HISTORIA MILITAR: hilo de ejércitos y batallitas.

Jason Bourne rebuznó:
Jacques de Molay rebuznó:
Dr.Clon rebuznó:
Lo de las Termopilas no fue un gran derroche de estrategia y tactica precisamente, de hecho, aguantar en un paso estrecho aprovechando su tropa superior para negar la ventaja del numero era de cajon, los griegos en campo abierto lo habrian pasado muchisimo peor.
Aunque hay que admitir que batallas como esa son el material con el que se forjan las leyendas :lol:

Volviendo al tema, segun mi opinión, el asunto queda entre César y Napoleon, siendo los dos grandísimos generales y unos estadistas muy competentes, aunque uno triunfó y su legado cambió el mundo, el otro no, ademas que al ser gabacho pos le quita muchos puntos :roll:

Quizas este tema se deberia incluir en un hilo separado o una encuesta para debatirlo, alguien se ofrece para redactar la lista de candidatos? :roll:

Napoleón sí cambió el mundo. Su gran obra no son sus conquistas, son el Código Civil y el Código Penal.


MOLAY!!!!!! Expliqueme esto!!!!

Napoleón, que yo sepa también codificó las leyes penales francesas.
Promulgando, creo que en 1810, el Código Penal.

Asimismo había hecho una especie de Ley de Procedimiento Crimilan anteriormente y el Código de Comercio.

Con lo que su labor como legislador no tiene parangón desde Justiniano.
Los grandes códigos que él concibió todos los países los mantienen hoy en día.
 
Juvenal rebuznó:
El novelista Jack Higgins se inspiró en él para crear a Liam Devlin, personaje de su libro "Ha llegado el águila".)

Y de otras novelas posteriores, pero ya sin el mismo mordiente...Inefable la pirueta mental para justificar su oposición a Franco y su apoyo al III Reich.
 
LOS MAS GRANDES ( Y DEJAD YA DE JODER LA MARRANA)

-Alejandro Magno:la campaña de conquista más impresionante de la historia...murió sin que supieramos cual era su verdadero límite.Murió joven pero invicto.
-Anibal:El único que rozó la gloria del Macedonio, un genio, prodigio de calculo y audacia...Cruzar los Alpes con todo su ejercito en pleno invierno o la batalla de Cannas (mil y una veces estudiada por todos los grandes generales posteriores al genio cartagines)son solo unos ejemplos.Pudo cambiar el curso de la historia,heroe trágico por excelencia...su alter ego fue el gran Escipión el Africano su vencedor en Zama,otro genio.No murió invicto.
-Julio Cesar:Impresionante,posiblemente el más grande,un hombre del renacimiento antes de Cristo.Lo mataron invicto.
-Napoleon:podria ser el más grande salvo por una salvedad (valga la rebuznancia)no murío invicto...por poco.Ingleses (y su marina),Rusos y la mosca cojonera que suposo la guerra en España...la tumba del emperador.

Estos son sin discusión los cuatro grandes,discutir quie fúe el mejor me parece me parece una gilipollez por que cada uno vivió un época diferente de la historia y no se pueden comparar.
Despues de los 4 grandes estarian "conductores de hombres"como Gengis Khan,El gran Capitan,Filipo de Macedonia,Epaminondas de Tebas,Ramses II,Cayo Mario,Octavio Augusto,Trajano,Dario I,Publio Cornelio Escipion,Pirro de Epiro,Hernan Cortes,Alexander Suvorov (otro que murio invicto),Belisario de Bizanzio (el conde Belisario,que grande...),Georgi Zhúkov,Jaime I el Conquistador,Toyotomi Hideyoshi,Saladino,Amilcar Barca...yo que sé hay muchos (no están todos los que son y son todos los que están...pero los cuatro grandes son los ya mencionados.
 
