Mientras
@Toneti acude a contar su última experiencia, os resumo la mía de este fin de semana pasado en calidad de ayudante en la Powerade Madrid-Lisboa. 770 km de mountain bike en 10 etapas non-stop, que se puede realizar en solitario, equipo de dos, equipo de 3 y equipo de 4. En nuestro caso, iban dos amigos en dúo y yo de ayudante. Personalmente iba a participar como corredor en equipo de 4, pero hace un mes dos de mis compis tuvieron distintas historias y hubo que cancelar la idea, me han guardado la inscripción para el año que viene. Comentamos la posibilidad de ir con estos dos amigos pero ellos ya tenían en mente hacerla en pareja y no les quise forzar a ir de 3 conmigo, así que me ofrecí a ayudarles y así ver la carrera "por dentro" y conocerla mejor para ir ya como corredor el año que viene. La dinámica es la siguiente, uno hace una etapa, y el otro va en el vehículo al siguiente punto donde se realiza el relevo nada más llegar.
Ya tenía claro que era una carrera dura de cojones, pero después de haber estado puedo decir que es una cabronada muy muy gorda, tanto para corredores como para ayudantes. Ahí no duerme ni Dios durante casi 48 horas en el mejor de los casos, más si la cosa se complica o se va más lento.
Se salió el viernes 30 de septiembre a las 12 de Las Rozas, en el norte de Madrid. Durante el día tuvieron lugar 3 etapas. Parecidas, unos 70-80 km con cierto desnivel entre los 1000 y 1500 de positivo. La cosa se puso interesante a la noche, que lógicamente es un momento donde todo se complica. La cosa marchaba bien, aunque las clasificaciones por la web eran un desastre teníamos claro que íbamos entre los 3 ó 4 primeros en nuestra categoría. Por la tarde me di cuenta que había cometido yo un error, no llevarme comida propia. Esto, que puede parecer no tener importancia porque vas parando en los pueblos donde se hacen los relevos, te hace comer mal, guarrear, ahora picas unas patatas fritas y medio bocata, etc.
Como decía, entramos en la primera noche ya cada uno de mis amigos con dos etapas duras en las piernas. Además, en competición se va a fuego todas las etapas, aquí no hay etapas tranquilas para descansar, iban a toda hostia en todas. Se habían asignado las etapas impares para uno, y las pares para el otro. Al final haces prácticamente los mismos km y desnivel, y más o menos las mismas horas de noche. El que hacía las impares salió muy nervioso desde el principio y lo terminó pagando en su tercera etapa, la quinta del total, nocturna 100%. Estimamos que debía llegar al siguiente punto en unas 4 horas, si acaso algo más. Eran las 6 de la madrugada en un pueblo llamado Cañaveral y allí estaba yo preguntando en el control si sabían, por los geolocalizadores que llevan, dónde coño estaba mi colega para poder avisar al otro que se fuera preparando, ya que hay que coordinarse para que cuando uno llegue el otro esté preparado para pasarse el chip y el geolocalizador y a volar, que no haya que estar esperando. Me dice por dónde anda y calculo que la cosa va a pasar de 5 horas en esa etapa. Algo ha pasado, lo tengo claro. Me voy a la autocaravana y vamos preparando bici, foco y tal con el otro, y nos vamos a la llegada a esperar. A las 5 horas y media de haber empezado la etapa anterior llega. Damos el relevo echando hostias y el que se va ya va mentalizado a que se va a tener que pegar un calentón del copón para remontar lo que se ha perdido, que no sabemos cuánto es pero está claro que mucho. Yo tranquilizo al que ha llegado, lo primero es reanimarle y que descanse algo pero no mucho porque hay que lavar la bici, montarse en la autocaravana, salir pitando para el otro sitio e intentar comer y descansar algo, son las 6 y media de la mañana y calculamos que la actual etapa le llevará al otro unas 3 horas y algo largas.
