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Yo no pondría un nombre no castellano a alguno de mis hijos. Ha de tener raíces del latín a ser posible, no soy un bárbaro.Ya te dijo tu mujer que ponerle Iker era un poco una tontería.
Por la noche me fui a un festival de Swing
Esa es la idea. Ante peticiones de ese pelaje en el que te mira los dientes como si fueras un caballo, peticiones de títulos universitario a ver si tiene cerebro. Les jode bastante que les paguen con la misma moneda. Lo mismo para aquellas que preguntan "¿Cuánto mides?" para descartarte; la respuesta más adecuada es "¿Y tú cuánto pesas?". El mismo derecho tienes tú a descartar por peso que ellas a descartar por talla.
Creo que el viernes voy a quedar con otra muchacha.
Ha sido raro. Como ya he contado por aquí, tengo alguna app tipo Tinder que ojeo de cuando en cuando. Los días en que se me cruza el cable y pienso que ya está bien de tener el cacahué sin meter en remojo, entro y le doy a like a varias. Algún match surge, pero, la verdad, hay veces que ni los miro; la subida emocional ha llegado a su cumbre y yo ya estoy en la rampa de bajada sin ganas de nada.
El sábado, tras la cita horrible con la madre de Hugo, me dio por ojear una. Vi los matchs y una muchacha, graciosa, un poco hámster de cara, pero mona, me escribía diciendo que ella también hacía mucho deporte y estaba con la tesis. No sé cómo, salió el tema de que al día siguiente yo estaba de competición en Salobreña y ella me dijo que su padre iría seguramente.
Por la noche me fui a un festival de Swing -menudo panorama, todo sea dicho-, y olvidé la conversación por completo.
Al día siguiente bajamos a la playa con poca esperanza de nadar, mucha medusa, decían los medios. La cosa es que, al final, para sorpresa de casi todos, la prueba sale adelante. Así que me voy al arco de salida y allí que estoy a lo mío en bañador. Un señor mayor me habla. Nimiedades. Que si este año es un poco más larga porque salimos detrás del peñón. Que hay algas y el agua está verdosa.
Empiezo a ponerme el neopreno. A ayudar a mi colegas y a que me ayuden.
En éstas, veo al señor. Una muchacha con un bañador verde le está cerrando la cremallera. Es mona y me quedo mirándola pensando que tiene un polvo lento. Ella creo que me ve o qué sé yo, y parece saludarme, supongo que porque se siente observada. Yo, que soy lagartija, aparto la mirada y huyo.
Nadamos. He mejorado tiempo, mucho. Casi un minuto. Eso es cosa de la sal. Me he llevado alguna hostia y casi perdido las gafas, pero, al final, he llegado mejor que nunca. El señor entra casi a mi par. Nada bien el cabrón. O yo muy mal, tanto da. La chica, supongo que su nieta, lo recibe y le echa una foto. A mí me sonríe; debe haberse figurado lo que pensaba al mirarla antes.
Paso el día y me olvido del móvil, pese a que veo alguna notificación de la app de ligue.
Ayer, por yo que sé qué, me da por mirarla. MM, que así se llama en la muchacha con la que hablé el sábado en la app, me pregunta si mi neopreno es blanco con 'pinticas' blancas en las mangas. Le digo que sí extrañado. Me manda una foto llegando de la meta; en primer plano, su padre, a la derecha, yo quitándome las gafas.
Me dio cosa decirte nada, porque tú me miraste y no me dijiste hola. Pensaba que lo mismo no era lo que te habías imaginado, confiesa.
Yo me excuso. Digo abiertamente que soy subnormal y que no caí. Miro las fotos de la app y me pongo a pensar. Esa cara me suena. Coño, la que ayudaba al señor mayor con la cremallera. La que me quedé mirando como un bobo. La que no llevaba gafas.
Se lo cuento.
Se ríe.
Que en persona gano, me dice, que en las fotos de la app estoy muy delgado. Son de una mala época, me justifico, me quedé demasiado tieso, ahora estoy un poco más repuesto.
No me saludó, dice, porque al verme hablar con su padre, le dio miedo pensar que fuéramos amigos y que le daba vergüenza que su padre se enterase de que está en apps de este tipo.
Le explico que no, que era la primera vez que hablaba con él. Que si me quedé mirándola era porque me pareció muy bella, pero que como soy un tímido sin remedio, no me atreví a decir ni hola.
Pues vaya dos, me dice, habrá que solucionarlo.
El domingo voy a la prueba, contesto, ya sí podemos pasar un rato juntos, ¿no?
El domingo está mi padre, quedamos el viernes, mejor, y así estamos a solas.
Trato hecho, contesto.
De verdad, todo lo que te cuente es poco. Qué espectáculo.
A ver si legas a los 34.000 masunos para desbloquear el botón de "Abrir hilo"De verdad, todo lo que te cuente es poco. Qué espectáculo.
A ver si legas a los 34.000 masunos para desbloquear el botón de "Abrir hilo"![]()
De verdad, todo lo que te cuente es poco. Qué espectáculo.