Atención: ladrillo tocho:
Günther Prien "El heroe de scapa Flow"

Günther Prien, nació el 16 de junio de 1908 en Osterfeld Thüringen, Alemania, aunque antes de los 10 años sus padres se separaron y se fue con su madre a vivir a Leipzig.
En el humo, la suciedad y la pobreza de esa ciudad industrial tomó la decisión temprana de hacer carrera en el mar, donde un hombre podía respirar aire puro.
A los 15 años y con el dinero ganado haciendo de guía en la feria de Leipzig, pudo pagar los honorarios para el ingreso en la escuela de náutica de Firkenwarden, donde continuaría los estudios con una beca. El primer viaje de prácticas lo hizo en el Hamburg y a la vuelta de Pensacola, desempeñando plaza de mozo y de cocinero, naufragó a la entrada de Dublín. Luego continuaría las prácticas en el Pfalzburg y, al obtener el nombramiento de piloto, embarca en el San Francisco el cual cierto día entró en abordaje con el Karlsruhe, precisamente cuando Prien estaba de guardia, pero el tribunal marítimo de Bremen le declaró exento de culpabilidad. En 1932 obtiene el título de capitán, sin embargo la falta de embarque le obliga no sólo a trabajos humillantes, sino hasta la mendicidad.
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En 1933 Prien se enteró de que la Armada alemana buscaba candidatos a oficiales y dejó la marina Mercante para empezar su entrenamiento. En 1935 se graduó en la escuela de submarinos de Kiel, donde destacó entre sus compañeros. En 1938 fue destinado como oficial a bordo del U-26 que estuvo activo en la guerra civil española.
En Diciembre de 1938 fue destinado como comandante al U-47,submarino con el que realizaría 10 patrullas (238 días) con un total de 30 barcos hundidos, que sumaron 168.768 toneladas, y 8 barcos dañados que sumaron 63.282 toneladas.
“Prien era todo lo que debería ser un hombre”, escribió más adelante su oficial superior, Karl Dónitz, “…tenía una gran personalidad, estaba lleno de gusto y gozó por la vida, del todo entregado a su servicio. Era un ejemplo para los que servían bajo su mando. Típico del hombre y de su aspecto es un comentario que hizo antes de la guerra cuando dijo: ‘…me divierto mucho más con un buen ejercicio de convoy que con cualquier permiso’. Le tenía gran afecto y estima”.
Dönitz concibió el ataque a Scapa Flow cuando el primer día de guerra el U-30, al mando de Lemp, hundió el Trasatlántico británico Athenia muriendo 118 pasajeros, 22 de ellos ciudadanos de los Estados Unidos. Los británicos se enfurecieron, los norteamericanos se alarmaron, Hitler se encolerizó y Dönitz quedó profundamente humillado.
Uno o dos días después del estallido de la guerra y la debacle del Athenia, resucitó en él una idea con la que jugaba desde hacía tiempo: una incursión de submarinos a Scapa Flow, para asestar a los británicos un golpe rápido y contundente y hacer que los submarinos fueran la gloria de Alemania.
De inmediato ordenó que le enviaran todos los informes del servicio de inteligencia alemán existentes sobre Scapa Flow a su cuartel general en Wilhelmshaven. El 6 de septiembre, sólo tres días después del comienzo de la guerra, la Luftwaffe mandó un bombardero Heinkel por encima de Scapa Flow para tomar fotografías aéreas, y despachó un submarino para que recorriera los accesos e informara de mareas y corrientes.
Las fotos aéreas revelaron una flota entera de buques de guerra ligeros y pesados anclada en Scapa. Un segundo reconocimiento proporcionó datos precisos de todos los obstáculos que protegían las diversas entradas.
Había siete entradas a Scapa, tres principales en el extremo occidental cerradas con una barrera de maderos antisubmarinos, y cuatro más estrechas en el extremo oriental que estaban guardadas con barcos de bloqueo. Tras un examen detenido, Dönitz decidió que había una posible ruta al interior del fondeadero. Era por Kirk Sound, la más septentrional de las entradas en el lado este. Había tres barcos de bloqueo hundidos a lo ancho del canal, no los habían hundido de proa a popa en una línea continua, sino que yacían superpuestos de forma que una nave pequeña podía establecer un curso serpenteante entre ellos.
Dönitz también vio que entre el barco de bloqueo más austral y la tierra había un canal angosto, pero navegable, de unos 50 pies de ancho y 20 pies de profundidad. Entre los barcos de bloqueo más septentrional y central había un canal similar, un poco más ancho pero más somero que el austral. Dönitz apuntó en el Diario de guerra del mando de submarinos: “creo que por aquí ciertamente sería posible entrar. De noche, por la superficie en aguas tranquilas. Las principales dificultades serán de navegación”.
