cuellopavo
Frikazo
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Yo cada vez estoy peor. Cada niña cachondísima se ve por la calle, cualquier día hago un "Chicle".
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¿Tú también las ves? He llegado a pensar que estaba loco o enfermo. Son ninfas, verdaderos seres celestiales que andan entre los mortales por alguna razón o misión. Yo no sería capaz de hacerlas un chicle, no. Pero me gustaría volverme invisible y seguirlas, verlas mear, verlas mirarse al espejo explorando su cuerdo y ensayando posturas y poses, me gustaría verlas colocarse sus primeras compresas, verlas cómo se las quitan, si las huelen, si las exploran con la mirada y las tocan con la uñita.Yo cada vez estoy peor. Cada niña cachondísima se ve por la calle, cualquier día hago un "Chicle".
Desde la c-15 busco como un cazador a este tipo de hadas. Mi ojo se ha especializado en ellas, mi cerebro obvia a las madres y abuelas y se centra solo en este tipo de seres. Suelen ir solas por la calle, con el móvil o los putos cascos, se ve claramente por la ropa y la forma de andar que son del barrio, que no son de muy lejos, que no son perras en celo buscando un macho. Ocasionalmente pueden llevar un helado en la mano, o una bolsa de cheetos; que comen despreocupadas. También es frecuente verlas con sus madres, van serias, se tienen celos la una de la otra. Vienen o van de hacer la compra, de algún recado. Ella, la nínfula, va delante, la madre, va detrás protegiendo la retaguardia, sabedora que el puente que se le adivina a su hija con los leggins es una bomba de relojería que puede hacer saltar al macho cabrío en cualquier momento. La protege, consciente o inconscientemente. Y cómo se mira el culito cada vez que pasa por un escaparate o en los cristales de los coches aparcados. Como se coloca la melena y se vuelve a mirar en el siguiente escaparate. Y se tirar un poquito para abajo del short, ahora se ajusta mejor, y se miran andar, y ven si su culo va en pompa y sus tetinas se perciben y si su cuerpo va recto y su pelo les cuelga como la crin de una yegua alazán.
Yo las miro, y sé que las gusta sentirse observadas y deseadas, pero al rato desvían la mirada y percibo su miedo. Sí, soy un viejo medio canoso que se tenía que haber cortado el pelo hace 20 días, feo y cheposo, harapiento, con cara sucia, y una mirada de lobo desesperado. Pero son tan bonitas que no puedo dejar de mirarla fijamente hasta que ellas se dan cuenda y les noto incómodas al cruzarse conmigo en la acera. Las acoso con la mirada, lo reconozco, las miro a la cara, y cuando entablo contacto visual bajo la mirada a sus incipientes tetitas y vuelvo a mirarla a los ojos, y ya noto ahí su miedo, y entonces bajo la mirada hasta su chochito que se les representa a través de los legins, y las vuelvo a mirar a los ojos, prácticamente las estoy violando. Pero al volver a mirarlas a los ojos ya no me mirar, ya han girado la cara y me desdeñan. Me dan su desprecio a cambio de un polvo rápido con mi mirada. Como con las putas de pago, yo les doy y solo recibo desprecio.
No sa jodido, tontos no eran. Poe también, y muchos más. Antes las señoritas se casaban con hombres solventes. Eso ya se perdió, mira a ignaciofdez, prefiere que desvirguen y se follen a su hija en los baños de una discoteca antes que darme su mano a mí, que somos amigos de la internet.
¿Tú también las ves? He llegado a pensar que estaba loco o enfermo. Son ninfas, verdaderos seres celestiales que andan entre los mortales por alguna razón o misión. Yo no sería capaz de hacerlas un chicle, no. Pero me gustaría volverme invisible y seguirlas, verlas mear, verlas mirarse al espejo explorando su cuerdo y ensayando posturas y poses, me gustaría verlas colocarse sus primeras compresas, verlas cómo se las quitan, si las huelen, si las exploran con la mirada y las tocan con la uñita.