Conclusiones:Creo que el viernes voy a quedar con otra muchacha.
Ha sido raro. Como ya he contado por aquí, tengo alguna app tipo Tinder que ojeo de cuando en cuando. Los días en que se me cruza el cable y pienso que ya está bien de tener el cacahué sin meter en remojo, entro y le doy a like a varias. Algún match surge, pero, la verdad, hay veces que ni los miro; la subida emocional ha llegado a su cumbre y yo ya estoy en la rampa de bajada sin ganas de nada.
El sábado, tras la cita horrible con la madre de Hugo, me dio por ojear una. Vi los matchs y una muchacha, graciosa, un poco hámster de cara, pero mona, me escribía diciendo que ella también hacía mucho deporte y estaba con la tesis. No sé cómo, salió el tema de que al día siguiente yo estaba de competición en Salobreña y ella me dijo que su padre iría seguramente.
Por la noche me fui a un festival de Swing -menudo panorama, todo sea dicho-, y olvidé la conversación por completo.
Al día siguiente bajamos a la playa con poca esperanza de nadar, mucha medusa, decían los medios. La cosa es que, al final, para sorpresa de casi todos, la prueba sale adelante. Así que me voy al arco de salida y allí que estoy a lo mío en bañador. Un señor mayor me habla. Nimiedades. Que si este año es un poco más larga porque salimos detrás del peñón. Que hay algas y el agua está verdosa.
Empiezo a ponerme el neopreno. A ayudar a mi colegas y a que me ayuden.
En éstas, veo al señor. Una muchacha con un bañador verde le está cerrando la cremallera. Es mona y me quedo mirándola pensando que tiene un polvo lento. Ella creo que me ve o qué sé yo, y parece saludarme, supongo que porque se siente observada. Yo, que soy lagartija, aparto la mirada y huyo.
Nadamos. He mejorado tiempo, mucho. Casi un minuto. Eso es cosa de la sal. Me he llevado alguna hostia y casi perdido las gafas, pero, al final, he llegado mejor que nunca. El señor entra casi a mi par. Nada bien el cabrón. O yo muy mal, tanto da. La chica, supongo que su nieta, lo recibe y le echa una foto. A mí me sonríe; debe haberse figurado lo que pensaba al mirarla antes.
Paso el día y me olvido del móvil, pese a que veo alguna notificación de la app de ligue.
Ayer, por yo que sé qué, me da por mirarla. MM, que así se llama en la muchacha con la que hablé el sábado en la app, me pregunta si mi neopreno es blanco con 'pinticas' blancas en las mangas. Le digo que sí extrañado. Me manda una foto llegando de la meta; en primer plano, su padre, a la derecha, yo quitándome las gafas.
Me dio cosa decirte nada, porque tú me miraste y no me dijiste hola. Pensaba que lo mismo no era lo que te habías imaginado, confiesa.
Yo me excuso. Digo abiertamente que soy subnormal y que no caí. Miro las fotos de la app y me pongo a pensar. Esa cara me suena. Coño, la que ayudaba al señor mayor con la cremallera. La que me quedé mirando como un bobo. La que no llevaba gafas.
Se lo cuento.
Se ríe.
Que en persona gano, me dice, que en las fotos de la app estoy muy delgado. Son de una mala época, me justifico, me quedé demasiado tieso, ahora estoy un poco más repuesto.
No me saludó, dice, porque al verme hablar con su padre, le dio miedo pensar que fuéramos amigos y que le daba vergüenza que su padre se enterase de que está en apps de este tipo.
Le explico que no, que era la primera vez que hablaba con él. Que si me quedé mirándola era porque me pareció muy bella, pero que como soy un tímido sin remedio, no me atreví a decir ni hola.
Pues vaya dos, me dice, habrá que solucionarlo.
El domingo voy a la prueba, contesto, ya sí podemos pasar un rato juntos, ¿no?
El domingo está mi padre, quedamos el viernes, mejor, y así estamos a solas.
Trato hecho, contesto.
¿Ella la del próximo viernes?Y si ella busca algo más?
¿Ella la del próximo viernes?
Es una historia muy bonita, mi corazón de quinceañera dice que esta es la buena.Creo que el viernes voy a quedar con otra muchacha.
Ha sido raro. Como ya he contado por aquí, tengo alguna app tipo Tinder que ojeo de cuando en cuando. Los días en que se me cruza el cable y pienso que ya está bien de tener el cacahué sin meter en remojo, entro y le doy a like a varias. Algún match surge, pero, la verdad, hay veces que ni los miro; la subida emocional ha llegado a su cumbre y yo ya estoy en la rampa de bajada sin ganas de nada.
El sábado, tras la cita horrible con la madre de Hugo, me dio por ojear una. Vi los matchs y una muchacha, graciosa, un poco hámster de cara, pero mona, me escribía diciendo que ella también hacía mucho deporte y estaba con la tesis. No sé cómo, salió el tema de que al día siguiente yo estaba de competición en Salobreña y ella me dijo que su padre iría seguramente.
