Os voy a contar otro caso: Hace también años.
Estaba adiestrando a un Pit Bull, enseñándole a que permaneciera acostado mientras me alejaba, el perro muy noble, cariñoso y sin problemas con otros perros. En esas que aparece un cliente notas con un rotweiler suelto (siempre digo que los perros deben ir con correa cuando hay otro entrenando, pero la gente es así de idiota).
El rotweiler no se le ocurre otra cosa que ir hacia el Pit Bull y soltarle una tarascada, el Pit se revolvió en un palmo y tricó del cuello al otro a boca llena. El rotweiler literalmente se cagó y se meó, yo cogí al Pit Bull y le dí una paliza con un palo (con la mano son cosquillas para ellos cuando se calientan) para que soltara, más grande que la del video famoso, y cuanto más le daba, el perro más apretaba los dientes y más sacucía la cabeza para partirle el cuello al otro.
Así unos diez minutos, el rotweiler medio muerto, su dueño llorando, yo fundido... un número. Al final se me ocurrió encender un periódico y acercarselo a los cojones, así soltó el hijo de puta.
El Rotweiler tenía el cuello (que mirad si es grande), hecho un acordeón y echaba sangre como un toro, y el Pit queriendo volver a la pelea el cabrón.
Por eso, por otras cosas que me han pasado, por las veces que hay que repetirles los ejercicios y sobre todo por el tipo de dueño que suelen tener (no quiero generalizar, pero es así con el 90% de los dueños, que se los compran para vacilar e ir de malotes) no adiestro perros de presa desde hace seis años y a día de hoy no me arrepiento.