Mientras viajamos al siguiente pueblo, me cuenta que ha petado a lo bestia a mitad de etapa, y que ha tenido que ir regulando con calambres en ambas piernas. Lo peor que observo es que está mentalmente muy tocado. Le intento animar y que coma, que realmente es normal estar así después de tres etapas, que ya ha pasado el ecuador y que sólo le quedan dos, que seguro no son tan duras. Eso me lo invento yo, pero a veces hay que engañar al corredor para que mentalmente no se derrumbe. Llegamos al otro sitio, Alcántara. Mientras él se tira un poco a ver si duerme algo, a mí ya se me ha dado la vuelta el sueño y estoy espabilado. Es tan tarde que ya es temprano. Me voy a la llegada y charlando con los que hay allí comentamos que la siguiente etapa, la 7, tiene una pinta horrible, posiblemente la más dura y técnica. Esto le viene muy mal a mi colega así que, de nuevo, le voy a engañar como a un chino. Tras un buen rato pregunto en el control por dónde anda el que va corriendo y se me caen los cojones al suelo. El cabrón va a bajar de 3 horas la etapa. Va como un puto misil. Me voy pitando a despertar al otro, que en realidad ya se estaba preparando porque no ha dormido una mierda. Le veo muy jodido. Está bromeando con retirarse, pero eso yo ya se de qué va y detrás de eso lo que hay es que de verdad se lo está planteando. Y le miento a la cara como un animal. Que la etapa es fácil, que sólo son 70 km y parece no tener subidas largas, le enseño el perfil y como está medio dormido y muy cansado ni se entera y se lo cree. Al poco llega el otro con los ojos llorosos del calentón que se ha dado. Dice que se ha ido fijando en los dorsales y que ha adelantado a 3 de nuestra categoría, así que volvemos a estar en la pomada. Tras cambiar de nuevo el chip y tal, al que se va le doy ánimos y le digo que esta se le va a dar de puta madre, que vaya de menos a más y que disfrute porque parece que hay bajadas técnicas y él es muy técnico, lo cual es verdad y es quizá donde mentalmente puede reforzarse.
Mientras nos vamos a la autocaravana para iniciar de nuevo el traslado, le cuento al que ha llegado que vaya etapón ha hecho y cómo está de la cabeza el otro. Tiramos para el siguiente punto, Cedillo, en la frontera con Portugal. Mientras ve los km y tal, me dice que echará unas 4 horas. Yo le digo que ni de coña, que es muy técnica y que echará como mínimo 5, y que si hace eso lo habrá hecho de puta madre porque esta séptima etapa se las trae. En este relevo es posiblemente el que más tiempo tenemos para trasladarnos, comer e intentar descansar algo, pero es imposible. Son las 10 de la mañana cuando llegamos al otro sitio y la luz hace que estés plenamente activo. Vamos a un bar a tomar un café, charlar y tal, y así pasamos la mañana hasta que a las 2 más o menos por fin aparece nuestro compi. Relevo echando hostias y de nuevo a iniciar el ciclo. Me cuenta el que ha llegado que vaya puta etapa de mierda, cosa que ya sabía, que se ha cagado en mis muertos 20 veces pero como todo le estaba sorprendiendo y había bajadas técnicas se ha ido animando. Pleno, acerté al engañarle como a un bellaco. Ha hecho un etapón, qué coño, ha mantenido la distancia, incluso recortado algo con los que van justo delante en la clasificación.
