Siga el video a continuación para ver cómo instalar nuestro sitio como una aplicación web en su pantalla de inicio.
Nota: Esta función puede no estar disponible en algunos navegadores.
Bien.Melena a lo Cleopatra
Muy bientetas voluminosas
Muy bienHa estudiado música [clarinete], tiene un doctorado y ahora oposita.
Brutalla hora de pagar. A medias, que lo propone ella.
Responsableuna cocacola para ella, que tiene que conducir
No tiene gatos que se peleen con la tuyasoy alérgica
Pelo Cleopatra y gafas... Mucho morbo.
Se quita las gafas
MUY RESPONSABLEme pide que me ponga un condón.
Sublime, muy buen relato y buena operación soldado, sus maniobras han respetado, en tiempo y en ejecución ,una precisión perfecta. DisfrúteloEn principio, ella me dijo de vernos esta semana. Pero está de viaje y ya veremos a ver cómo se tercia la semana.
Pues, a ver, quedamos en un bar al que suelo ir y del que soy amigo del dueño porque, además, el tío se va de vacaciones y se casa, y me quería despedir.
Yo llegué antes que ella, que soy puntual, y entré para no pasar calor. Me pusieron una tapa de salmorejo mientras esperaba y tan pichi. Ella vive en un pueblo y tenía que aparcar, así que estaba tardando. Esto me hacía pensar que la cosa serían tres vinos y cada uno a su casa, porque el pueblo está lejos.
Por fin aparece. Como en las fotos y como la recordaba de la playa. Melena a lo Cleopatra, tetas voluminosas tras una camiseta de tirantes con escote y falda corta vaquera. Saludo con dos besos, se sienta y empezamos a hablar. Yo soy tímido, pero ese día estoy suelto. Ella es evidentemente nerviosa y habla bastante para disimular. Ha estudiado música [clarinete], tiene un doctorado y ahora oposita.
La conversación fluye y los vinos se suceden.
Van saliendo temas. Mi doctorado, música, libros, el deporte. En fin, intrascendencias. Pero, con el vino, mi lengua se suelta, la suya frena un poco y aparecen las risas.
Me siento cómodo, mucho, pero toca la hora de pagar. A medias, que lo propone ella. Minipunto y punto para el equipo de las chicas. Al salir, me despido del dueño y del camarero, que se va definitivamente al extranjero. El dueño me regala dos botellas de vino a las que les falta una copa. Hay que tratar bien a los buenos clientes, sobre todo si son tan apañados como tú, me dice. Yo sólo sé responder con un ay, qué bonico eres.
Ella, no sé si por esto, o por lo que sea, me sonríe, se ve que lo de que a uno lo conozcan y cuiden, le gusta.
Al salir, propone dar un paseo, no sé cómo interpretarlo, si necesita que se le baje el alcohol, si le apetece o si sólo quiere alargar un poco más la cosa.
Conforme andamos, cada vez se acerca más, pero manteniendo algo de distancia. Propone ir a un sitio que no conozco, un sitio de copas en la ladera de una colina con vistas a Granada. Esté lleno de niñatos de 20 y de viejales de 60. Somos los únicos que viven en la media de edad de una clientela tan polarizada.
En la barra, una cocacola para ella, que tiene que conducir, una Alhambra Especial para mí; quería una sin alcohol, pero no les quedan. Esta vez sí, pago yo.
Nos vamos a una mesa y la conversación continúa. Me deja caer que debo ligar mucho. Yo le digo que no. Que no sé pillar las indirectas. Que soy un simple al que hay que irle de frente y mirando a los ojos, porque, sino, no sé leer los indicios. Ella no se lo termina de creer; o eso dice.
Y, de nuevo, cada vez está más cerca.
Se da cuenta de que son las 3 y algo. Qué tarde, dice. Yo contesto que estoy a gusto y no me he dado cuenta de la hora. Ella dice lo mismo, pero mira el reloj. ¿Tienes prisa?, pregunto, porque yo no.
Y, ahí. sinceramente, no sé bien qué pasó, pero un segundo después nos estábamos liando. Se separa, me dice que no sabía cuánto más iba a pasar si que la besara. Yo le recuerdo que yo no sé dar el primer paso. Pues vamos a tu casa, me dice.
