Ahora que sacáis este tema, estoy acordando ahora de una cosa que me pasó ayer y que me lleva a pensar... ¿qué haces cuando esto pasa por sorpresa en negocios que básicamente te tienen como rehén hasta que se acaba el servicio? Taxis, peluquerías, dentistas o gimnasios son los que se me ocurren ahora mismo. En los sitios que habéis puesto al menos te dan la opción de elegir tú mismo si consumir o no, pero cuando el ataque es sorpresivo... ¿qué te queda?
Vine a Zaragoza a coger las putas olivas y como llevaba el tiempo justo pillé un taxi (culpa mía). El tipo llevaba la Cope puesta, pero vamos, que eso cuando tiras de pesetors se asume como mal menor (aunque afortunadamente las nuevas generaciones suelen tirar de podcasts asépticos o de música tipo dad rock). Ya de primeras no me gustó que me ordenase ponerme el cinturón como si fuera un crío pequeño (que, además, tanto la hostia como la multa me las comería yo).
La carrera transcurrió en silencio durante un rato, hasta que al muy subnormal le dio por abrir la boca.
—¿Ya estás de vacaciones?
—No, qué va, vengo de fin de semana.
—Estudias fuera, pues.
—Sí, sí.
—¿Madrid?
—No, Vitoria.
—¡Hala! Pues habéis salido en todos los telediarios.
—???
—Sí, sí. ¿No te has enterado?
—¿De qué?
—Pero cómo no te vas a haber enterado, si se ha montado una en la universidad...
—Mire, me pego el día allí y no sé de lo que me habla. (Os juro que era verdad.)
—Pues que han ido unos de la ETA y le han pegado una paliza a un chaval que había montado una asociación españolista.
—Ah.
—Búscalo, búscalo en Internet que ahí está todo.
—Ahh... ok.
—Pero como no te vas a haber enterado, por favor, si ha salido el alcalde y todo hablando por la tele.
—Pues no, no sabía nada.
—Pero mujer, si es muy fuerte. Míralo en el móvil, anda.
Y así con la matraca hasta llegar a mi puta casa (que a todo esto casi se pasa mi calle en el furor pesetil). De verdad que yo no tenía ni puta idea de qué cojones me estaba hablando ni me importaba lo más mínimo. No sé si el tío buscaba que empezase a rajar de «los de la ETA», que le dijese que yo misma era una etarra y que le iba a cobrar la recaudación del día como impuesto revolucionario o qué mierdas quería de mí. El caso es, si te empiezan a meter este mal rollo hooliganista en el cuerpo cuando lo único que quieres es llegar a un sitio lo antes posible, ¿qué hostias haces? ¿Abres la puerta en un cruce y te vas sin pagar? Y lo mismo en la peluquería, por ejemplo. ¿Te piras con media cabeza hecha y la otra media sin hacer?