stavroguin 11
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- 14 Oct 2010
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A pesar de mi ya provecta edad, no llego a los 2 años como conductor. Cuarentón avanzado que un día se cansó de la rigidez del transporte público y de la buena voluntad de amigos y familia como transportistas ad hoc, y se encontró sentado en una autoescuela rodeado de veinteañeros, inmigrantes y algún abuelo cebolleta. Tras unos miles de kilómetros y unas cuantas abolladuras en la chapa de mi glamouroso Mondeo de segunda mano, ya incorporado al staff del automóvil e incluso llegando a hojear y ojear alguna revista de coches por primera vez en mi vida en alguna aburrida espera, les ofrezco mis modestas y escasas conclusiones cuyo único valor pueda ser la frescura e inocencia del visitante recién incorporado a un mundo ajeno:
1- Nadie, absolutamente nadie, respeta los límites de velocidad. Obligado por la precariedad de puntos de los novatos agravada por alguna multa ocasional, circulo siempre al límite superior de la velocidad que marca la vía, dando como mucho 10 kmts/hora graciables. Entonces, ¿por qué cojones me adelanta todo el mundo? ¿Todo Dios va sobrado de puntos? ¿Las normas son facultativas y opcionales?
2- Nadie, pero es que nadie, pone el intermitente de salida en la rotonda. Muy pocos respetan tu preferencia de carril derecho para dejarla si van por el izquierdo.
3- ¿Por qué cojones los peatones me hacen reverencias por parar en todos los putos pasos de cebra? ¿También son orientativos y no mandatorios? ¿Soy el único que lo hace? ¿Se puede tantear el acojone del viandante para acelerar en vez de ceder el paso?
4- Las mujeres no ceden su preferencia. Jamás. Encuéntrate atascado saliendo del garaje con tránsito denso y el Angel de la Guarda que te evitará 20 minutos de tensa espera para incorporarse tendrá algo colgante en la entrepierna (desconozco los hábitos de cortesía de los travelos en estas tesituras). Métete por casualidad en una maniobra de aparcamiento que juzgas al límite de lo posible y el buen samaritano que se bajará de su coche a ayudarte carecerá siempre de clítoris.
5- Si en Galicia disponemos de refinería para elaborar el producto del ordeñe de los petroleros que a veces nos decoran la costa, ¿por qué cuando voy a Madrid el combustible está siempre más barato? ¿En el traslado de la gasolina a la meseta se multiplican los litros por arte de magia y ello sobrepuja los gastos de transporte?
Les ofrezco, como anécdota banal y carente de LOL mi primera paletada como conductor novel. Soy probablemente el único habitante de este país que ha tenido barco antes que coche. Acostumbrado a las capacidades del depósito de mi bonito ship, llegé ufano a la gasolinera para rellenar el depósito del coche por primera vez tras recogerlo en el punto de venta. Al principio no entendí las carcajadas de la empleada cuando le tendí dos billetes de 50 euros y le dije que fuera llenando. Cuando se secó las lágrimas fue capaz de articular entrecortadamente: "pero hombre, ¿no ve que tanto no cabe?"
1- Nadie, absolutamente nadie, respeta los límites de velocidad. Obligado por la precariedad de puntos de los novatos agravada por alguna multa ocasional, circulo siempre al límite superior de la velocidad que marca la vía, dando como mucho 10 kmts/hora graciables. Entonces, ¿por qué cojones me adelanta todo el mundo? ¿Todo Dios va sobrado de puntos? ¿Las normas son facultativas y opcionales?
2- Nadie, pero es que nadie, pone el intermitente de salida en la rotonda. Muy pocos respetan tu preferencia de carril derecho para dejarla si van por el izquierdo.
3- ¿Por qué cojones los peatones me hacen reverencias por parar en todos los putos pasos de cebra? ¿También son orientativos y no mandatorios? ¿Soy el único que lo hace? ¿Se puede tantear el acojone del viandante para acelerar en vez de ceder el paso?
4- Las mujeres no ceden su preferencia. Jamás. Encuéntrate atascado saliendo del garaje con tránsito denso y el Angel de la Guarda que te evitará 20 minutos de tensa espera para incorporarse tendrá algo colgante en la entrepierna (desconozco los hábitos de cortesía de los travelos en estas tesituras). Métete por casualidad en una maniobra de aparcamiento que juzgas al límite de lo posible y el buen samaritano que se bajará de su coche a ayudarte carecerá siempre de clítoris.
5- Si en Galicia disponemos de refinería para elaborar el producto del ordeñe de los petroleros que a veces nos decoran la costa, ¿por qué cuando voy a Madrid el combustible está siempre más barato? ¿En el traslado de la gasolina a la meseta se multiplican los litros por arte de magia y ello sobrepuja los gastos de transporte?
Les ofrezco, como anécdota banal y carente de LOL mi primera paletada como conductor novel. Soy probablemente el único habitante de este país que ha tenido barco antes que coche. Acostumbrado a las capacidades del depósito de mi bonito ship, llegé ufano a la gasolinera para rellenar el depósito del coche por primera vez tras recogerlo en el punto de venta. Al principio no entendí las carcajadas de la empleada cuando le tendí dos billetes de 50 euros y le dije que fuera llenando. Cuando se secó las lágrimas fue capaz de articular entrecortadamente: "pero hombre, ¿no ve que tanto no cabe?"