Es el futuro marco electrónico, ya lo sé. Ahora toca ser el regalo estrella de estas Navidades y en unos meses seguramente, una vez dejada atrás la fase inicial de ser una novedad, acabará cogiendo polvo.
De las chicas que conozco que lo tienen, hay una que está encantadísima de la vida con él; hasta tal punto que al poco de llegar a sus manos y usarlo decidió borrarse de Tinder. Me dejó muy roto.
La otra que conozco está contenta pero no llega a tanto ya que aún no ha sustituido a su novio, que fue el que se lo regaló por cumpleaños, aunque este caso es curioso ya que ella tiene bastantes juguetes sexuales, incluido uno para ser usado en pareja en la distancia: en esencia, son un coño en lata y un consolador pero el quid está en que están conectados vía WiFi, BT o alguna mierda de esas de tal manera que tienes que abrir no sé qué app en el móvil a la vez con la otra persona, vincular los juguetes y al usarlos se supone que uno nota lo de la otra y viceversa. Yo flipé cuando me lo contaron y más aún cuando me dijeron el precio que estuvieron dispuestos a pagar por ello (unos 200€). Al final no lo han usado tanto porque era un engorro la maquinaria, la app fallaba un montón y, en el caso de él, limpiar el coño en lata era tedioso.