Camino al coche, nos besamos y nos metemos mano. Yo podría tener un lío contigo aquí mismo, dice. Hombre, salvo que te vaya ese rollo, mejor en mi casa, ¿no?
Se ríe.
En el coche, le acaricio el cuello y ella se gira de cuando en cuando a besarme. Llegamos a mi casa, le ofrezco mi cochera, no tengo coche y moviendo la moto al fondo, el suyo cabe de sobra. La dejo junto a la plaza mientras subo a por las llaves de la moto. Me entretengo un poco para asegurarme de que no haya nada por medio que mande todo al carajo en el último momento.
Me excuso diciendo que la gata se había escapado. Gata, soy alérgica, dice, pero, bueno, da igual. Y me come los morros otra vez.
Llegamos al patio de mi casa. Que le suena. Que ella ha estado ahí. Ah, sí, coño, su amiga vivió allí un tiempo.
Casualidades de una ciudad minúscula.
Entramos en mi casa y, bueno, lo que pasa en un polvo. Nos morreamos, nos mordemos, nos lamemos. Ella, desde el principio, gime bastante, y bastante alto. Con la ropa puesta seme restriega y me quita la camiseta. Hace lo mismo con la suya. Me besa. Para. Se quita las gafas. Me sigue besando.
Yo me paro a pensar por qué tenemos la manía de cerrar los ojos al besar. Así que los abro. Nadie es bello tan de cerca. Los cierro.
Le subo la falda. Tanga de encaje. Se me restriega. Gime.
Vamos a la cama, no sin antes abrir las ventanas. Estamos sudando como cerdos los dos. Se sigue restregando y me pide que me ponga un condón. Abro el armario y le doy una caja sin estrenar. O follas mucho o muy poco, dice. Ya te dije que estoy oxidado. Me lo pongo, no sin que antes me haga una felación, y empezamos, ella encima, yo debajo. Se mueve bien y es divertido. Yo me sorprendo aguantado como nunca, quizá porque me agobia el hecho de que es un poco cuidosa en un patio que siempre tiene un silencio monacal.
A mitad, para. Me dice que tiene que respirar. La verdad es que los dos estamos chorreando sudor. Agradezco al mundo hacer tanto cardio y le digo que se tumbe ella. Me pongo encima y me tiro un rato ahí hasta que nos corremos.
Nos vamos a la ducha. Por turnos, no sé, ahora que lo pienso, por qué no fuimos juntos. Ah, sí, porque vine a escribir al foro.
En la cama, me pregunta si se puede quedar. Le digo que sí, que no hay problema. Me pregunta, también, si me ha forzado a hacer algo que no quisiera, le digo que no.
Nos quedamos dormidos y me despierto a las 7, con ella echada encima mía. En pelotas, yo con boxer, y la ventana abierta de par en par al patio de la comunidad. Si alguien tenía dudas, éramos nosotros los del follón. Le preparo el desayuno y a mí también. Me agradece la noche y todo lo demás. Que le van a quedar agujetas.
Yo sonrío por no admitir que a mí también.
Me dice varias veces que soy muy bonico. Muy sexy. Que le gusta mi perfil. Yo no sé que contestar a eso.
La acompaño a coger el coche. A ver qué le dice a su madre. Se ha venido a vivir con ella mientras oposita y es muy preguntona. Yo voy sin camiseta, en short, puro estilo Albaicín.
Le cuesta salir, el giro de la cochera es muy puto. Estas calles son así.
Me apoyo en la ventanilla, me besa.
- Oye, ¿me vas a llamar?
- Sí, claro.
- Pero no te sientas obligado, ¿eh?
- Tranquila, no hago nada por obligación. Ya no.
Me besa otra vez.
Me da las gracias por la noche y se va.
Excelente relato. Habéis hablado más? Cuándo os volvéis a ver?En principio, ella me dijo de vernos esta semana. Pero está de viaje y ya veremos a ver cómo se tercia la semana.
Pues, a ver, quedamos en un bar al que suelo ir y del que soy amigo del dueño porque, además, el tío se va de vacaciones y se casa, y me quería despedir.
