Hay algo morboso y extraño en la fijación que tenéis con el pelo de los famosos. Algo turbio, algo que subyace en lo más profundo y oscuro de la mente enferma de un ser miedoso y aterrado.
A mí este comportamiento de mirar las entradas de los otros machos con los que os topáis, me recuerda a lo de olisquear el culo cuando dos perros se cruzan. Es algo de ese estilo, alguna reminiscencia de algún instinto primario que como los perros a través del olor pueden saber la edad del otro, si está sano o enfermo, etc. Supongo que vosotros a través de la mata de pelo podréis hacer conjetura sobre el otro macho, si es un competidor joven con el que poder luchar para quedarse con las hembras, si tiene vigor y puede lastimaros, si tienes que cederle el turno cuando comáis de la presa, etc.
Por no hablar de que claramente es la punta del iceberg de una homosexualidad latente que aflora en pequeños detalles como este de estar todo el día examinando a otros hombres.