Voy, que este fin de semana no he estado muy pendiente del ordenador.
Como sigo en mi campaña de ahorrar que empecé en verano, he cogido unas clases de boxeo en un gimnasio. Empezó como una sustitucióin de mi profe de toda la vida para 4 sesiones porque él estaba de vacaciones; pero ha dejado preñada a la mujer y me las ofreció, así que las acepté.
Ya en verano noté yo que una de las alumnas me miraba mucho. De hecho, en la última clase me preguntó si no podía seguir yo.
Llevo cosa de un mes y poco dando clase y, bueno, hace un par de semanas les di mi teléfono para que lo apuntasen y me escribieran y poder hacer el típico grupo en el que poner si un día me retraso, informarles de veladas y que hagan un poco de piña. Obviamente, la primera en escribirme fue esta chica.
Los jueves ellos suelen quedarse tras la clase para tomar algo. Yo, al principio, no me unía, soy de natural vergonzoso y, en el fondo, si me tomo algo quiero desconectar del todo y no que me estén preguntando más cosas de boxeo. Pero un día me uní. Y pasé un buen rato y todo bien.
Al día siguiente, la chica me escribió. Para disculparse por si se había pasado con alguna broma. Yo dije que en absoluto y que puede gastarme todas las que quiera. A partir de ahí me escribe casi a diario.
El otro día, no recuerdo cómo, comenté en clase que hoy era mi cumpleaños. Y la chica se plantó el otro día, a las 1am, creo, en el pub en que estoy en la puerta para hablar un rato conmigo y traerme dos libros de regalo. Ahí estuvimos como una hora de charleta; cosa que se agradece porque las horas se hacen eternas.
Todo bien. Yo noto interés o eso creo; y precisamente eso me asusta un poco, porque es alumna y no quiero follones, y porque no creo que sea sólo un interés puramente sexual, y no quiero que nadie se haga ilusiones cuando yo, ahora mismo, parejas no quiero ni en pintura.
La chica es mona, inteligente, bromista y culta. Escribe, le interesa el arte y la música. Y es 10 años menor que yo.
En fin, hace un rato me ha escrito para felicitarme.