No le resultó complicado elegir al comandante para esa misión peligrosa.
Günther Prien poseía todas las cualidades profesionales y personales, la mezcla adecuada de osadía y cautela para conseguirlo. A las pocas semanas del regreso glorioso de Prien de su primera patrulla exitosa, fue llamado a una reunión con Dönitz a bordo del submarino escuela del puerto de Kiel. Era el domingo 1 de Octubre. Dönitz se hallaba de pie ante una gran mesa redonda cubierta con mapas, y lo primero que notaron los ojos de Prien al entrar, recordó él con posterioridad, fue el mapa de arriba con las palabras “Bahía de Scapa Flow” impresas en grandes letras.
Dönitz le explicó por qué lo había llamado. Esbozó su plan, señaló las dificultades, indicó los fondeaderos de los barcos británicos, las defensas y el camino propuesto para entrar y salir. “¿ Cree usted que un comandante decidido podría introducir su nave en Scapa Flow…”, pregunto Dönitz, “…y atacar a las fuerzas enemigas que hay allí ?”. Antes de que Prien pudiera responder le dijo que disponía de 48 horas para pensarlo y que regresara a informarle el martes. Si consideraba que no era capaz de llevar a cabo la misión, nada se le recriminaría.
Se marchó con el informe completo para estudiarlo, incluyendo las fotos aéreas y los mapas. Prien no aguardó las 48 horas. A las 14:00 horas del lunes 2 de octubre de nuevo se presentó en el camarote de Dönitz. Éste le preguntó directamente: “¿ Sí o no ?.”, “Si señor” respondió Prien, “Bien, entonces haga los preparativos necesarios”.
Seis días después, sin ceremonia, el U-47 de Prien salió del canal de Kiel y puso rumbo a Scapa Flow
Durante las horas diurnas del viernes 13 de octubre de 1939 el submarino U-47 yació en silencio en el lecho del mar, al este de las islas Orcadas. A una profundidad de 90 metros era inmune a todos los efectos de las olas y el clima y, sólo en ocasiones, su balanceo se veía perturbado a medida que las corrientes submarinas subían y bajaban suavemente el casco de acero.
Durante los últimos cinco días, la tripulación había invertido el ritmo normal de vida, durmiendo sumergida durante el día para evitar ser detectada, y emergiendo de noche para reanudar su curso. El 13 de octubre el submarino se había sumergido a las 4:37 de la madrugada y no saldría a la superficie hasta las 19:00 horas. La dotación, compuesta de unos 40 hombres, disponía de casi 15 horas de espera, un periodo de inactividad que a muchos les pareció casi un castigo insoportable. Pero lo que hacía que el descanso fuera tan inquieto era que su comandante, “el viejo” como le llamaba la tripulación, acababa de informarles de cual era el destino de su misión.
En una atestada reunión de oficiales y tripulantes en la sala de torpedos de proa, pintada de blanco, al fin Prien había divulgado el secreto de la misión especial nave.
Una vez estuvieran dentro provocarían el caos. “Primero hundiremos los portaaviones, luego los acorazados y cruceros, y todo a lo que podamos darle”. Prien les informó que el alto mando estaba seguro de que el submarino sería capaz de entrar, no tanto de que consiguiera salir, “…pero estoy decidido a entrar y llevar a cabo lo que tenemos que hacer…”, declaró Prien, “…y aún mas decidido a sacaros a todos de allí y llevaros a casa”. Nadie habló, la idea era demasiado extraordinaria como para ser asimilada en el acto. Solos, sin apoyo, iban a atacar la mayor flota de combate de las naciones involucradas en la guerra. Si tenían éxito asestarían el golpe individual más devastador jamás conseguido en la guerra de submarinos, lograrían quizás la mayor proeza de armas de la historia naval.
¿Y si fracasaban ? Todos conocían la suerte del U-18 y del UB-116.
En la iluminada mesa de mapas, Prien vio al oficial de derrota, Wilhelm Spahr, inclinado sobre el mapa hidrográfico de Scapa Flow. “Hola…”, susurró Prien, “…¿ que hace aquí ?”. “Le echo otro vistazo a los mapas”, repuso Spahr también en un susurro, “pero es hora de que duerma un poco” le dijo Prien preocupado de que su navegante pudiera notar la falta de sueño cuando comenzara la acción. Prien volvió a su camarote y de nuevo corrió la cortina verde. Poco después, alguien pasó haciendo