Me gustaría ser su sombra y verlas discutir con la madre por celos ocultos al padre, me gustaría oírlas hablar de sus gustos varoniles, si le gustan mayores, de su edad, tres o cuatro años mayor. Pillarlas probándose las alhajas de la madre, la minifalda de la madre. Y ahora en verano, en las noches calurosas, en la oscuridad de su habitación, colocándose la almohada entre las piernas y frotarse, frotarse como si de un juego se tratase.
Esos chochos virginales tiene que ofrecer el néctar más preciado de la naturaleza. Una de esas ninfas puestas con el culo en pompa, con su castañita semipeluda de vello suavecito, con el agujero del culito rosita y perfecto. Sin una estría en las cachas, sin un grano de celulitis, con una simetría y unas proporciones áureas.
Y ese algo efímero, ese frescor de la mañana que hace más bella a la flor, ese no sé qué que pasa en un suspiro y que luego todo es decadencia y marchitez más o menos bien llevada hasta los 40.
No nos engañemos, las mujeres empiezan en los 12/13 años y duran unas primaveras, todo lo demás son cuerpos en descomposición y mentes enfermando hasta la menopausia donde llegan a la histeria.
Yo creo que ya va siendo hora de debatir en serio este tema.
Desde la c-15 busco como un cazador a este tipo de hadas. Mi ojo se ha especializado en ellas, mi cerebro obvia a las madres y abuelas y se centra solo en este tipo de seres. Suelen ir solas por la calle, con el móvil o los putos cascos, se ve claramente por la ropa y la forma de andar que son del barrio, que no son de muy lejos, que no son perras en celo buscando un macho. Ocasionalmente pueden llevar un helado en la mano, o una bolsa de cheetos; que comen despreocupadas. También es frecuente verlas con sus madres, van serias, se tienen celos la una de la otra. Vienen o van de hacer la compra, de algún recado. Ella, la nínfula, va delante, la madre, va detrás protegiendo la retaguardia, sabedora que el puente que se le adivina a su hija con los leggins es una bomba de relojería que puede hacer saltar al macho cabrío en cualquier momento. La protege, consciente o inconscientemente. Y cómo se mira el culito cada vez que pasa por un escaparate o en los cristales de los coches aparcados. Como se coloca la melena y se vuelve a mirar en el siguiente escaparate. Y se tirar un poquito para abajo del short, ahora se ajusta mejor, y se miran andar, y ven si su culo va en pompa y sus tetinas se perciben y si su cuerpo va recto y su pelo les cuelga como la crin de una yegua alazán.
Yo las miro, y sé que las gusta sentirse observadas y deseadas, pero al rato desvían la mirada y percibo su miedo. Sí, soy un viejo medio canoso que se tenía que haber cortado el pelo hace 20 días, feo y cheposo, harapiento, con cara sucia, y una mirada de lobo desesperado. Pero son tan bonitas que no puedo dejar de mirarla fijamente hasta que ellas se dan cuenda y les noto incómodas al cruzarse conmigo en la acera. Las acoso con la mirada, lo reconozco, las miro a la cara, y cuando entablo contacto visual bajo la mirada a sus incipientes tetitas y vuelvo a mirarla a los ojos, y ya noto ahí su miedo, y entonces bajo la mirada hasta su chochito que se les representa a través de los legins, y las vuelvo a mirar a los ojos, prácticamente las estoy violando. Pero al volver a mirarlas a los ojos ya no me mirar, ya han girado la cara y me desdeñan. Me dan su desprecio a cambio de un polvo rápido con mi mirada. Como con las putas de pago, yo les doy y solo recibo desprecio.
tío, qué asco, de verdad
¿qué te pasa?tío, qué asco, de verdad
¿qué te pasa?
Las acoso con la mirada, lo reconozco, las miro a la cara, y cuando entablo contacto visual bajo la mirada a sus incipientes tetitas y vuelvo a mirarla a los ojos, y ya noto ahí su miedo
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