ilovegintonic
Muerto por dentro+
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Leyendo el hilo de las relaciones sociales, me he encontrado con una frase en un post de Orco de Moria, en el que tras explicar su modus vivendi actual, donde se describe a sí mismo como un auténtico dejado que procura apartarse del mundo cuanto puede y manifestar su rechazo por él, cierra con la siguiente frase:
No pienso luchar una puta mierda por nada.
Bueno, vale. Ok.
Como estas en el foro, varias al día. Pero esta, en su contexto, resuena con gran eco.
Pensadlo bien.
Hay frases grandilocuentes, hay frases que epatan, frases que deslumbran, la mayoría de las frases no dicen nada. Hay frases que incluso pueden sonar, como la de Orco de Moria, a algo potencialmente fuerte, pero bah, normalmente tampoco vamos más allá, y nos quedamos en la superficie. Pero de vez en cuando, en una frase aparentemente dicha sin mayor intención que la de decirla y sin pretender dar mayor significado del que el hablante quiere darle diciéndola, el que la escucha puede percibir, y en este caso así lo he hecho yo, el infierno detrás.
Quizá porque nos entra por toda la escuadra, quizá porque somos sensibles al tema, quizá porque coincide con que tenemos un momento de lucidez, hay frases que todos hemos escuchado y que nos han hecho parar a tomar aire mientras todos los demás que la habían escuchado seguían como si tal cosa, o no se percataban de lo que detrás de ella se escondía. No hablo de frases que dichas en según qué contexto suenen a exabrupto y por ello hagan palidecer a la audiencia. Hablo de esas frases simples, que parecen una más, en las que si nos paramos y miramos sentimos vértigo, mareo, angustia.
Un amigo mío, frecuentador habitual de clubes de intercambio de parejas, porque lo mismo le da pelo que pluma, y si es de mujer el pelo le gusta canoso -hay gente para todo- un día me contó su aventura de fin de semana en uno de ellos. Tras haber trabado contacto con un matrimonio cuarentón por internet, acuden los tres a un club de estos y se montan un trío. Tras la performance, el fulano y mi colega salen de los reservados y se van a la barra a tomarse una copa, dejando a la mujer dentro, y a esta siendo follada por otros tres o cuatro que estaban allí. Según salen, el marido sonríe y le dice a mi amigo:
Mi amigo me la contaba partiéndose la caja. Yo primero me reí, pero luego la volví a pensar. "Estoy convirtiendo a mi mujer en un monstruo". Joder. No me la pude quitar de la cabeza. Estoy convirtiendo a mi mujer en un monstruo. Imaginé a una chica cualquiera, normal, como cualquier otra, que jamás había pensado en algo mucho más fuerte que morrearse con dos tíos en una misma noche, que un día conoce a un fulano que igual tampoco había pensado nunca en mucho más que en hacerse un trío con dos guarruzas, y eso porque lo había visto en una peli porno. Imaginé que la chica se enamora de él, él de ella. Imaginé que ambos pensaron que el otro y sólo el otro serían las únicas personas con las que estarían el resto de sus vidas, y que hasta desearon que así fuera -por eso se casa la gente, ¿no?, porque uno piensa esto en un momento dado-. Imaginé a esa chica creyendo morir si un día descubría que su marido se fijaba en otra, cuanto ni más si se la follaba. Imaginé a ese tío creyendo lo mismo de su mujer. Imaginé que en un momento dado fueron personas convencionales. Imaginé todo el proceso hasta llegar a lo que llegaron. Imaginé cómo en él empieza cierto interés morboso, cómo le da miedo comentárselo a la mujer por si acaso esta le pone de cerdo para arriba, cómo un día lo hace, cómo un día le propone a ella hacer algo que se sale de lo normal, la sorpresa de ella, sus reticencias, la duda, el día que al final lo deciden e imaginé ese proceso hasta llegar a ir los dos con mi amigo a que este se follara a los dos y luego la otra a cuatro más en el mismo sitio y hasta lo gozara y quisiera más y hasta convertirse ella en la instigadora de tales cosas. Imaginé todo el proceso que hay detrás de decir esa frase. Estoy convirtiendo a mi mujer en un monstruo. Además, decir eso quiere decir que el tío sabía que se les estaba yendo de las manos, y de qué manera, para llamar a su mujer "monstruo".
Joder, esa frase me dejó helado. Pocas conozco con tanta carga detrás. En pocas frases he podido ver el infierno detrás, pocas frases me han dado tanto vértigo.
