wetamir
Falócrata del retulador
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- 26 Mar 2007
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A ver... por dónde empiezo...
El título ya es bastante descriptivo, este hilo puede servir para relatar anécdotas en donde la permisividad, la pasividad o la falta de caracter han supuesto tragar con oleadas de mierda.
Anécdotas que dejen claro que hay que saber dar un golpe en la mesa y entonar una poderosa negativa cuando la ocasión lo merece. La peña da asco y se te suben a la barba a la mínima. La educación y entorno acomodado en qué algunos hemos crecido nos han hecho blandos y tolerantes, pero hay cosas que NO.
Hace años vivía en un piso compartido, follaba a menudo así que todo me tiraba de un puto pié, era permisivo, pasota... MAL. En aquel piso cada uno pagaba su parte de alquiler por su cuenta, así que los compañeros iban y venían sin mayor complicación para el resto.
Una mañana me sonó el móvil, era un insoportable compañera de carrera diciéndome que la habían echado de su piso, preguntándome cúal era el teléfono de mi casero para meterse en mi piso.
Y yo como un imbécil se lo dí. No tuve la astucia, malicia, egoismo o carácter para decir NO y mandarla a la mierda.
El resultado fué convivir con un coñazo de tia que no se callaba nunca.
Se aprende de las experiencias, pero algunos aprendemos despacio, por pura gilipollez.
Un año mas tarde, los caseros ponen anuncios ofreciendo el resto de habitaciones del piso. Los caseros se desentendían mucho del piso, no estaban nada encima del asunto. Un dia llama un tio al portal, preguntando con acento argentino: -"Ehteee... es ahí donde ofresen un ahabitasión?"
Abro el portal esperando encontrarme una persona rayando la normalidad, subió algo parecido a esto:
La convivencia con todos estos especímenes daba absoluto asco. El piso dejó de ser un centro de ocio y reunión de amigotes para ser el sitio donde dormía y dificilmente follaba.
Un buen amigo me supo dar las collejas que merecía, dejándome claro que hay que saber decir un NO mayúsculo, mirar por tus propios intereses y no dejar que nadie te toque la moral por ingenuidades y tonterías varias.
Hay que saber reconocer esos momentos y estar armado con una buena capa de egoismo para marcar territorio y no dejar pasar a indeseables o, simplemente, gente que no queremos cerca.
Añadan ustedes anécdotas propias o de conocidos en donde no saber negarse supuso un terrible fail.
El título ya es bastante descriptivo, este hilo puede servir para relatar anécdotas en donde la permisividad, la pasividad o la falta de caracter han supuesto tragar con oleadas de mierda.
Anécdotas que dejen claro que hay que saber dar un golpe en la mesa y entonar una poderosa negativa cuando la ocasión lo merece. La peña da asco y se te suben a la barba a la mínima. La educación y entorno acomodado en qué algunos hemos crecido nos han hecho blandos y tolerantes, pero hay cosas que NO.
Hace años vivía en un piso compartido, follaba a menudo así que todo me tiraba de un puto pié, era permisivo, pasota... MAL. En aquel piso cada uno pagaba su parte de alquiler por su cuenta, así que los compañeros iban y venían sin mayor complicación para el resto.
Una mañana me sonó el móvil, era un insoportable compañera de carrera diciéndome que la habían echado de su piso, preguntándome cúal era el teléfono de mi casero para meterse en mi piso.
Y yo como un imbécil se lo dí. No tuve la astucia, malicia, egoismo o carácter para decir NO y mandarla a la mierda.
El resultado fué convivir con un coñazo de tia que no se callaba nunca.
Se aprende de las experiencias, pero algunos aprendemos despacio, por pura gilipollez.
Un año mas tarde, los caseros ponen anuncios ofreciendo el resto de habitaciones del piso. Los caseros se desentendían mucho del piso, no estaban nada encima del asunto. Un dia llama un tio al portal, preguntando con acento argentino: -"Ehteee... es ahí donde ofresen un ahabitasión?"
Abro el portal esperando encontrarme una persona rayando la normalidad, subió algo parecido a esto:
La convivencia con todos estos especímenes daba absoluto asco. El piso dejó de ser un centro de ocio y reunión de amigotes para ser el sitio donde dormía y dificilmente follaba.
Un buen amigo me supo dar las collejas que merecía, dejándome claro que hay que saber decir un NO mayúsculo, mirar por tus propios intereses y no dejar que nadie te toque la moral por ingenuidades y tonterías varias.
Hay que saber reconocer esos momentos y estar armado con una buena capa de egoismo para marcar territorio y no dejar pasar a indeseables o, simplemente, gente que no queremos cerca.
Añadan ustedes anécdotas propias o de conocidos en donde no saber negarse supuso un terrible fail.