Querida Dakilla, dos puntos
. y .
Convencido estoy de lo que dices, de que tú no le pretendes con ánimo lúbrico y de que él a ti por supuestísimo que sí. No lo dudes ni por un instante. Evidentemente que quiere fosharte hasta que se le desprenda la polla del cuerpo. No anda aburrido, si uno se aburre se compra un mono, hace puzzles o se pone a ver series o a forear. Que te quede claro: te quiere follar, y me parece perfectísimamente normal. Quiere hacerte guarreridas españolas, no te quepa la más mínima duda. No es tu personajismo lo que de ti le atrae; tu personajismo, si acaso, será un condimento sexual más, será algo que también le ponga, como tus tetas o tu culo o tu cara o tu cuerpo; tu personajismo se la pone más gorda aún.
No hay nadar y guardar la ropa que valga. Las mujeres siempre intentáis esto, y así pasa lo que pasa. Sabéis que fulano os quiere poner mirando a Cuenca pero a vosotras fulano simplemente os cae bien y lo pasáis bien con él sin más interés, y buscáis la cuadratura del círculo que supone nadar y guardar la ropa, estar en misa y repicando y demás refranes ad hoc.
Sabéis que vuestra presencia calienta la bragueta pero no os retiráis, miráis para otro lado, negáis la realidad, actuáis como si no existiera y cuando la realidad se hace palmaria y presente y se os abalanza encima rabo en mano hacéis la cobra y salís con el "me has entendido mal" o "yo creía que éramos amigos". Y entonces el otro reacciona mal y os llama calientapollas. Y con razón, porque sois conscientes de lo que al otro lado de la línea pretenden de vosotros y aún así seguís y seguís ahí calentando un plato que no os vais a comer a sabiendas de que lo estáis haciendo pero mirando a otro lado.
Mis cojones, querida.
No existe tal cosa como nadar y guardar la ropa. Inténtalo, pero un día se hartará y te mandará a paseo porque no saca de ti lo que quiere o te encontrarás entre la polla y la pared y dirás que cómo es posible eso. Pues bien, es posible porque has intentado nadar y guardar la ropa.
Centradas en vosotras, en lo que vosotras queréis, retorcéis la realidad dentro de vuestras cabecitas hasta que se ajusta a lo que queréis para sentiros que no estáis haciendo nada mal ni provocando nada y es mentira.
Tan femenino.
Tan de mujer.
En definitiva: si no tienes el mismo interés que él, no le hagas perder tiempo, dinero o esfuerzo. Imagina cómo te sentirías, por poner una analogía, que te llegara un potencial cliente, se reuniera contigo horas, hoy y mañana, pasado también, siempre con la posibilidad de firmar un contrato suculento encima de la mesa, porque claro, para qué viene aquí a mi despacho si no tiene interés en firmar; le invitas un día a comer para seguir hablando del tema, a cenar, le mandas unas entradas para cualquier evento, y un día se te hinchan los ovarios y le dices: "Bueno, firmas ya o qué" y te dice "Ah, no, claro que no; si yo nunca he querido firmar, jamás, en ningún momento me lo he planteado, y bueno, veía que tú tenías interés y tal, así que te he dado carrete porque coño, me lo pasaba bien, y me llevabas a sitios guays, y me invitabas, y ha sido muy ameno e interesante lo de las reuniones, pero es que verás, yo no quería nunca firmar contigo, he estado todo el rato nadando y guardando la ropa". ¿Cómo te pondrías? ¿Sería para fostiarle sí o no? ¿Sí, verdad? ¿Entenderías que si le mandas a tomar por culo el tío encima dijera "menuda cacho interesada, siempre pensando en lo mismo"? Pues esa analogía te puede valer, porque eso, o peor, es lo que quieres hacer tú. Lo siento, querida, si eso va a suponer que ya no te vas a divertir con él; no se puede tener todo, no se puede nadar y guardar la ropa y pretender que al salir del río esté todo y encima te lo haya planchado el hada del bosque. Copón ya.