Por la noche me fui a un festival de Swing -menudo panorama, todo sea dicho-, y olvidé la conversación por completo.
Al día siguiente bajamos a la playa con poca esperanza de nadar, mucha medusa, decían los medios. La cosa es que, al final, para sorpresa de casi todos, la prueba sale adelante. Así que me voy al arco de salida y allí que estoy a lo mío en bañador. Un señor mayor me habla. Nimiedades. Que si este año es un poco más larga porque salimos detrás del peñón. Que hay algas y el agua está verdosa.
Empiezo a ponerme el neopreno. A ayudar a mi colegas y a que me ayuden.
En éstas, veo al señor. Una muchacha con un bañador verde le está cerrando la cremallera. Es mona y me quedo mirándola pensando que tiene un polvo lento. Ella creo que me ve o qué sé yo, y parece saludarme, supongo que porque se siente observada. Yo, que soy lagartija, aparto la mirada y huyo.
Nadamos. He mejorado tiempo, mucho. Casi un minuto. Eso es cosa de la sal. Me he llevado alguna hostia y casi perdido las gafas, pero, al final, he llegado mejor que nunca. El señor entra casi a mi par. Nada bien el cabrón. O yo muy mal, tanto da. La chica, supongo que su nieta, lo recibe y le echa una foto. A mí me sonríe; debe haberse figurado lo que pensaba al mirarla antes.
Paso el día y me olvido del móvil, pese a que veo alguna notificación de la app de ligue.
Ayer, por yo que sé qué, me da por mirarla. MM, que así se llama en la muchacha con la que hablé el sábado en la app, me pregunta si mi neopreno es blanco con 'pinticas' blancas en las mangas. Le digo que sí extrañado. Me manda una foto llegando de la meta; en primer plano, su padre, a la derecha, yo quitándome las gafas.
Me dio cosa decirte nada, porque tú me miraste y no me dijiste hola. Pensaba que lo mismo no era lo que te habías imaginado, confiesa.
Yo me excuso. Digo abiertamente que soy subnormal y que no caí. Miro las fotos de la app y me pongo a pensar. Esa cara me suena. Coño, la que ayudaba al señor mayor con la cremallera. La que me quedé mirando como un bobo. La que no llevaba gafas.
Se lo cuento.
Se ríe.
Que en persona gano, me dice, que en las fotos de la app estoy muy delgado. Son de una mala época, me justifico, me quedé demasiado tieso, ahora estoy un poco más repuesto.
No me saludó, dice, porque al verme hablar con su padre, le dio miedo pensar que fuéramos amigos y que le daba vergüenza que su padre se enterase de que está en apps de este tipo.
Le explico que no, que era la primera vez que hablaba con él. Que si me quedé mirándola era porque me pareció muy bella, pero que como soy un tímido sin remedio, no me atreví a decir ni hola.
Pues vaya dos, me dice, habrá que solucionarlo.
El domingo voy a la prueba, contesto, ya sí podemos pasar un rato juntos, ¿no?
El domingo está mi padre, quedamos el viernes, mejor, y así estamos a solas.
Trato hecho, contesto.
Pues, a ver. En esta app, en concreto, cada uno pone lo que busca. Y yo especifico que no busco nada con compromiso. A partir de ahí, cada uno es libre de engañarse como quiera.Si. También aplicable a cualquier otra ya que has dicho que no te apetece una relación.
La ultima vez que oi que alguien se llamaba hugo, era una joven que se cambio el nombre a hombre si en su DNI ponia hugo pero su cuerpo era de chica ya sabeis, toda y todes y todos nos podemos cambiar el nombreEso por no hablar de la moda de llamar a los niños Hugo.
Han pasado ya las modas de Iker, Izan, Lucía, Paula y Claudia
¿Esa APP es fuego de vida verdad?Pues, a ver. En esta app, en concreto, cada uno pone lo que busca. Y yo especifico que no busco nada con compromiso. A partir de ahí, cada uno es libre de engañarse como quiera.
Si el tema sale en la conversación, volveré sobre lo mismo. Si, aun así, quiere algo esporádico, las ilusiones que se pueda hacer son cosa de ella.
También hay algo que está claro: yo, en frío, no quiero nada serio; pero una cosa es lo que se piensa y otra lo que ocurre.
En fin, que ser claro en todo momento y poco más.
No pillo lo segundo.¿Qué novedades hay?
¿Esa APP es fuego de vida verdad?
Hay un hilo en el que se habla de esa APP...No pillo lo segundo.
Link, plis.Hay un hilo en el que se habla de esa APP...
Era una broma hombre
Siempre he sido un slow learner.75 páginas empezando de cero. Mira, si fueses un caballo hace 74 páginas que alguien te habría pegado el tiro de gracia para que no sufrieses.
Neopreno mi estimado, neopreno en el Mediterránedo.El pelúo va a mojar los pelitos de la poshita el viernes.
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