Veo mucha carne de libro de autoayuda. Gente desesperada porque su vida no es de puta madre, porque no tienen un apartamento soleado en Lloret con un coche alemán en la puerta y que al reflexionar sobre el por qué de su fracaso acaban concluyendo "qué más da, no es culpa tuya".
El otro día tropecé por casualidad con el twitter de Paulo Coelho, un subnormal nacido en Brasil, país que reúne lo peor de Portugal y lo más nefasto de latinoamérica. Un juntaletras profesional que escribe libros, muchos libros, los cuales son todos una puta mierda. Forma parte de un exitoso corriente literario integrado por ilustres retrasados de identidad racial dudosa como Jorge Bucay, Deepak Chopra o el nunca suficientemente insultado Gaspar Hernández, que paren libros mezclando dosis desiguales de psicoanalismo barato, misticismo new age, moralidad cristiana disfrazada de progresismo y refritos de moralejas que han encontrado en las religiones de todo el mundo.
Sus twits venían a ser algo como:
Paulo Coelho rebuznó:
Lucha por tus sueños, y tus sueños lucharán por ti.
Sonríe y la vida te sonreirá.
Bendice y serás bendito.
Cuando estamos enamorados hacemos el amor constantemente, incluso cuando no lo estamos haciendo.
Cuando alguien evoluciona, todo evoluciona a su alrededor.
Repetir 1000 veces "quiero ser rico" no funcionará. Sólo tienes que seguir tus sueños y nunca serás pobre.
Un breve análisis a su producción literaria basta para darse cuenta de dónde está el truco:
1) El alquimista: la obra más popular de este tío va de un submental que parte a la búsqueda de un tesoro y finalmente en un inesperadísimo giro de la trama el héroe descubre que el tesoro más valioso se halla en su interior. Como el anuncio de Estrella Damm pero para pobres.
2) Estilazo: Las enseñanzas de esta gente basculan imperceptiblemente entre el "acepta el destino porque todos somos uno con el cosmos" (derrotismo) y el "lucha sin contemplaciones por tus sueños sin tener en cuenta los demás y los elementos que te rodean" (egoísmo).
3) Moralejas: De pequeño en el instituto nos hicieron escribir una redacción reflexionando sobre el cuento de "las ranitas en la nata", que incluye en alguno de sus panfletos. Resumen: dos batracios caen en un cuenco de bukkake y empiezan a hundirse, una se rinde y muere ahogada en lefa, la otra persiste y se salva. Persiste muy a pesar de lo que suceda a tu alrededor, sujeta las riendas de tu vida y dirígela contra el corriente de tu entorno porque la perseveranza ciega es premiada con el éxito.
Y podría seguir pero me da mandra. Literatura para submentales que se frustran al descubrir que tienen limitaciones porque nadie les ha preparado para ello. A veces la vida te hace putadas tan grandes que si no espavilas te vienes abajo, parece que mucha gente no lo tenga claro y se quedan bloqueados cuando se dan la gran hostia contra el muro en vez de recoger (¿sabéis que había escrito recoger con j? así de cateto y de subnormal soy) los pedazos y volver a despegar, y es por eso que esos chupatintas colaboradores de las FARC tienen tanta tirada.
Ayer fue la Maratón de TV3, es un acto benéfico que en Catalunya tiene mucha acogida ciudadana porque a los votantes de ICV les va mucho el rollo de sentirse solidarios y comentar al día siguiente en la oficina del ayuntamiento los pantaguélicos 10 € que se desembolsaron para ayudar a los necesitados en vez de contemplar las carreras de downies gritando "CORRE FOREST, QUE SE TE ESCAPA". Pongamos por caso que de pequeño desarrollas una mononucleosis y una leucemia que sólo pueden ser frenadas con dosis tan altas de inyecciones que te dejan paralítico de cintura para abajo.
Es el caso de Albert Casals, joven embajador de la fundación Step by Step que ha recorrido medio mundo en una silla de ruedas y sin un duro en el bolsillo. Tal hazaña comporta unos riesgos que paralizarían las piernas al mismísimo Prosinecki, estamos hablando de dormir al raso en países petados de delincuentes, en regiones destrozadas por el pulso mantenido entre fanáticos religiosos y narcotraficantes, con climatologías adversas que complementan orografías hostiles. Probablemente todo eso ya se lo contaron al pequeño Albert, que con su enfermedad no podía ir haciendo el retrasado por el mundo, pero a él le importó un pimiento, arrastró su silla hasta un avión y se dirigió hacia el lejano horizonte para ver mundo.
Luego escribió un libro relatando su testimonio que nos enseña una valiosa lección: cuando la adversidad caiga sobre ti y tu entorno insista en que debes asumir tu situación y no luchar para superarla, hazle caso. Es mucho mejor que recorrer medio mundo con el pelo tintado de azul y una camiseta de Naruto.
Sí que hay casos como el famoso Team Hoyt, o deportistas que se recuperan después de una lesión jodidísima de rodilla, pero la mayoría de gente no le compensa el esfuerzo: prefieren leer a Coelho.
Yo crecí a la sombra de un padre culturista, admirando las películas de Arnold y Stallone. En el recreo jugábamos a Rambo, a Terminator y a Rocky, nos sabíamos sus coletillas de memoria, organizábamos peleas a lo Pressing Catch donde el bueno era siempre Hulk Hogan. Creíamos que comiendo, entrenando y terminándonos toda la col llegaríamos a ser putos héroes con una vida respetable y que siempre seguiríamos siendo colegas. Luego crecí, vinieron las primeras novias, y más adelante descubrí que todos los luchadores de la WWE eran unos cocainómanos farloperos que en un brote se llevaban por delante a sus mujeres. También descubrí que todos mis héroes de la infancia habían usado esteroides regularmente y que el ideal de vida sana y deportista que propugnaban estaba vacío, era todo marketing. Podría decir que ya no era un crío y no me sentó mal, pero mentiría.
MIP rebuznó:
Eso es algo para meditar en serio. De cara a las mujeres ¿de qué sirve ser excepcional en, pongamos, una profesión anodina, o en ciertas cualidades humanas trasnochadas, o en alguna actividad física como ser buen mediofondista?
Pues no sirve de una puta mierda. Todas las aficiones que no estén orientadas a ellas o a las que no encuentren ninguna utilidad o beneficio para ellas son despreciables.
Pongamos el caso de un culturista que hace dieta desde hace años y que se prepara para un competición, normalemente suele ser a unos 15 meses vista. 15 meses de entreno durísimo y casi exclusivo, de fatiga crónica y de ver poco a la família, y eso por no hablar de la fase final de definición en la que se está con medio litro de agua destilada al día, todo para que un jurado de gordos sebosos y mujeres te puntúe y te califique como veintisieteavo (ni siquiera subes al podio), cuando has pesado dos kilos más que el resto pero todos abultan el doble que tú, y se ven más rajados que tú, porque van enchufados de anabolizantes y efedrina. Todo eso mientras la gente te vitorea y te anima al ver tu cara de decepción para que no te derrumbes, porque se dan cuenta de que todo es un tinglado y eres el único que compite legalmente. Igual que se ha dado cuenta el jurado, que pasa de todo.
Todos tus esfuerzos se ven reducidos a eso.
Una mujer te despreciará porque sencillamente no has sido el mejor, aunque hayas llegado a lo mejor que puedes ser, y una mente poco floja no lo resistirá y caerá en la miseria más absoluta. He conocido varios casos así, y uno terminó pegándose un tiro en la bañera.