Nos vamos hacia Ponte de Sor, ya en Portugal. Es media tarde del sábado cuando hacemos el nuevo relevo. De nuevo el que hace las pares ha obrado el milagro, llega a escasos 5 minutos de los que van delante en la clasificación, a los que vemos dar el relevo visiblemente nerviosos porque hasta se les cae el chip al intentar meterlo en la mochila del compañero. Somos cuartos ahora mismo. El podio está a tiro. Incenciamos al que hace las impares, el que iba jodido la noche anterior y estaba pensando en retirarse. Es el momento de darlo todo y morir. Le digo que tal y como rueda, lo tiene chupado, que a los otros al dar el relevo les he visto jodidos, van más tocados que nosotros y si siente el aliento en la nuca se va a derrumbar. Mientras tanto, recogemos los bártulos, nos zampamos lo que queda de una pizza del Telepizza que he comprado en esta localidad donde hay de todo y nos vamos hacia Coruche, lugar del último relevo, que ya será de noche de nuevo. Mientras mi colega descansa lo que puede, ya está tan jodido que dormir algo es una quimera entre el dolor de culo y de todo, paso mucho tiempo en la meta preguntando cómo va la cosa. Todo apunta que va de puta madre y a buen ritmo, pero las referencias con los demás como siempre con el puto sistema este que tienen son muy confusas. A eso de las 9 y media de la noche, llega el máquina y no sólo ha conseguido pasar al compi de los otros (luego me cuenta que lo cazó a los 10 km de empezar la etapa) sino que ha tenido que meter más tiempo. ¡Somos terceros en ese momento! Hacemos el relevo a toda hostia y mientras se va a comer algo y ducharse tranquilamente yo me espero en la meta. Los que iban terceros están impacientes a ver qué distancia les hemos sacado, charlo con ellos por si le ha pasado algo a su compañero y dicen que no creen, pero que está tardando demasiado. A algo más de 10 minutos llega, por fin, visiblemente desencajado, dan el relevo y salen pitando, junto con otros 3 de otras categorías. Preveo alarma, porque esa grupeta se va a organizar, seguro, para hacer esta última etapa a relevos, y mi otro colega va solo. Le envío un mensaje al móvil por si lo puede mirar para avisarle de la situación.
Tiramos para Lisboa. Con la excitación de los nervios estamos jodidos pero activados, ya vendrá el bajón, tras dar mil vueltas para aparcar y andar por la Feria de las Naciones, que es enorme, buscando la meta, aguardamos a ver qué pasa. Pregunto de nuevo en el control y para variar no hay nada claro, salvo que el puntito de mi colega va con otro puntito y cerca, muy cerca, 4 puntitos más. Ay madre. Pasado otro rato vuelvo a preguntar y sólo se ve un puntito, pero no saben decirme con exactitud si es mi colega o no, 4 puntitos detrás que siguen casi al lado y otro puntito más algo descolgado. Me cago en mi vida...
Sobre las 2 y media de la madrugada del sábado al domingo, ¡llegan! Primero pasa un grupo de 4 donde no va ni mi colega ni el del otro equipo, pero inmediatamente después pasa él, ¡somos terceros coño! Tras los pertinentes abrazos y fotos, me cuenta que ha ido a toda hostia, pero que ha visto a lo lejos detrás 4 luces que se acercaban y ha dicho, voy a apretar a saco para pillar al que veo delante hasta que o bien pete yo o pete el otro, por mucho que vaya en grupo, y así ha sido, la lucecita que se ha descolgado era el del otro equipo y ha adelantado a otro que se ha terminado uniendo al grupo de 4, y ya en la entrada al parque de las Naciones como ha visto quiénes eran se ha relajado. Me cago en la puta, qué nervios joder, pero oye vaya cojonazos que le han echado. El del otro equipo, que finalmente quedan cuartos, llega a bastante distancia, como media hora, se ve que tras petar ya se ha tomado lo que le quedaba de etapa con tranquilidad, pero nos felicitamos mutuamente porque la competición ha sido feroz pero muy sana. Como debe ser.
Si digo que estamos destruidos me quedo corto. En mi caso las horas sin dormir, de trasiegos, de comer mierdas y sin control, me pasan factura y tras dormir mal pero al menos dormir unas 5 horas me levanto con el cuerpo hecho polvo pero sobre todo el estómago destrozado. Mis amigos están pa chopped, y ahora hay que conducir de vuelta a Madrid. Mejor no os cuento el viaje de vuelta, pero vamos, apenas 50-60 km cada uno, vomitonas, cagaleras y una sensación de agotamiento brutal. Qué bonito es el deporte, joder.
