. Allí se lo encontraron, tirado en el suelo con los pantalones por los tobillos, sudando como un cerdo y los morros llenos de sangre. Recuerdo al día siguiente verlo con los morros hinchados y un chichón vergonzoso en la frente.
Eso sí es entrar por la puerta grande.


Un colega de mi pueblo terminó con una de Calpe. Llevaba meses con ella y le dio por pasar la Nochebuena con la familia de ella. Estaba toda la familia y unos primos lo liaron con los chupitos. Este apenas bebe de normal y los chupitos le hicieron masa. De madrugada se levantó malisimo a vomitar y no recuerda nada más.

La siguiente parte la cuenta la novia. La suegra se levantó al baño de madrugada y al entrar se encontró a Manolo tirado en el suelo lleno de vomitados. Llamó a la hija y no podían moverlo. Tuvieron que tirar del suegro para poder sacarlo del baño. Iba el pobre hombre tirando del mueble para el pasillo cuando le llegó tal bofetada a mierda que se le rizaron hasta las pestañas. Su yerno se estaba cagando pata abajo y la mierda líquida comenzó a salir por la pata del pijama. Tuvieron que meterlo en la bañera y fregarlo de arriba a abajo.
Otro que hizo una entrada espectacular
 
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El primer día comimos en un restaurante con mis suegros y la comida me sabía rarísima. Tenía todo un gusto metálico.
Huele a contubernio entre suegros y dueños del restaurante para echarte arsénico en la comida, intuyendo que no eras el yerno adecuado. Se debieron oler lo del agüita en las saunas y esas aficiones extrañas.
 
@curro jimenez algo le debe haber sucedido para contar este recuerdo que seguramente no fue ayer.

La única cosa buena que tiene la casa de mis suegros es que hay 2 baños, uno en su habitación que solo usan ellos y otro en el pasillo, sin embargo las puerta son de papel de fumar.
Mi primera vez me fue en un cumpleaños de mi señora, había ido ya por esa cosa pero no se dió la casuística del apretón. Estábamos allí como 15 personas a eso de las 2 de la tarde, previo habíamos estado tomando algo (3/4 vermus). Justo note que la tripa se retorció, joer, me toca cagar. Pensé que era el peor momento, que tenía que aguantarme a que todos estuviesen sentados para ir al baño y evitar gente revoloteando por aquel pasillo.
La cosa se torció porque lo que iba a ser comer a las 2 y media, casi de dieron las tres largas. El metano de mi cuerpo que se producía tras la podredumbre de mi mierda esperando la salida y lo iba notando. Joer, ya con todos sentados y sirviendo el plato, pensé, está es la mía, me levanté "no me lavé las manos, ahora vuelvo".
Fue sentarme en la taza y relajar el esfínter cuando empezó a sonar la Filarmónica, yo apretaba para silenciar cual sordina la trompeta y empiezo a oír pasos, resulta que se meaba una de las niñas e iba con mi cuñada, "date prisa que se mea la cría" .
Asique hice lo que tenía que hacer, resonando baño y soltando todo el rehén "voy, aguarda, que tenía algo más que hacer que lavarme las manos (hija de puta)". Se acerca mi suegra, "tira para el baño de dentro". Joer, fijo que me ha oído. Asique de ahí salí lo más digno posible a los pocos segundos. Visto que no había mucho que ocultar, comenté que dejaba abierta la puerta, que mejor así.
Desde entonces, más de una década, no hay mucho que decir, cada vez que voy a esa casa me tiro horas en ese baño foreando más que cagando, es el lugar donde más agusto me encuentro de esa casa (y así no doy conversación).
 
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Que tal amigos
Hoy vamos a hablar de ese recuerdo imborrable que todos guardamos. Junto a nuestro primer beso, la primera comunión, la primera vez que vomitamos por una borrachera, la primera teta que tocamos... todos recordamos cuando cagamos en casa de nuestros suegros por primera vez. Si, ese momento de vergüenza y toma de posesión de lo más sagrado tras follarte a la hija donde cruzas todas las lineas la confianza.
La primera vez que yo entré en casa de mis suegros estuve cagando dos días en los bares de alrededor. Incumplí la primera norma de la supervivencia: comer y beber sin saber lo que te metes en la boca. Y en un país de bárbaros eso es un error.