Yo llegué antes que ella, que soy puntual, y entré para no pasar calor. Me pusieron una tapa de salmorejo mientras esperaba y tan pichi. Ella vive en un pueblo y tenía que aparcar, así que estaba tardando. Esto me hacía pensar que la cosa serían tres vinos y cada uno a su casa, porque el pueblo está lejos.
Por fin aparece. Como en las fotos y como la recordaba de la playa. Melena a lo Cleopatra, tetas voluminosas tras una camiseta de tirantes con escote y falda corta vaquera. Saludo con dos besos, se sienta y empezamos a hablar. Yo soy tímido, pero ese día estoy suelto. Ella es evidentemente nerviosa y habla bastante para disimular. Ha estudiado música [clarinete], tiene un doctorado y ahora oposita.
La conversación fluye y los vinos se suceden.
Van saliendo temas. Mi doctorado, música, libros, el deporte. En fin, intrascendencias. Pero, con el vino, mi lengua se suelta, la suya frena un poco y aparecen las risas.
Me siento cómodo, mucho, pero toca la hora de pagar. A medias, que lo propone ella. Minipunto y punto para el equipo de las chicas. Al salir, me despido del dueño y del camarero, que se va definitivamente al extranjero. El dueño me regala dos botellas de vino a las que les falta una copa. Hay que tratar bien a los buenos clientes, sobre todo si son tan apañados como tú, me dice. Yo sólo sé responder con un ay, qué bonico eres.
Ella, no sé si por esto, o por lo que sea, me sonríe, se ve que lo de que a uno lo conozcan y cuiden, le gusta.
Al salir, propone dar un paseo, no sé cómo interpretarlo, si necesita que se le baje el alcohol, si le apetece o si sólo quiere alargar un poco más la cosa.
Conforme andamos, cada vez se acerca más, pero manteniendo algo de distancia. Propone ir a un sitio que no conozco, un sitio de copas en la ladera de una colina con vistas a Granada. Esté lleno de niñatos de 20 y de viejales de 60. Somos los únicos que viven en la media de edad de una clientela tan polarizada.
En la barra, una cocacola para ella, que tiene que conducir, una Alhambra Especial para mí; quería una sin alcohol, pero no les quedan. Esta vez sí, pago yo.
Nos vamos a una mesa y la conversación continúa. Me deja caer que debo ligar mucho. Yo le digo que no. Que no sé pillar las indirectas. Que soy un simple al que hay que irle de frente y mirando a los ojos, porque, sino, no sé leer los indicios. Ella no se lo termina de creer; o eso dice.
Y, de nuevo, cada vez está más cerca.
Se da cuenta de que son las 3 y algo. Qué tarde, dice. Yo contesto que estoy a gusto y no me he dado cuenta de la hora. Ella dice lo mismo, pero mira el reloj. ¿Tienes prisa?, pregunto, porque yo no.
Y, ahí. sinceramente, no sé bien qué pasó, pero un segundo después nos estábamos liando. Se separa, me dice que no sabía cuánto más iba a pasar si que la besara. Yo le recuerdo que yo no sé dar el primer paso. Pues vamos a tu casa, me dice.
Camino al coche, nos besamos y nos metemos mano. Yo podría tener un lío contigo aquí mismo, dice. Hombre, salvo que te vaya ese rollo, mejor en mi casa, ¿no?
Se ríe.
En el coche, le acaricio el cuello y ella se gira de cuando en cuando a besarme. Llegamos a mi casa, le ofrezco mi cochera, no tengo coche y moviendo la moto al fondo, el suyo cabe de sobra. La dejo junto a la plaza mientras subo a por las llaves de la moto. Me entretengo un poco para asegurarme de que no haya nada por medio que mande todo al carajo en el último momento.
Me excuso diciendo que la gata se había escapado. Gata, soy alérgica, dice, pero, bueno, da igual. Y me come los morros otra vez.
Llegamos al patio de mi casa. Que le suena. Que ella ha estado ahí. Ah, sí, coño, su amiga vivió allí un tiempo.
Casualidades de una ciudad minúscula.
