sargentocubata
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Tengo la convicción de que todo ser humano tiene sus obsesiones, si entendemos por ésta la idea recurrente que reside en uno y puede llegar a ser percibida por otro o uno mismo como una perturbación de su cuerpo y/o mente. Y si ello es así, tal cual yo lo veo, advierto que todo forero de este lodazal tiene las suyas propias.
Hablemos, pues, si queréis, de nuestras obsesiones mundanas...
Yo, por ejemplo, hace bastante tiempo que estoy obsesionado con mi cuñada, la hermana de mi esposa... cuarentona, soltera sin compromiso, y con un trabajo envidiable. No es que sea especialmente guapa, pero tampoco es fea. No tiene un cuerpo escultural, pero tampoco está gorda o desproporcionada. Es más, mi señora le da un par de vueltas en cuanto a belleza, distinción y saber hacer. Pero la obsesión es ella, la otra, mi cuñada.
Para que os imaginéis, tiene un extraordinario parecido a Frances Dee:
Ni que decir tiene que esa obsesión, al principio, no era más que una idea sin mayor relevancia, tomada en ocasiones para satisfacer mi imaginación masturbatoria. Pero lo que comenzó siendo así, se hizo cada vez más recurrente, hasta convertirse en auténtica obsesión. Con sólo verla, mi trompa se enquista y padezco erecciones descomunales. Y cuando follo con mi mujer - que es muy a menudo, por cierto - la mayoría de las veces a quien siento y veo es a ella.
La muy puta, creo que lo sabe o se lo imagina, y cuando viene a casa lo hace cada vez de forma más sugerente, alardeando de pezones (ahí reside uno de sus fuertes), sin perder la oportunidad de dirigirme una pícara sonrisa al cruzarse en mi camino, bajando su mirada hasta mi fornido paquete. Y yo, como una maricona, me sonrojo y paralizo, a la par que pienso... la próxima vez será.
Y ahora, jodidos subnormales, ya podéis comenzar a hablar de vuestras obsesiones, de lo que os salga del carajo o directante de pollas.
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Hablemos, pues, si queréis, de nuestras obsesiones mundanas...
Yo, por ejemplo, hace bastante tiempo que estoy obsesionado con mi cuñada, la hermana de mi esposa... cuarentona, soltera sin compromiso, y con un trabajo envidiable. No es que sea especialmente guapa, pero tampoco es fea. No tiene un cuerpo escultural, pero tampoco está gorda o desproporcionada. Es más, mi señora le da un par de vueltas en cuanto a belleza, distinción y saber hacer. Pero la obsesión es ella, la otra, mi cuñada.
Para que os imaginéis, tiene un extraordinario parecido a Frances Dee:
Ni que decir tiene que esa obsesión, al principio, no era más que una idea sin mayor relevancia, tomada en ocasiones para satisfacer mi imaginación masturbatoria. Pero lo que comenzó siendo así, se hizo cada vez más recurrente, hasta convertirse en auténtica obsesión. Con sólo verla, mi trompa se enquista y padezco erecciones descomunales. Y cuando follo con mi mujer - que es muy a menudo, por cierto - la mayoría de las veces a quien siento y veo es a ella.
La muy puta, creo que lo sabe o se lo imagina, y cuando viene a casa lo hace cada vez de forma más sugerente, alardeando de pezones (ahí reside uno de sus fuertes), sin perder la oportunidad de dirigirme una pícara sonrisa al cruzarse en mi camino, bajando su mirada hasta mi fornido paquete. Y yo, como una maricona, me sonrojo y paralizo, a la par que pienso... la próxima vez será.
Y ahora, jodidos subnormales, ya podéis comenzar a hablar de vuestras obsesiones, de lo que os salga del carajo o directante de pollas.
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