El primer día comimos en un restaurante con mis suegros y la comida me sabía rarísima. Tenía todo un gusto metálico. A la hora me entro un diarrerazo que pa que. Estábamos en el comedor de su casa y notaba cómo se me iba cortando en cuerpo. Empecé a sudar como un demonio y dije que bajaba un momento a la calle a hacer una llamada. Me metí en un bar y empecé a soltar mierda caldosa como un aspersor. Me bebí una coca cola y me fui. A la hora otra vez igual. Otra vez al bar y otra coca cola. Así dos veces más. El camarero que había tras la barra me miró mosqueado la cuarta vez que entre derecho al baño y me dijo algo que evidentemente no entendí. Al pagar me volvió a decir algo. Lo miré, recogí el cambio mientras pensaba para mí, que te calles subnormal.
Cenamos con las amigas de mi parienta en un tailandes de mierda y aquello fue peor todavía. Me levanté una vez en la cena a cagar. La segunda me salí a la calle porque me daba vergüenza que me vieran ir al baño otra vez. Hice como que me llamaban y me salí. Entre a un kebab que había enfrente y menos mal que tenía papel en el baño. Por mucho que me esté cagando siempre es lo primero que compruebo.
Antes de meternos en el nido baje a la calle otra vez y el bar de por la tarde estaba cerrado. Si un par de vueltas y no había nada abierto. Al final termine cagando entre dos contenedores.
Esa noche fue el horror. Entre la cagueta, unos ardores que me entraron y que la cama de la habitación de mi parienta era de 1, 10 no podía pillar el suelo. Luego por el pasillo se oía gente andando y me faltaron pelotas para levantarme. Toda la noche en duermevela. De madrugada mi parienta se despertó y me preguntó que me pasaba porque no dejaba de moverme. Ella pensando que eran por los nervios de estar allí por primera vez. A las seis y pico de la mañana me levanté porque no podía más. Mi suegro en su despacho y mi suegra viendo las noticias. No daba crédito. Me puse el chándal y dije que iba a correr. Con la que está cayendo me preguntaron? Me asomo por la ventana y llovía a mares. Cago en dios... Pues si, así me voy. Pensaba en ir a los contenedores de la noche anterior, pero estaba todo dios en la calle ya y vi que había cafeterías abiertas. Me metí en una, cague y desayuné dos trozos de bizcocho con un café con leche. Hice tiempo para subir y que pareciese que había está corriendo. Entre, me duché mientras miraba la taza y pensaba que se me iba a hacer muy larga la semana así. A media mañana volví a cagar en una cafetería mientras desayunábamos. Después de comer volví al bar del día anterior. Por la tarde mi me fui con mi cuñado y mi suegro a ver el futbol a una cervecería. Donde? Al bar en el que había estado cagando. Nada más entrar se saludan y veo que el camarero me señala y al minuto risas entre los tres. En ese momento estuve tentado en pillar y largarme a España. Si llego a ir en coche y no en avión me largo.
En el descanso bajó mi parienta y se nos unió. Evidentemente mi suegro le tuvo que decir algo y ella me preguntó que cuántas veces había entrado a cagar al bar. Mire al camarero y me cagué en su puta madre. Le expliqué lo que había y me dijo que iba a la farmacia. Tras el partido nos subimos y ya tuve que cagar allí. Si llego a salirme a la calle otra vez hay lío. Después de Dos litros de cerveza sin tapa no tenía fuerza alguna. Entré al baño y pensaba que se me salían las tripas por el culo. Solo salía caldo de color claro que me quemaba el fofó. Tenía el ojal para perderlo. Tengo que decir que no me he limpiado el fofo con papel más suave que el de esa casa.
Al salir pensé, dejo la puerta abierta que se airé esto o cerrada que macere y el que entre se lo coma? Pues cerrada, que no me digan maleducado. No quieren que cague aquí, pues que se jodan. Entoces vino mi parienta y me dió una pastilla que me dejó estreñido tres días.
Que fatigas pasé esa semana, copón.
¡Qué historia tan bonita! ¡Cuánto he llorado!
 
Yo no me he leído el tocho de curro pero no veo el problema en ir cagando por doquier. No sé donde está la vergüenza.
 
Hay una diferencia muy grande de todas formas entre baño con y sin ventana. La ventana en 5 minutos disimula bastante el aroma. Un baño cerrado tras una cargada reseñable es como cuando abrían las puertas en Llamaradas
 
Pues claro que no hay que tener vergüenza!!
Tu foto sin ir más mas lejos.
 
@curro jimenez algo le debe haber sucedido para contar este recuerdo que seguramente no fue ayer.
No no... Fue en 2006 creo.
Tengo que añadir que no he visto pestillos en los baños de las casas alemanas en las que he estado. Que no han sido muchos, todo sea dicho.
A ver si pepino puedo puede decirnos si es normal o no.
 
Un colega de mi pueblo terminó con una de Calpe. Llevaba meses con ella y le dio por pasar la Nochebuena con la familia de ella. Estaba toda la familia y unos primos lo liaron con los chupitos. Este apenas bebe de normal y los chupitos le hicieron masa. De madrugada se levantó malisimo a vomitar y no recuerda nada más.
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No me siento en la taza ni en mi casa.

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Normal que la suegra te odie, desgraciao. Haciendo la grulla por los WC de Renania Westfalia

La vergüenza de oír a los de la cafetería mofarse del aborigen cagaleras, y encima tener que aguantar comentarios del tipo


Der Spanier scheißt wie ein Kranich, der auf der Toilette hockt. Deine Tochter ist mit einem Wilden durchgebrannt

Odia a su hija tanto más que a ti, seguro.
 
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Una cosa es cagar por doquier y otra cagar ir con diarrea a casa de tus suegros el día que los conoces.
Oye. En mi pueblo a la gente como tú los consideramos poco hombres por haber sido incapaces de domar a una hembra de su propia raza. ¿Pasa lo mismo en el tuyo?

¿Quedamos para hacernos unas pajas a mano cambiada mientras nos miramos tiernamente a los ojos? (!)
 
yo la primera vez que cague en casa de mis suegros, fue durante el coito con su hija y le cague al espejo de la puerta de un armario.
 
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