Yo reconozco que soy adicto a los productos Kinder. Pero no al Kinder sorpresa, eso es para maricas desviados, a mi lo que me tira es el Kinder Bueno y el Kinder Delice. Me puedo zampar un paquete entero en un rato, sin parar.
Con el chocolate negro me pasa lo mismo, no puedo parar, cuanto más porcentaje mejor, de ese que amarga. Pero puedo controlarlo. Si los hay en casa, me los zampo, si no, no lo necesito. Lo que no voy a hacer es ir a comprarlos yo como si fuera una puta ama de casa.
El rollo de los cafés me parece deleznable. Más allá de la frase de redimido hijo de puta "si no me tomo un café no soy persona", esta esa peña que se mete 7 u 8 cafés cada mañana y que me parecen anormales.
El amigo que comentaba antes que se tomaba cortados con dos sobres de azúcar, lo empezó cuando dejó de fumar dos paquetes diarios. Es decir, dejó de fumar para meterse azúcar en vena... sinceramente, no sé que veneno es peor.
Lo que me lleva a la conclusión de que el adicto siempre será adicto, da igual la sustancia. El tema es tomar algo sin mesura.