stavroguin 11
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- Solamente cuando pienses en ello y lo veas con indiferencia, como un mal recuerdo del pasado, entonces lo habrás superado.
- Cuando asumas que simplemente, quizá no tenía que ser, que a veces hay razones que desconocemos por las cuales ciertas cosas no tienen que suceder, y estés conforme con ello, entonces lo habrás superado.
- Cuando veas que el no haber estado con ella ni podía haber sido tan bueno ni ha resultado ser tan malo, entonces lo habrás superado.
Lo que si has hecho mal, siento decirlo, es haber rumiado tantos años ese pensamiento. Por pura practicidad. Es demasiado tiempo prestando atención a una puerta semi-abierta, que bien podía haber estado semi-cerrada, según como lo mires (el gato de schrondiger o como se escriba). Pero como no es posible que vuelvas atrás en el tiempo hasta que samsung invente la consabida máquina, lo pasado no se puede cambiar.
En verdad quizá tienes una vocecita en tu cabeza que te dice que no debías tirarte a la piscina y que era lo correcto. Y puede que tenga razón. Es como ese sexto sentido que te dice: "ciclon, no seas pringado (again); noo, so gili". Pues igual.
El otro error ha sido haber idealizado algo que quizá no hubiese sido como tu consideras. Nuestra psicología nos suele hacer caer en el engaño -por puro placer personal- en que si hay indicios de que algo podría ir bien, necesariamente va a ir bien y muchas veces no es así. Sí, claro, ni tu ni yo sabemos si la cosa hubiese ido bien, pero ver que esa situación de tenerla a tiro y ver que pasa y no terminar de tirar para adelante, dice mucho de cómo lo ves en realidad.
Yo creo que temes cagarla por algo que ni siquiera has tenido y en verdad te estás liando la manta a la cabeza.
Si mañana te levantas y piensas que te importa un pimiento si esa mujer te rechaza y no hay más tu tía, entonces es el momento de ir a saco. Hasta que no lo veas así, olvídala y punto pelota. No hay nada peor a la hora de pensar que tener la cabeza caliente. Las ideas que llevan a los actos adecuados no son las apropiadas. Lo sé por experiencia.
Vaya post más gaylord que me he escrito. Mariconismo puro oiga.
En los últimos quince años he pensado muy pocas veces en esa mujer, entre otras cosas porque cuando perdimos el contacto cesó mi época nuncafollista (la primera) y estuve bastantes años follando como un mico a todo lo que se ponía a tiro. Nadie pierde el tiempo añorando proyectos platónicos cuando puede paladear realidades sustanciosas. Recuerdo que una de nuestras últimas conversaciones fue a la vuelta de mi primer viaje a Cuba, en la que le relaté unas cuantas corridas satisfactorias en el coño de muchas mujeres multicolores, y creo que ahí se dio cuenta de que su influencia podía empezar a mermar. No esperaba encontrármela todavía apetitosa con el paso del tiempo y ello me desconcertó un poco al principio, pero la experiencia y mi aquilatada teoría misógina me ayudaron a no repetir errores del pasado dejándome llevar por los brotes verdes de la emoción en un día que fue pródigo en ellas. Vuelve a ser pasado remoto del que me acordaré de vez en cuando sin mayores implicaciones.
Totalmente de acuerdo. Si se odia, hay que odiar bien, desde el deseo hasta el acto. Lo que pasa es que hay mucho marica incapaz de hacer la transición entre el deseo y el acto, llevándole su impotencia a la única solución posible de rechazar el deseo. El deseo de destrucción de lo odiado no se rechaza, se ejecuta. Solo entonces, ante el liberador triunfo de la voluntad, es cuando se comprende la naturaleza bondadosa del odio como motor del alma. No se puede levantar un Imperio sin odiar a todo lo que se interponga en el camino.
Se equivoca, ilustre conforero.Vivir con odio agosta cualquier otra planta que pueda brotar en nuestro interior. Hay que tener claras las cosas, trazarnos una línea de conducta de la que no apartarnos, saber que gente y situaciones debemos evitar y que cosas no vamos a tolerar sin actuar en consecuencia, pero haciéndolo fríamente, por cuestión de principio, sin dejarnos llevar por arrebatos de rabia. El odio fue motor en determinados momentos de mi vida, pero los beneficios de esas acciones no me compensaron el monocultivo emocional interior al que me estaba llevando. Y a esta mujer en concreto no la he odiado nunca, solo he lamentado mi estéril, inoperante y absurda conducta con alguien a quien mi persona en el fondo le importaba un comino.