Se me tildará de herético, queridos conforeros, pero a lo sumo podrá tachárseme de homoerótico. No entiendo ni justifico ni tampoco perdono a quienes atacan de continuo al que es desde hace tiempo reconocido como indiscutible maricón del foro. Que a estas alturas, en esta España a quien no conoce ni la madre que la parió, algunos osen discutir el inalienable derecho a la estimulación anal mediante artefactos, utensilios o merced a la barra de carne clásica no merecen sino ser quemados en la hoguera de la progresía y el libertarismo que por fin iluminan nuestra vieja y querida caverna. Nuestro amado homosexual, sarasa, maricón, bujarra, pierdeaceite, petahojaldres, muerdealmohadas, soplanucas, cacorro, sodomita, mariposón, trolo, puto, julay, trucha, afectado, invertido, naco tiene todo el derecho a alzarse frente a los dogmas y al mismo tiempo disfrutar del alzamiento a su paso de falos rutilantes que se yerguen enhiestos ante el contoneo de sus caderas, promisorias éstas de delicias propias de un jardín prohibido a quienes se autoexcluyen de él. Sí, señores, es preciso reivindicar con energía el derecho a sentirse turbado por la belleza de Zeus Tous, por el contoneo impúdico de las caderas de Ricky Martin; qué mariquita que se precie no votaría a Justin Trudeau, disfrutaría como una perra recibiendo sentencia del juez Grande Marlaska o, llegado el caso, se sometería gustoso al juicio popular e inapelable de Jorge Javier.
Aireemos los sepulcros de esta piel de toro, dejemos que arrase estas cuadras de Augias un Hércules, icono musculoso y gay por supuesto, dejemos que lleguen vientos renovados y esparzan su simiente sobre esta tierra estéril miles de pollas ansiosas para que por fin vitoreemos a la nueva Hispania: Una, Libre y Maricona. Unamuno tal vez diría que le duele España pero al viejo vizcaíno hay que reponerle que sólo duele la primera vez y ello sólo si faltan amor y lubricantes al agua. Chueca es nuestra guía, paraíso de cuartos oscuros que sin embargo iluminan como un faro a una nave de sudorosos y fornidos galeotes que al llegar a puerto se magrearán entre sí para escándalo de las señoronas de Serrano. He tenido un sueño les digo, pues llegará un día en el que mi idolatrado Raúl y mi admiradísimo Yulio salgan del armario e iniciarán un periplo bautismal de Cabo Gata a Finisterre, de Palos de Moguer a Cabo Rosas e imparten mariconil magisterio para sacarnos a todos de nuestro error y llegado será el momento en el que sienten apostolado y se reconozcan los méritos de cuantos Bedeles ha habido para ir abriéndonos ojos y ojetes a la verdadera fe.