demasiado ruido. “Silencio…” siseó el radio operador, que descansaba en su cubículo frente al de Prien, “…el viejo está durmiendo”. Por detrás de la separación verde se oyó la voz jovial y divertida de Prien, “el viejo nunca duerme, solo descansa la vista”.
Al fin la espera interminable en el fondo del mar del Norte casi había terminado. A las 14:00 horas Friedich Walz, el cocinero, se dirigió a popa. Al poco rato una diversidad de ruidos salió de la cocina donde un hornillo eléctrico, una olla eléctrica, un fregadero y unos armarios estaban encastrados en un espacio diminuto. Ahí el cocinero tenía que preparar la cena para 40 hombres. A las 16:00 horas estaba lista. Se lo transmitieron de boca a boca, y los hombres sacaron las piernas por el costado de las literas y se sentaron para tomar lo que, sin duda, sería su última comida en mucho tiempo. Quizás para siempre.
Fue un banquete, lo mejor que podía proporcionar la armada en una patrulla de combate: sopa, costillas asadas de cerdo, patatas, repollo en salsa acompañado de un café muy fuerte y dulce. Los hombres la llamaron la “cena del ahorcado” y la comieron con abundante apetito, bromeando y contando chistes con exagerada jocosidad.
Cuando acabaron se pusieron a despejar el submarino para la batalla. Lavaron los platos y los guardaron. Subieron las literas y las fijaron con cuerdas a un costado. Descubrieron los torpedos de repuesto, bajo las planchas de cubierta, y bajaron el balancín de carga que los elevaría hasta las posiciones de carga rápida en los tubos uno y dos. Sacaron las cargas explosivas y las espoletas de tiempo con las que hundirían la nave si surgía la necesidad. Desmantelaron el aparato codificador de radio y colocaron el cuaderno de bitácora de la radio, el cuaderno de señales y los papeles secretos en un montón, con una carga explosiva encima. Comprobaron los mecanismos de emergencia y llenaron las bolsas de comida de emergencia con cigarrillos y chocolate. Por último arrancaron el nombre de identificación de la flotilla, que llevaban encima de la cinta de las gorras, para no revelar su unidad si caían prisioneros de los británicos.
En ningún momento dejaron de bromear acerca de ir a recoger patatas a Escocia como prisioneros de lo británicos. Era una posibilidad demasiado real como para tomársela en serio.
Prien apuntó en el diario de abordo: “La moral de la tripulación es espléndida”.
Hacia las 19:15, momento en que ya había oscurecido en la superficie, la voz metálica del “viejo” chirrió por el intercomunicador de todos los puestos en el submarino: “ A los puestos de inmersión”. La guardia del puente se agrupó bajo la escotilla inferior de la sala de control, poniéndose los impermeables por encima de los uniformes de cuero y jugueteando con los prismáticos. El ingeniero jefe ocupó su puesto detrás de los dos operadores de los hidroplanos de la sala de control, donde
podría corregir el balanceo y vigilar los dos indicadores de profundidad, y el indicador fino de profundidad Papenberg.
“Suelten lastre”, ordenó el jefe, y lentamente la nave empezó a subir del fondo. “Suban al máximo hidroplanos de proa, hidroplanos de popa arriba cinco”, instruyó el jefe a los dos operadores sentados ante los controles. El U-47 se sacudió y gimió. La aguja del medidor de profundidad tembló. Los motores eléctricos comenzaron a zumbar a medida que la nave se deslizaba despacio hacia arriba. Reinaba un silencio total en la sala de control. El jefe tenía la vista clavada en las agujas de los medidores de profundidad que giraban en el sentido contrario de las agujas del reloj. “Ascendiendo…”, dijo el jefe, “…60 mt... 50mt...”. A 24 mt. Prien ordenó una exploración hidrofónica. El operador del hidrófono no pudo captar ningún sonido de superficie. A profundidad de periscopio, Prien echó un vistazo alrededor de la superficie. Todo despejado. “Preparados para emerger”, informó el jefe. “A la superficie” ordenó Prien, subiendo por la escalera de metal que salía de la sala de control a través de la escotilla inferior de la torreta.
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“Llenen todos los tanques de lastre”, ordenó el jefe. El cabo de mar de a sala de control abrió las válvulas principales en el panel de llenado. El aire comprimido entró siseando en los tanques y en el acto la nave comenzó a hacerse más ligera.
