Y algunas aún va más lejos: no sólo quieren verse eximidas de la responsabilidad de sus actos, sino que empiezan a himbestigar sobre el tema y de repente se ponen a hacer cartas astrales, es decir, se convierten en las mediums entre este mundo terrenal y lo mágico de ese pensamiento, otorgándose a sí mismas una posición a medio camino entre ambos mundos y creyéndose mejor que los demás o creyéndose que desvelan arcanos secretos a los que la humanidad no tiene acceso. Porque es más fácil investigar sobre los signos del zodiaco que investigar sobre la más prosaica física o la química. Es como los que estudian acupuntura o se hacen un cursillo de medicina china al alcance de cualquier retromonguer. Es que estudiar medicina de verdad es mu chungo y científico, mejor algo vago, incomprensible, voluble, indeterminado, yinyanesco.
Lo cierto es que cuando te apartas de la sociedad y la observas desde un punto de vista externo ves en ella cosas que el que vive dentro y conforme a las reglas no ve. Sal un día a mamarte con los colegas y a ligar y sal otro día solo y no vayas a mamarte con los colegas y a ligar sino a observar a quienes van a mamarse con los colegas y a ligar y verás patrones de conducta, modos, maneras, acciones y movimientos que el día anterior no has visto. Te percatarás de muchas más cosas, podrás, desde ese margen, diseccionar el comportamiento de quienes están dentro de él casi como un zoólogo disecciona el comportamiento de un grupo de monos. Algo hay de de lucidez en quien se queda en el margen mirando al mundo. Por fuerza ha de verlo de otra forma, por fuerza ha de identificar lo que el que lo protagoniza no ve porque está demasiado ocupado en protagonizarlo. ¿Te crees que el delantero, al encarar la defensa contraria, ve la posición de quienes tiene detrás o de cómo se ordenan en el verde sus centrocampistas? No. Está ocupado encarando a la defensa; es el entrenador, que está fuera, al margen, observando, el que se da cuenta de que cuando el delantero encara los medios dejan un hueco en la banda derecha que ni estos saben que dejan.