¡Felicidades por los merecidos éxitos!
Hoy, mientras mis amigos imaginarios se reponían de la resaca, he decidido ir al gimnasio a pasar el rato y me he entretenido con la rutina de brazos de este vídeo:
¿Cada cuánto hacéis esta tortura medieval?
He empezado por tríceps, porque sí, y ya he sufrido. En toda la media hora de bíceps me he arrastrado de ejercicio a ejercicio con algo a mitad de camino entre los sollozos y la risa histérica. Afortunadamente no había ni Cristo hoy entrenando y he podido tener las barras listas y la libertad de berrear a placer.
Moralmente es duro porque por muy bien que te salga el primer ejercicio, si es al fallo, el segundo va a doler aunque el peso sea aparentemente ridículo.
Tengo que preguntarlo porque me lo he estado repitiendo muchas veces:
¿Es una rutina en serio o lo habéis puesto para torturar a los que pierden el tiempo entrenando brazos día sí y día también? Si es lo primero, me quito el sombrero. Si es lo segundo, también, porque debe funcionar de la hostia.
Voy por la calle andando como la persona más feliz del mundo, moviendo los brazos en arcos de 180 grados. Porque como los deje quietos creo que ahí se van a quedar.