Como licenciado y trabajador (encantado con lo que hago) del gremio, te diré:
-Si no estás dispuesto a trabajar horas y horas extras sin cobrarlas, no estudies periodismo.
-Si quieres tener una familia, llegar a las siete de la tarde a casa y dar un paseo por el parque con tu mujer y tus hijos mientras disfrutas de la vida, no estudies periodismo.
-Si quieres encontrar jefes competentes y trabajadores que cuiden de que el producto periodístico salga impoluto cada día, no pises jamás un periódico local.
-Si no quieres acabar metido en el alcohol, no estudies periodismo. Es una profesión donde, normalmente, no se madruga en exceso, lo que hace a sus trabajadores proclives a la politoxicomanía.
-Por el contrario, si eres una mosca cojonera al que le gusta meter la nariz en todo, eres imaginativo y redactas rápido, sencillo y sin faltas, bienvenido, éste es tu mundo.
Ahora tienes que hacer lo siguiente: lucha por unas buenas prácticas en cualquier época del año y, cuando las consigas, entra el primero y sal el último.
Busca tus propios temas, ten iniciativa. Al principio te costará, pero después irás conociendo tu entorno y las posibilidades que te ofrece. Fíjate en cada cartel que haya colgado en la calle, lee periódicos de toda España cada día en busca de ideas, habla con gente, que te expliquen sus problemas y finge que te interesan: esos mismos te darán la pista a seguir.
Y, después de todo esto, cuando termines de cuadrar el titular, remates tu propio tema y veas que es la hostia, te entrará una satisfacción que, si te gusta lo que haces, es equiparable a la de un orgasmo. Te crees un ser superior, una especie de investigador que ha sacado a la luz un asunto que interesa a la gente.
De lo contrario, si no tienes vocación, dedícate a otra cosa porque lo máximo que puedes llegar a conseguir es arrastrarte por la redacción de una televisión rogando que te den alguna cola para hacer y que te paguen más de 500 euros. Así es la vida.