Pensé en hacerlo pero tenía mucha cara de mala leche.
Yo flipaba con los carritos para Homer floreado
De Estados Unidos lo único que realmente me puedo quejar es el puto café aguado de mierda que beben. Joder, si es que el café infecto y súper laxane del cutrebar del pueblo donde vivo, cuya maquina no ha sido limpiada en eones, es ambrosía al lado de la mierda que sirve ahí como café. Sinceramente me sorprendió mucho la amabilidad y todo en general allí, totalmente distante de la mierda que nos quieren vender los resentidos de mierda de los rojos.
Y no sólo estuve en Texas, también años después visité Nueva York y estuve dándole cimbrel a una portorriqueña culona que había conocido a través de no sé qué página. Pero eso es otra historia y va para otro tipo de hilo.
Es que cada anécdota de esta gente da para hilo, no me joda. No meteré más mano, que parece que nos hemos enganchado en los USA profundos. Sí a lo del café, es un puto chiste. Pero sí también a que se pide un café, y le vuelven a llenar la taza al gusto. Cuando aquí descubrimos las máquinas de rellenar la Cocacola del McDonalds, los cabrones llevaban 30 años haciéndolo. Eso sí, los TPV no van con los sensores de las tarjetas modernas. Pequeñas cosas.
Lo de los carritos esos era la monda, y es que los jodidos no tienen sentido del ridículo alguno. Iban en su fragoneta Chevy Loquesea, aparcaban en la zona de minusválidos. Se abrían las puertas de atrás o lateral pero en modo OVNI, con rampa de esas que tienen ahora los autobuses de las zonas civilizadas, y bajaban con sus carricoches uno detrás del otro. Una vez todos en tierra, fila india y a desfilar por el Wal-Mart. La primera vez que lo ve uno es la risión. La decimosegunda, se llega a la conclusión de que Tengo la inteligencia justa para no cagarme en la calle.
Dos cosas me llamaron especialmente la atención en Atlanta. La primera, que aunque el hotel en el que me alojaba estaba a un ridículo cuarto de hora andando del centro de convenciones, absolutamente todos los blanquitos se esperaban pacientemente para ir en autobús. Como su fiel servidor es un aventurero sin parangón, allá que se lanzó a pata para ver algo de ciudad, descubriendo inmediatamente que todo el centro es absolutamente negro. Y no negro de negros elegantes y educados, sino negro de negros pobres, currelas que se arrastran a sus curros. Digo se arrastran, porque la mayoría iban jodidos de algo, un pie, el pescuezo, lo que fuera. Se ve que la ausencia de Seguridad Social hace sus pinitos con los negros, que deben ocupar el 100% de los puestos que no requieran pensar en demasía. Los blanquitos, jefes todos, iban con el BMW desde los suburbios de ricos hasta el parking de la empresa que fuera, sin tocar la calle. Calle con restaurantes de algo de pollo cada veinte metros, no es broma. El KFC es un chiste al lado de las modernas, y genuina la afición de esta gente por el pollo.
La segunda cosa, que es que coincidí uno de los días con un partido de fúmbol del equipo local. Obsérvese que no digo football, y es que los atlantianos tienen un estadio de "soccer" para mear y no echar gota:
Pues hete aquí que en USA, el seguidor del fúmbol es eminentemente blanquito. ¿Blanquitos a patadas por el barrio negro? No sir, cerramos las calles y ponemos polícías cada tres metros para que los blanquitos circulen ordenadamente y a salvo desde los párkings y estaciones al estadio. Por policías me refiero, evidentemente, a esto:
Todos gordos como cerdos. Eso sí, morlacos de 1.90 el más enano. Curiosa escena, negrazos con pipa dirigiendo al rebaño blanco de risueños WASP a un deporte extranjero. Only in the USA.
Por supuesto, me pateé todo el Downtown con mi trajecico, parando únicamente en las zonas acordonadas por los conflictos de cada dos manzanas y fragonetas de los "to protect and to serve". Por si alguien no sabía lo que eran las sirenas por sí mismas, dichas fragonetas especificaban en su exterior, en un letrero bien grande, algo así como "mantenerse a 50 yardas, transporte de prisioneros". Iba a poner foto propia (no selfie, no tengo huevos), pero esta sale mejor:
Los centros comerciales están dentro de los edificios. Esto es curioso de explicar, uno va por la calle y ve muy pocas tiendas. En cambio, ve un edificio con puertas tochas y mucho negro entra que te sale y vuelve a entrar, y entra, y resulta que es tipo Corte Inglés pero con tiendas independientes, un Mall en vertical. Eso sí, a las 17:00, chapa absolutamente todo, y ya sólo se puede ir a los sitios en taxi. Básicamente, porque a pie no hay sitios y, por si no lo he dicho, sí que hay muchos negros del tipo madafaca.
Pese a recibir atentas (y alguna lasciva) miradas de negras, tengo que decir que son una raza especialmente asustadiza. Llevan el gen de "no relacionarse con blanquitos", lo que sumado a que están permanentemente de mala leche, hace difícil cualquier acercamiento. La primera reacción de una de estas negras a las que me acercaba así a preguntar algo, era instintivamente la huida. Tras esta reacción, y comprobar que aquí su conforero no comporta peligro ni amenaza, escáner tipo predator, sonrisa, información y hasta luego, Luke, que llego tarde. No son capaces de atisbar nuestros acentos, y sólo las más avispadas, acertaban con que era uropeo.