Dos amigas se enfrentan por un vídeo en el que se constata la infidelidad de una de ellas
Durante casi cinco horas se celebró ayer un juicio por un supuesto intento de extorsión de una amiga a otra utilizando un vídeo con el que se demuestra una infidelidad conyugal. Tras las declaraciones, tanto el fiscal, que solicita para la mujer dos años de prisión, como la acusación particular, que ejercía Víctor Espinosa, que eleva su petición a cuatro, eximieron de culpa a tres de los cuatro supuestos implicados. Las dos amigas eran confidentes desde hace unos 14 años y cuando una, que vivía en Monforte, quedó con su amante, que conoció por Internet, en A Coruña, su compañera les cedió un piso para el encuentro y organizó algunas citas. Una semana después, la mujer, que en el juicio reconoció que «sabía que no estaba haciendo algo bien», comenzó a recibir llamadas y mensajes exigiéndole 7.000 euros para evitar que se conociese su escapada. La mujer optó por contárselo a su marido y denunciar los hechos. La defensa de la acusada aseguró que no existe ninguna prueba material que la implique con el vídeo y atribuyó la denuncia a una cuestión de «envidia» profesional.
https://www.lavozdegalicia.es/ed_corunia/noticia.jsp?CAT=127&TEXTO=5980259
El dueño de un piso embargado se mata de un tiro en un banco de Vigo
«¡Me vais a quitar la casa y yo me quito la vida!», gritó el cliente antes de dispararse
Introdujo en la oficinas centrales de la entidad una escopeta de caza oculta dentro de un saco
* Un cliente rompió a patadas un sofá para no pagar una comisión
Un hombre de 60 años, desesperado por el reciente embargo de su vivienda, entró en las oficinas de los servicios centrales del Banco de Galicia en Vigo y, tras discutir con los empleados y directivos, se disparó un tiro en la cabeza con su escopeta de cañón paralelo de caza. El individuo gritó previamente a los empleados: «¡Me vais a quitar la casa y ahora yo me quito la vida!».
Al parecer, el individuo procede de la localidad lucense de Burela pero, al cierre de esta edición, aún no había sido identificado.
Todo empezó a las 13.05 horas de ayer, en la central del Banco de Galicia, en el cruce de Velázquez Moreno número 11, con la céntrica calle Policarpo Sanz, zona conocida como la Milla de Oro, por albergar en sus inmediaciones las oficinas centrales de decenas de entidades financieras que operan en la ciudad.
El hombre accedió al banco por la puerta de Servicios Centrales, situada en una planta separada de los despachos de atención al público donde se realiza ingresos o solicitan créditos. Dicha puerta estaba vigilada por agentes de seguridad pero, dado que no hay dinero, carece de un arco de detección de metales, por lo que el individuo pudo entrar con el arma de fuego oculta dentro de un saco de color blanco y sin despertar sospechas.
Una vez en el patio de operaciones, el sujeto ocasionó numerosos problemas a los empleados, a quienes insultó e incluso, según algunas versiones, escupió. Debido a los incidentes que ocasionaba el cliente, los trabajadores telefonearon a la comisaría para pedir que se acercase una patrulla pues el desconocido causaba «numerosos problemas».
Al poco, la centralita del 091 recibió una segunda llamada del mismo banco. Los empleados informaron a la policía de que el hombre acababa de pegarse un tiro en la cabeza y había fallecido. Al parecer, uno de los trabajadores había sufrido un shock y tuvo que ser atendido por un equipo médico del 061 que se desplazó al lugar.
El público y los empleados de las cajas no se enteraron del disparo hasta que oyeron las sirenas de varios coches patrulla y la ambulancia. Al parecer, se trataba de un cliente «que nadie conocía» y tampoco iba con frecuencia a hacer gestiones.
Mutismo
Los trabajadores de la entidad guardaron absoluto mutismo durante toda la mañana de ayer. En un principio, se había barajado la posibilidad de que el hombre fuese un atracador que, al ver frustrado su golpe, se disparase a sí mismo. Pero eso quedó descartado porque las oficinas centrales se limitan a gestionar las operaciones de sus sucursales en toda Galicia. La teoría de que el hombre estaba agobiado por un «problema financiero» cobró más fuerza.
Por las frases que gritó, se deduce que el hombre había negociado un crédito o hipoteca para pagar la casa y que, por alguna adversidad, no hizo frente a los pagos y, tras un pleito judicial, el banco iba a embargarle su vivienda.
La víctima fue trasladada al hospital Nicolás Peña para realizarle la autopsia y proceder a su identificación. Al cierre de esta edición, ni su familia ni la compañía aseguradora habían reclamado el cadáver.