“En la superficie”. Indicó el jefe. El U-47 ya oscilaba con el movimiento del mar. El ruido de las olas que golpeaban contra el casco de acero del submarino a veces se podía oír por encima del estrépito de la sala de control. “Igualen presión…”, ordenó Prien, “…abriendo escotilla superior... ahora”.
Aire fresco y límpido entró en el interior de la nave cuando Prien subió por la escalera desde la torrecilla por la escotilla superior hacia el puente. La guardia subió detrás del capitán. “Establezcan máxima flotabilidad con los diesel…”, indicó Prien, “… y preparen los motores principales”.
El submarino de nuevo se había convertido en una nave de guerra de superficie. De pronto sonó el telégrafo de la sala de máquinas. El submarino se estremeció cuando los motores diesel se embragaron, y el suave mecerse dio lugar a un avance y el rítmico batir de los diesel creció hasta ser un rugido. Mientras el morro del submarino hendía el oleaje del mar del Norte, los hombres fueron azotados en la cara por
un viento frío y quedaron empapados por una lluvia de espuma. El U-47 viró hacia la oscura masa que era la costa enemiga.
Prien no quedó muy contento con lo que vio desde el puente, no se trataba de la noche oscura con la que había contado. Aunque había luna nueva la estrecha medialuna era inesperadamente brillante. Peor aún, y por completo imprevisto, todo el horizonte septentrional refulgía con la aurora boreal, grandes oleadas de brillo atmosférico que avanzaban y retrocedían en largos y ondulantes haces. Prien los maldijo,
incluso consideró postergar el ataque 24 horas, mas decidió proseguir. En ese momento el submarino seguía la marea en un curso noroeste rumbo a Holm Sound, en el extremo sudoeste de Scapa Flow, hacia feroces corrientes y remolinos tan fuertes que una nave sería arrastrada incluso con los motores apagados. Estaba claro que el U-47 corría el grave riesgo de que se desgarraran los finos depósitos de combustible y lastre sobre las rocas o los barcos de bloqueo hundidos.
De modo que cualquier intento de entrar en Scapa Flow debería llevarse acabo con aguas tranquilas, pasada la plena marea (al repunte) cuando la corriente era mínima. La navegación aquí era difícil aun a pleno dia; de noche, y en tiempos de guerra, sería extremadamente peligrosa.
Incluso llegar a Kirk Sound, la entrada elegida por Dönitz, resultó ser peligroso para Prien y él U-47. Poco después de las 23:00 horas, al acercarse a Rose Ness en la entrada de Holm Sound, Prien avistó una sombra, un oscurecido barco mercante en sus proximidades, y se vio obligado a sumergirse hasta que la sombra se hubo desvanecido en la noche. Justo antes de la medianoche tras establecer su posición con el
faro de Rose Ness, apagado pero todavía débilmente visible a 650 mt. de distancia por la amura de estribor, Prien estableció un cambio de curso a 270 grados… y metió el U-47 en el canal equivocado. Momentáneamente se quedó confundido, nada era como él había esperado.
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En vez de dos barcos de bloqueo había uno y sólo había una abertura, no las dos que mostraban las fotografías aéreas. Desde la sala de control de abajo llegó un grito de advertencia
de Spahr, el navegante, que había estado calculando el curso del submarino en el mapa por una navegación a estima, monitorizando el sondador después del cambio de curso de Prien. Al encontrar el error Spahr le dio al capitán un nuevo curso de 30 grados a estribor y Prien, en el acto, alteró el curso para evitar que la corriente que aquí entraba con mas fuerza en Scapa Flow lo hiciera encallar.
Unos minutos después el Kirk Sound fue claramente visible. “Es una visión muy espectral”, apuntó Prien en el cuaderno de bitácora del submarino. “En tierra todo está oscuro, y en el cielo brilla la aurora boreal de modo que la bahía, rodeada por montañas bastantes altas, queda directamente iluminada desde arriba. Los barcos de bloqueo
están en el canal, fantasmales como los bastidores de un teatro”. El teniente Engelbert Endrass, primer oficial de Prien y responsable del manejo de los torpedos del U-47, se volvió hacia su comandante y comentó: “¿ Qué tiene de malo ?, es una noche perfecta para disparar“. Prien estaba demasiado preocupado para responder.
