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Carta:
Si hay un colectivo profesional al que odio profundamente ese es el gremio de los abogados. Gente que vive de los problemas de las personas y cuyo único interés es que el juicio será largo para poder chuparte la mayor cantidad de dinero posible.
Tengo el pensamiento utópico de que algún día la sociedad madurará y no harán falta este tipo de especimenes en el mundo. Muchos niños de papá, de vida fácil que son demasiado importantes para hablar contigo gratis, se dedican a esta profesión propia de buitres carroñeros.
Y lo que mas me toca los huevos es que ellos mismos se titulen como pertenecientes a un “ilustre” colegio de abogados. ¿De distinguido origen?, vale, vivir de los problemas ajenos es distinguido, lo aceptamos como falacia o felación. Además el máximo representante es el decano, el “excelentísimo” señor decano.
Recordemos de donde viene “excelentísimo”. Viene de excelencia que quiere decir: Tratamiento de respeto y cortesía que se da a algunas personas por su dignidad o empleo. ¿Dignidad? Si la desconocen. Si la conocieran no defenderían a gente sabiendo que son culpables, o trabajarían más y mejor cuando más le pague el interesado. Ya se sabe, si te puedes pagar a un buen abogado tu delito es menos.
Entonces nos queda por su empleo. ¿Es que no son todos los empleos necesarios, igual de respetables? ¿Por qué no hay un excelentísimo señor panadero, un excelentísimo señor camarero o un excelentísimo señor psiquiatra? El problema es que hay que alimentar su ego, y ellos se lo alimentan de esa forma. Los abogados no quieren la paz, quieren la guerra.
Un día tengo que hacer un recopilatorio de historias de abogados y publicarlas en un libro. A ver si se les quita el “excelentísimo”, el “ilustre” y la tontería.
Código:
Excelentísimo señor abogado hijo de la gran puta, después de muchos meses por fin conseguirá su objetivo. Si, lee bien, le pagaremos las desorbitadas cantidades de dinero que nos pide por sus servicios. Poco hemos podido hacer para evitarlo ¿buscarnos otros abogado? No, gracias con uno tengo bastante.
Alo mejor el “ilustre” colegio de abogados al que usted pertenece podría haber hecho algo para que la cantidad se ajustara más a una cantidad justa. Si “justa” termino que ustedes desconocen. También digo que son unos excelentísimos hijos de la gran puta, ya que se han comunicado siempre a través de letras en un papel ¿trabajan personas ahí?, supongo que estarán de viaje como siempre. Dar la cara no es los vuestro como putos cobardes que sois.
Si hay un colectivo profesional al que odio profundamente ese es el gremio de los abogados. Gente que vive de los problemas de las personas y cuyo único interés es que el juicio será largo para poder chuparte la mayor cantidad de dinero posible.
Tengo el pensamiento utópico de que algún día la sociedad madurará y no harán falta este tipo de especimenes en el mundo. Muchos niños de papá, de vida fácil que son demasiado importantes para hablar contigo gratis, se dedican a esta profesión propia de buitres carroñeros.
Y lo que mas me toca los huevos es que ellos mismos se titulen como pertenecientes a un “ilustre” colegio de abogados. ¿De distinguido origen?, vale, vivir de los problemas ajenos es distinguido, lo aceptamos como falacia o felación. Además el máximo representante es el decano, el “excelentísimo” señor decano.
Recordemos de donde viene “excelentísimo”. Viene de excelencia que quiere decir: Tratamiento de respeto y cortesía que se da a algunas personas por su dignidad o empleo. ¿Dignidad? Si la desconocen. Si la conocieran no defenderían a gente sabiendo que son culpables, o trabajarían más y mejor cuando más le pague el interesado. Ya se sabe, si te puedes pagar a un buen abogado tu delito es menos.
Entonces nos queda por su empleo. ¿Es que no son todos los empleos necesarios, igual de respetables? ¿Por qué no hay un excelentísimo señor panadero, un excelentísimo señor camarero o un excelentísimo señor psiquiatra? El problema es que hay que alimentar su ego, y ellos se lo alimentan de esa forma. Los abogados no quieren la paz, quieren la guerra.
Un día tengo que hacer un recopilatorio de historias de abogados y publicarlas en un libro. A ver si se les quita el “excelentísimo”, el “ilustre” y la tontería.