Contemos aquí esas frases que un día oímos y de las que si tiramos del hilo vemos que este llega hasta el infierno. Pongámoslas en contexto y expliquémoslo, contemos cuándo y dónde las oímos, por qué nos calaron y cómo nos helaron la sangre en las venas.
No pienso luchar una puta mierda por nada.
Bueno, vale. Ok.
Como estas en el foro, varias al día. Pero esta, en su contexto, resuena con gran eco.
Pensadlo bien.
Hay frases grandilocuentes, hay frases que epatan, frases que deslumbran, la mayoría de las frases no dicen nada. Hay frases que incluso pueden sonar, como la de Orco de Moria, a algo potencialmente fuerte, pero bah, normalmente tampoco vamos más allá, y nos quedamos en la superficie. Pero de vez en cuando, en una frase aparentemente dicha sin mayor intención que la de decirla y sin pretender dar mayor significado del que el hablante quiere darle diciéndola, el que la escucha puede percibir, y en este caso así lo he hecho yo, el infierno detrás.
Quizá porque nos entra por toda la escuadra, quizá porque somos sensibles al tema, quizá porque coincide con que tenemos un momento de lucidez, hay frases que todos hemos escuchado y que nos han hecho parar a tomar aire mientras todos los demás que la habían escuchado seguían como si tal cosa, o no se percataban de lo que detrás de ella se escondía. No hablo de frases que dichas en según qué contexto suenen a exabrupto y por ello hagan palidecer a la audiencia. Hablo de esas frases simples, que parecen una más, en las que si nos paramos y miramos sentimos vértigo, mareo, angustia.
Un amigo mío, frecuentador habitual de clubes de intercambio de parejas, porque lo mismo le da pelo que pluma, y si es de mujer el pelo le gusta canoso -hay gente para todo- un día me contó su aventura de fin de semana en uno de ellos. Tras haber trabado contacto con un matrimonio cuarentón por internet, acuden los tres a un club de estos y se montan un trío. Tras la performance, el fulano y mi colega salen de los reservados y se van a la barra a tomarse una copa, dejando a la mujer dentro, y a esta siendo follada por otros tres o cuatro que estaban allí. Según salen, el marido sonríe y le dice a mi amigo:
Estoy convirtiendo a mi mujer en un monstruo.
Mi amigo me la contaba partiéndose la caja. Yo primero me reí, pero luego la volví a pensar. "Estoy convirtiendo a mi mujer en un monstruo". Joder. No me la pude quitar de la cabeza. Estoy convirtiendo a mi mujer en un monstruo. Imaginé a una chica cualquiera, normal, como cualquier otra, que jamás había pensado en algo mucho más fuerte que morrearse con dos tíos en una misma noche, que un día conoce a un fulano que igual tampoco había pensado nunca en mucho más que en hacerse un trío con dos guarruzas, y eso porque lo había visto en una peli porno. Imaginé que la chica se enamora de él, él de ella. Imaginé que ambos pensaron que el otro y sólo el otro serían las únicas personas con las que estarían el resto de sus vidas, y que hasta desearon que así fuera -por eso se casa la gente, ¿no?, porque uno piensa esto en un momento dado-. Imaginé a esa chica creyendo morir si un día descubría que su marido se fijaba en otra, cuanto ni más si se la follaba. Imaginé a ese tío creyendo lo mismo de su mujer. Imaginé que en un momento dado fueron personas convencionales. Imaginé todo el proceso hasta llegar a lo que llegaron. Imaginé cómo en él empieza cierto interés morboso, cómo le da miedo comentárselo a la mujer por si acaso esta le pone de cerdo para arriba, cómo un día lo hace, cómo un día le propone a ella hacer algo que se sale de lo normal, la sorpresa de ella, sus reticencias, la duda, el día que al final lo deciden e imaginé ese proceso hasta llegar a ir los dos con mi amigo a que este se follara a los dos y luego la otra a cuatro más en el mismo sitio y hasta lo gozara y quisiera más y hasta convertirse ella en la instigadora de tales cosas. Imaginé todo el proceso que hay detrás de decir esa frase. Estoy convirtiendo a mi mujer en un monstruo. Además, decir eso quiere decir que el tío sabía que se les estaba yendo de las manos, y de qué manera, para llamar a su mujer "monstruo".
Joder, esa frase me dejó helado. Pocas conozco con tanta carga detrás. En pocas frases he podido ver el infierno detrás, pocas frases me han dado tanto vértigo.
Contemos aquí esas frases que un día oímos y de las que si tiramos del hilo vemos que este llega hasta el infierno. Pongámoslas en contexto y expliquémoslo, contemos cuándo y dónde las oímos, por qué nos calaron y cómo nos helaron la sangre en las venas.