En ese momento el U-47 entraba en Kirk Sound, la marea ya había menguado pero aún no era floja. Todavía había una corriente fuerte pero navegable a popa de la nave. El paso septentrional parecía el mas prometedor, tenía el doble de ancho que el mas profundo canal austral. Prien ordenó un viraje a babor e indicó que apagaran los motores diesel y acoplaran los eléctricos. Manteniéndose cerca de la costa de sotavento el U-47 pasó, con 15 metros de holgura, junto a la mole hundida de un velero de dos mástiles. Pero a una marcha lenta en la remolineante
corriente era dificil de obtener sin apoyo en el timón. De forma que ordenó que el submarino fuera a estribor para que pudiera seguir la costa, donde el agua parecía más tranquila. Por delante, donde el canal se estrechaba, se cernían los barcos de bloqueo Támesis y Soriano con sus palos cortados y con solo la superestructura del puente por encima del agua.
En el puente del U-47, Prien ordenó un curso de 270 grados y avanzó entre esas moles. Siempre que quería cambiar de dirección ahora le pedía los angulos de timón, no la marcación de curso, al timonel que iba en la torreta. Parecía haber una abertura de mas de 30 metros entre los barcos de bloqueo. Prien pasó junto a la popa que daba al sur del Támesis, luego vió por delante en linea recta que la enorme cuerda y los otros cabos que lo conectaban con el Soriano se hundían en el agua. Pudo verlos con mucha claridad gracias al agua blanca que remolineaba alrededor de ellos. Puso rumbo al centro de la abertura entre el Támesis y el Soriano, con la esperanza de que entre los cabos hubiera una cavidad sobre la cual pasar.
Pero de repente la corriente se apoderó del submarino, empujándolo a estribor, y en ese momento crítico el timón no pudo responder. La nave fue incontroladamente a la deriva hacia la defensa antisubmarinos.
Sólo Prien y los cuatro miembros de la guardia en el puente sabían lo que estaba pasando. El resto de la tripulación, confinada dentro del casco, unicamente podía imaginar las maniobras del submarino. Los hombres de la sala de torpedos de proa y en la sala de maquinas de popa empezaban a preocuparse. Sus puestos se hallaban tan alejados de la escotilla de emergencia de la sala de control, que las posibilidades que tenían de salir con vida eran escasas si de pronto le acaecía el desastre al submarino. De modo que cuando oyeron por primera vez el pesado traqueteo
metálico de los cabos contra la quilla se alarmaron, y muchos creyeron que había golpeado la amarra de una mina y que en cuaquier momento volarían.
“Contacto“, gritó alguien desde la sala de control. “Recibido“, se oyó la tranquila respuesta de Prien desde el puente. Los cabos se deslizaban por debajo de la nave. Pero al pasar por encima de la barrera el submarino se había desviado hacia la costa.
De pronto la nave tocó fondo y encalló. Prien tenía que actuar con presteza. La corriente aún se movía deprisa. Cada segundo que pasara podía embarrancarlos aún más, y si la nave no era capaz de liberarse el amananecer los dejaría expuestos ante los británicos.
Para forzar el morro del submarino a babor, de vuelta al canal y lejos de la costa, ordenó que se parara el motor de babor y que el de estribor avanzara a poca potencia, con el timón todo a babor. Cuando eso demostró ser insuficiente, ordenó que se vaciaran los tanques de inmersión con el fin de aligerar la nave y aumentar su espacio (los habían inundado en parte para bajar el submarino, reduciendo la silueta visible por encima del agua). La nave se soltó en el acto y flotó libre en las aguas turbulentas. Prien se afanó por hacerla virar a babor, ordenó una serie de rapidos cambios de timón a medida que amenazaba con encallar de nuevo. Los barcos de bloqueo quedaron a popa, el canal se abrió para revelar una ancha masa de agua oscura y, 27 minutos después de la medianoche, la madrugada del sábado 14 de octubre de 1933, Gúnther Prien le informó a su tripulación:
“Estamos dentro“. Ante el se extendía una vista maravillosa de Scapa Flow. “Está...“, escribió en el cuaderno debitácora, “...desagradablemente iluminada. Toda la bahía“.
Pero eso no disminuyó su júbilo. Había llevado al interior de Scapa Flow el primer submarino que jamás consiguiera penetrar en el reducto británico sin ser detectado. Se volvió hacia un marinero y comentó: “Esta noche nos espera algo grande“. Luego, con la dotación situada en sus puestos de combate para un inminente ataque con torpedos, el U-47 se dirigió hacia el oeste en busca de la flota británica.
