En relación a esto que comentáis sobre lo chungo que es salirse sexualmente de la convención en una pareja, hace poco me contó una amiga algo que viene que ni pintado.
Dejó a su chico. Ella me daba los motivos y yo, la verdad, no los entendía. Estaba como muy enfadada con él, y como albergando rencor, cuando era ella quien le había dado puerta al otro. Me juraba que no había cuernos, que eran otras cosas.
Un día, con dos vinos de más, se sinceró. No sabe cómo, un fin de semana, en una cena con otra pareja en casa, acabaron los 4 encamados. Cambiando de orificio y de amante como el que pasa páginas de un libro. Al día siguiente, vino la conversación gorda y, como buenos modernos, ay, qué bien todo, qué ilusión, que me he comido un coño y me ha gustado. Lo hablaron con detalle y establecieron normas. Con tal de que follaran entre ellos, daba igual que estuvieran dos, que tres, que el grupete completo.
Todo iba bien, se daban mucho gusto en las pelotas y las sonrisas verticales brillaban de emoción.
Hasta que todo dejó de estar bien.
Un día ella había discutido con su chico. Por una tontería, pero se habían ido cada uno por su lado y sin hablar. Quedaron por la tarde para arreglarlo y él llegó tarde. Que se había entretenido, nada serio. Todo se solventa y a otra cosa.
Pero las mentiras tienen las patas muy cortas y, si el que miente no tiene memoria, más. Se ve que lo pilló en un renuncio, al novio, se entiende. Y dejó caer que había visto a la novia del amigo esa semana, ése día, justo antes de quedar con ella para arreglar su drama. La otra se mosquea y tira de una cuerda que es mejor dejar flotando, porque en el otro cabo está la verdad que huele, la que apesta. El novio de mi amiga, tras discutir con ella, se fue a casa de la otra a contarle la bronca, sólo buscando consuelo y consejo, pero recibió una soberana mamada y un rato de vaivén.
Pues ya la tenemos montada.
Mi amiga deja al novio en un ataque de cuernos y, de la otra, no quiere saber nada. Del cuarto en cuestión sí. Siguen quedando, aunque le deja muy claro que no se van a acostar más.
Pero, oh, sorpresa, nuevo giro de guion. Que el novio, el cuarto al que, por ahora, nada había que echar en cara, sabía lo que ocurrió ese día. Que él, además, defiende a su pareja, que qué otra cosa puede hacer. Pues, total, mi amiga se queda sin novio, sin amigo y sin tía que le haga la tijera.
Eso sí, ahora es bisexual convencida. De comer coños esporádicamente, nada más, dice, de marido ella quiere una polla.