Entramos en mi casa y, bueno, lo que pasa en un polvo. Nos morreamos, nos mordemos, nos lamemos. Ella, desde el principio, gime bastante, y bastante alto. Con la ropa puesta seme restriega y me quita la camiseta. Hace lo mismo con la suya. Me besa. Para. Se quita las gafas. Me sigue besando.
Yo me paro a pensar por qué tenemos la manía de cerrar los ojos al besar. Así que los abro. Nadie es bello tan de cerca. Los cierro.
Le subo la falda. Tanga de encaje. Se me restriega. Gime.
Vamos a la cama, no sin antes abrir las ventanas. Estamos sudando como cerdos los dos. Se sigue restregando y me pide que me ponga un condón. Abro el armario y le doy una caja sin estrenar. O follas mucho o muy poco, dice. Ya te dije que estoy oxidado. Me lo pongo, no sin que antes me haga una felación, y empezamos, ella encima, yo debajo. Se mueve bien y es divertido. Yo me sorprendo aguantado como nunca, quizá porque me agobia el hecho de que es un poco cuidosa en un patio que siempre tiene un silencio monacal.
A mitad, para. Me dice que tiene que respirar. La verdad es que los dos estamos chorreando sudor. Agradezco al mundo hacer tanto cardio y le digo que se tumbe ella. Me pongo encima y me tiro un rato ahí hasta que nos corremos.
Nos vamos a la ducha. Por turnos, no sé, ahora que lo pienso, por qué no fuimos juntos. Ah, sí, porque vine a escribir al foro.
En la cama, me pregunta si se puede quedar. Le digo que sí, que no hay problema. Me pregunta, también, si me ha forzado a hacer algo que no quisiera, le digo que no.
Nos quedamos dormidos y me despierto a las 7, con ella echada encima mía. En pelotas, yo con boxer, y la ventana abierta de par en par al patio de la comunidad. Si alguien tenía dudas, éramos nosotros los del follón. Le preparo el desayuno y a mí también. Me agradece la noche y todo lo demás. Que le van a quedar agujetas.
Yo sonrío por no admitir que a mí también.
Me dice varias veces que soy muy bonico. Muy sexy. Que le gusta mi perfil. Yo no sé que contestar a eso.
La acompaño a coger el coche. A ver qué le dice a su madre. Se ha venido a vivir con ella mientras oposita y es muy preguntona. Yo voy sin camiseta, en short, puro estilo Albaicín.
Le cuesta salir, el giro de la cochera es muy puto. Estas calles son así.
Me apoyo en la ventanilla, me besa.
- Oye, ¿me vas a llamar?
- Sí, claro.
- Pero no te sientas obligado, ¿eh?
- Tranquila, no hago nada por obligación. Ya no.
Me besa otra vez.
Me da las gracias por la noche y se va.
Sí, intercambio de mensajes por WhatsApp. El fin de semana bastante. Desde el lunes, que se fue de viaje con la familia, muy poco. Se supone que vuelve hoy y me escribiría para vernos estos días. No lo tengo yo muy claro, pero os iré diciendo.Excelente relato. Habéis hablado más? Cuándo os volvéis a ver?
La tienes en el bote, pon fecha de boda. " Y tú lo sabes " como diría J. IglesiasSí, intercambio de mensajes por WhatsApp. El fin de semana bastante. Desde el lunes, que se fue de viaje con la familia, muy poco. Se supone que vuelve hoy y me escribiría para vernos estos días. No lo tengo yo muy claro, pero os iré diciendo.
Queda con ella y vive una aventura con una mujer que se viste por los pies, que merece la pena conocer gente de puta madre en este saco de subnormales que es la vida.Sí, intercambio de mensajes por WhatsApp. El fin de semana bastante. Desde el lunes, que se fue de viaje con la familia, muy poco. Se supone que vuelve hoy y me escribiría para vernos estos días. No lo tengo yo muy claro, pero os iré diciendo.
