Hammer rebuznó:
Es de pena como los progres defendeis lo hecho por el gobierno, ceder al chantaje de un terrorista, miembro de ETA en activo, sin arrepentimiento y sin enfermedad alguna, liberandolo y convirtiendolo en un heroe de los etarras, cosa jamas hecha en la historia de la democracia, pese a que el PP acercase presos y liberase a enfermos terminales, pero nunca NUNCA cedio al chantaje de ETA y Miguel Angel Blanco es triste testigo de dicha situacion.
...No está mal que adivines lo que El Ojo quiere decir. ¿Podías adivinar también si mi jefe me va a subir (por fin) el sueldo?
En serio: eres bastante más "razonable" que él, y al menos das unas opiniones razonadas, aunque no esté de acuerdo con ellas.
De toda la vida se sabe que dos errores no se convierten en un acierto, y condenar a alguien a doce (o a noventa y seis, como se pedía en un primeer momento) años por un artículo no corrige el error de que un asesino tan hijo de puta cumpla su pena con dieciocho años de prisión.
Yo no veo que se haya cedido a chantaje alguno. Sacar a colación aquí lo de M.A. Blanco es de un bajeza moral realmente espeluznante. ¿Acaso crees que si hoy secuestrasen a una persona y pidiesen la libertad, o el traslado, de todos los presos etarras el Gobierno accedería? Sabes que no, como también lo sé yo.
Se trata de un caso muy particular y muy controvertido, que no tenía ninguna respuesta positiva. Tanto si el bastardo moría en el hospital, como si era liberado, parte de la sociedad saltaría al cuello del Gobierno. Ahora mismo no se ha hecho ni lo uno ni lo otro. La prisión atenuada sólo representa una mejora de las condiciones en que es custodiado, motivadas por su salud.
Si De Juana se recobrase lo suficiente, no sólo no estaría en su casa, sino que tendría que volver a una prisión. No obstante, con lo jodido que está dudo siquiera que salga del hospital en los próximos meses.
Claro que por mí, ojalá el primer yogur que le den esté caducado y le cause tal gastroenteritis que se vaya al otro barrio, a poder ser entre horribles dolores y en una agonía de, por lo menos, veinticinco días (uno por muerto)