Malacantoche
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- 18 Sep 2005
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En mi particular caso (y no tan raro dentro de éste tipo de aislamiento social) yo nunca he hecho una declaración de amor a una persona directamente, viéndola fijamente a sus ojos para perderme en su mirada y dejar que brote lo que siento, creo que pasará mucho tiempo antes de que encuentre, no a alguien para recitarselo cara a cara, si no que encuentre el valor (tal vez con la ayuda de mi buen amigo tequila) o la locura para poderlo hacer.
(con fotos para no marearlos tanto)
Lo mas cercano que estuve a eso fue cuando escribí una carta a los quince años (creo, o tal vez un poquito antes), una época muy confusa para cualquier adolescente que genera demasiadas hormonas, la famosa edad de la punzada. En esa época conocí a una chica fue la "mejor" amiga de mi hermana, la conocí por vez primera cuando ella vino a la casa de mis padres acompañada de mi hermana para que ella le prestase unos apuntes escolares, la vi curiosamente, con detenimiento, a ella no la conocía y tenía una apariencia fuera de estereotipos mexicanos, le pregunté a mi hermana quien era cuando estuvimos a solas y ella me dijo que su nombre es Arianna, yo solo le respondí a mi hermana "tu amiga es muy bonita"...

Una apariencia de chica desgarbada, relajada y oscuro cabello negro como el lóbrego cuervo, su piel es morena clara que bajo ciertas condiciones de luz parecía blanca debido al fantástico contraste con su cabello, su cuello parecía al de un cisne y sus delgadas y frías manos me erizaron la piel cuando la saludé por vez primera cuando nos presentamos formalmente, podría pasar varios párrafos describiéndola, pero aquí no es el caso.
Mi hermana le dijo a Arianna que a mí me parecía una chica muy linda, dudo si a Arianna alguna vez a sus trece años alguien más le había dicho que existía un pobre ser como yo que opinaba que es muy bonita. Así pasó el tiempo y me gané su amistad y mucho compañerismo, me sentía realmente especial cuando iba a buscarme al salón de clase, para cuando yo solo dibujaba a lápiz para ella, cuando ella se podía pasar tardes enteras contemplando como realizaba un fino trazo de carbón en papel y yo gozaba de su compañía.

Pasado el tiempo me creí preparado para expresarle lo que yo sentía, fueron varias tardes que me pasé escribiendo en una hoja mis sentimientos, llevando esa carta en la mano, nunca podré entender la cobardía que de mí se apoderó inundándome de sudor frío, sabía a la perfección que yo le gustaba y que ella a mi, por supuesto, me encantaba, huí con esa carta casi al llegar a su hogar, corrí lo más rápido que pude hasta llegar a mi casa, encendí un fósforo y quemé aquella carta.
Dejé que el fuego de aquel débil fósforo la alcanzara por completo, dejando en cenizas esa hoja que confesaba mi devoción hacia ella, permití que el viento interviniera como actor secundario y dejase que se llevara esas cenizas a un lugar mas seguro, ese frágil tizne rodó por ríos de asfalto hasta que se desintegró por completo pequeñas partículas de amor sin llegar a su destinatario, nunca lo entenderé, nunca me entenderé, simplemente lo hice.

Ella claro que se cansó de esperar, luego me enteré por mi hermana que ante mi tardanza dedeclararle mi amor a Arianna, ella se me iba a declarar en la hora de receso del colegio, cuando tuvo la oportunidad yo la traté de una manera pedante, fría y distante de mí, por supuesto ella se mordió los labios, tragó esas palabras que ansiaba decirme por su garganta y con lágrimas en los ojos se fue.
Y así abandoné la oportunidad de saber que era un beso, de tomar sus manos con las mías y perderme en un instante la eternidad que dura un beso, a los diecisiete di un primer pseudobeso, hace un mes y medio cumplí ocho años ya desde que medio besé una chica, por supuesto, whisky y jazz para celebrar, aspirinas para el siguiente día.
Y... ¿cómo han declarado ese amor?
Besos... digo, Saludos
(con fotos para no marearlos tanto)

Lo mas cercano que estuve a eso fue cuando escribí una carta a los quince años (creo, o tal vez un poquito antes), una época muy confusa para cualquier adolescente que genera demasiadas hormonas, la famosa edad de la punzada. En esa época conocí a una chica fue la "mejor" amiga de mi hermana, la conocí por vez primera cuando ella vino a la casa de mis padres acompañada de mi hermana para que ella le prestase unos apuntes escolares, la vi curiosamente, con detenimiento, a ella no la conocía y tenía una apariencia fuera de estereotipos mexicanos, le pregunté a mi hermana quien era cuando estuvimos a solas y ella me dijo que su nombre es Arianna, yo solo le respondí a mi hermana "tu amiga es muy bonita"...

Una apariencia de chica desgarbada, relajada y oscuro cabello negro como el lóbrego cuervo, su piel es morena clara que bajo ciertas condiciones de luz parecía blanca debido al fantástico contraste con su cabello, su cuello parecía al de un cisne y sus delgadas y frías manos me erizaron la piel cuando la saludé por vez primera cuando nos presentamos formalmente, podría pasar varios párrafos describiéndola, pero aquí no es el caso.

Mi hermana le dijo a Arianna que a mí me parecía una chica muy linda, dudo si a Arianna alguna vez a sus trece años alguien más le había dicho que existía un pobre ser como yo que opinaba que es muy bonita. Así pasó el tiempo y me gané su amistad y mucho compañerismo, me sentía realmente especial cuando iba a buscarme al salón de clase, para cuando yo solo dibujaba a lápiz para ella, cuando ella se podía pasar tardes enteras contemplando como realizaba un fino trazo de carbón en papel y yo gozaba de su compañía.

Pasado el tiempo me creí preparado para expresarle lo que yo sentía, fueron varias tardes que me pasé escribiendo en una hoja mis sentimientos, llevando esa carta en la mano, nunca podré entender la cobardía que de mí se apoderó inundándome de sudor frío, sabía a la perfección que yo le gustaba y que ella a mi, por supuesto, me encantaba, huí con esa carta casi al llegar a su hogar, corrí lo más rápido que pude hasta llegar a mi casa, encendí un fósforo y quemé aquella carta.

Dejé que el fuego de aquel débil fósforo la alcanzara por completo, dejando en cenizas esa hoja que confesaba mi devoción hacia ella, permití que el viento interviniera como actor secundario y dejase que se llevara esas cenizas a un lugar mas seguro, ese frágil tizne rodó por ríos de asfalto hasta que se desintegró por completo pequeñas partículas de amor sin llegar a su destinatario, nunca lo entenderé, nunca me entenderé, simplemente lo hice.

Ella claro que se cansó de esperar, luego me enteré por mi hermana que ante mi tardanza dedeclararle mi amor a Arianna, ella se me iba a declarar en la hora de receso del colegio, cuando tuvo la oportunidad yo la traté de una manera pedante, fría y distante de mí, por supuesto ella se mordió los labios, tragó esas palabras que ansiaba decirme por su garganta y con lágrimas en los ojos se fue.

Y así abandoné la oportunidad de saber que era un beso, de tomar sus manos con las mías y perderme en un instante la eternidad que dura un beso, a los diecisiete di un primer pseudobeso, hace un mes y medio cumplí ocho años ya desde que medio besé una chica, por supuesto, whisky y jazz para celebrar, aspirinas para el siguiente día.
Y... ¿cómo han declarado ese amor?
Besos... digo, Saludos