Mantente a lo tuyo y que ya se mueva ella, porque en cuanto vea que tú eres el que la busca…mal vamos. Tú ya le has escrito y mostrado tu interés, que mueva ficha ella o que desaparezca para siempre.Sinceramente, no creo que esto tenga mucho más recorrido. Me dijo que, de viaje con la familia, no le haría mucho caso al móvil y me pareció lógico. El otro día le escribí y tardó varias horas en responder. OK, lo normal, según me contó, así que me dije, bueno, pues que sea ella la que tome la iniciativa y listo. Desde entonces no hemos hablado nada. No sé cuándo llega o si, de hecho, ya lo ha hecho. Me da que esto ha sido flor de un día. Os iré contando porque, sí o sí, creo, la veré el domingo en competición.
En esa línea. Ayer estuve nadando con una gente de aquí con la que voy a competiciones; entrenamos 2km y luego nos quedamos tomando algo allí, que cada uno lleva algo de comer y listo. Total, hice migas con una fisio que me pidió el móvil para ir la semana que viene al pantano a remar. Iremos viendo cómo va la cosa.Mantente a lo tuyo y que ya se mueva ella, porque en cuanto vea que tú eres el que la busca…mal vamos. Tú ya le has escrito y mostrado tu interés, que mueva ficha ella o que desaparezca para siempre.
Rompiste una barrera y ahora hay que aprovechar tu vuelta al terreno de juego, con la testosterona en alto.
así que me dije, bueno, pues que sea ella la que tome la iniciativa y listo.
Las físios hacen buenos masajes remando en secoEn esa línea. Ayer estuve nadando con una gente de aquí con la que voy a competiciones; entrenamos 2km y luego nos quedamos tomando algo allí, que cada uno lleva algo de comer y listo. Total, hice migas con una fisio que me pidió el móvil para ir la semana que viene al pantano a remar. Iremos viendo cómo va la cosa.
¿Ya no le volverás a escribir hasta que lo haga ella, o ahora te toca a ti la próxima iniciativa, o cómo es?Me ha escrito. Ya está por aquí y blaos varios. Que entre el estudio y la familia que sigue por aquí, está muy liada y tendrá menos posibilidades de quedar, que nos vemos la semana que viene. Yo he respondido que vale, que sin problema, que cuando a ella le apetezca, avise.
Ahora si puedes activar el modo "bonobo" sin pensar que es para protegerte...Sinceramente, no creo que esto tenga mucho más recorrido. Me dijo que, de viaje con la familia, no le haría mucho caso al móvil y me pareció lógico. El otro día le escribí y tardó varias horas en responder. OK, lo normal, según me contó, así que me dije, bueno, pues que sea ella la que tome la iniciativa y listo. Desde entonces no hemos hablado nada. No sé cuándo llega o si, de hecho, ya lo ha hecho. Me da que esto ha sido flor de un día. Os iré contando porque, sí o sí, creo, la veré el domingo en competición.
No es mi intención, ni mucho, menos, porque yo no soy así y estoy bastante liado ahora con papeleos del libro, pero, vamos, si surge y me apetece, no le guardo la vez a nadie ya.Ahora si puedes activar el modo "bonobo" sin pensar que es para protegerte...
A por todas truhán
No lo creo, no. No me interesan mucho las interacciones adolescentes por WhatsApp. Me cansa mucho ese rollo.¿Ya no le volverás a escribir hasta que lo haga ella, o ahora te toca a ti la próxima iniciativa, o cómo es?
Hoy estoy yo solo en el bar. Tres vinos y a dormir.¿Alguien más tiene la sensación de que Spawner se pasa la vida "tomándose algo con el grupo/la gente de ____"? Debe mantener él solo con sus grupos tres o cuatro bares.
El próximo miércoles cocina rabo de toro a ver si lo pilla. Ánimo campeónHoy estoy yo solo en el bar. Tres vinos y a dormir.
Pero no te dejes engañar, lo de los miércoles es mucho más campechano, cada uno cocina algo y lo ponemos en común y nos echamos un rato al fresco en la orilla del pantano.
En la cama, me pregunta si se puede quedar. Le digo que sí, que no hay problema. Me pregunta, también, si me ha forzado a hacer algo que no quisiera, le digo que no.
Utilizamos cookies esenciales para que este sitio funcione, y cookies opcionales para mejorar tu experiencia.