Durante un momento, mientras Prien salía de ensenada, el U-47 fué bañado pr los faros de un coche que marchaba por el camino que había cerca del pueblo de St Mary’s. Los hombres del submarino alemán miraron horrorizados cómo todo el costado de estribor quedaba iluminado. Estaban tan cerca de la costa que podían ver camiones aparcados y centinelas. Pero la luz pasó y no sucedió nada. El U-47 prosiguió su avance hacia el corazón del fondeadero de la flota británica. Pero lo que Prien encontró allí fué una amarga decepción.
“Al sur no hay nada“, apuntó en el cuaderno. “Penetraré más. A babor reconozco la guardia costera de Hoxa Sound, ante la cual en los siguientes minutos la nave deberá presentarse como blanco. En ese caso se perdería todo. De momento no se ve ningún barco, aunque la visibilidad es extremadamente buena. Procedemos al norte por la costa“.
La flota británica no se encontraba donde se suponía que estaba, no donde unos días atras las fotografías aéreas habían indicado una masa de buques de guerra anclados. Prien había avanzado casi tres mllas y media, con la ansiedad creciendo con cada vibración de los motores diesel que por aquel entonces habían vuelto a encender. No había visto
ni un solo barco de ninguna clase, así que viró a babor, completó un amplio circulo, volvió por el camino que acababa de recorrer y puso rumbo al norte, hacia la isla llamada Mainland. Durante mas de una milla el U-47 marchó despacio por Scapa Flow pero ningún acorazado, ningún portaaviones, ningún crucero, ni siquiera una lancha apareció a la vista.
¿ A donde habían ido los británicos ?.
Había pasado mas de media hora desde que entraran en Scapa Flow y entonces, al fin, en el rincón más al nordeste Prien detecto por los prismáticos nocturnos una leve sombra a través del agua. Al acercarse, la sombra se hizo más grande y nítida hasta que, claramente perfilada contra el cielo, delante de él vio la inconfundible superestructura, el palo mayor trípode y las enormes torretas de los cañones de un acorazado británico. Prien se acercó más. “Ahí...“, le dijo a Endrass pasándole los prismáticos, “...échele un vistazo a eso. Detras hay otro“. Al oeste, mas o menos una milla más allá, había un segundo barco, todo él menos la proa oculto por el casco que había delante. Se aproximaron más a los barcos
de guerra. De hecho, uno era el acorazado Royal Oak, el otro el H.M.S. Pegassus, un viejo buque nodriza de hidroaviones de 6.900 toneladas convertido en un transporte de hidroaviones.
El U-47 se acercó aún más, luego Prien ordenó que pararan los motores. El teniente Endrass permanecía encorvado sobre la mira maestra, calculando el ataque de los torpedos. Planeaba disparar una andanada de tres torpedos en abanico: el primero dirigido a la proa del barco más lejano, los otros al costado de estribor del más cercano.
El más apartado era un disparo difícil a tres millas, pero debería ser imposible no darle al más próximo. “Inunden tubos para disparo de superficie“, ordenó.
“Tubos inundados“, le llegó la respuesta de la sala de torpedos de proa. Ya estaban listos para que se abrieran las compuertas exteriores y lanzaran los torpedos con una descarga de aire comprimido. Luego éstos irían solos, impulsados hacia el blanco por su propia energía eléctrica.
Endrass alineó los hilos de la retícula del apuntador de torpedos sobre los dos barcos. “Abran compuertas exteriores“, ordenó. Luego apretó la palanca de disparo. Simultaneamente, como garantía contra un fallo eléctrico, un tripulante en la bodega apretó un interruptor manual de disparo. El primer torpedo, de una tonelada y media con 350 kilogramos de TNT, salió propulsado de su tubo. El submarino se sacudió.
Dos segundos más tarde se lanzó el segundo, después el tercero. “Torpedos en trayectoria“, informó el operador del hidrófono, quien podía escuchar las hélices de éstos bajo el agua. El navegante Spahr observaba su cronómetro, contando el tiempo para el impacto. Los 40 alemanes a bordo del U-47 aguardaron en silencio.
En el U-47 Prien, después de escuchar una sorda explosión, tenía la impresión de que el primer torpedo le había dado al barco más alejado, el Pegassus. Creyó que el segundo y el tercero, dirigidos contra el Royal Oak, habían fallado. Como ningún barco parecía estar hundiendose , ordenó que el submarino virara y disparó contra el Royal Oak los torpedos de popa. Éstos también erraron. Prien atribuyó esos frustantes disparos a fallos de curso, velocidad y deriva.
Desconcertado, pero decidido, retrocedió mientras se cargaban otros dos torpedos en los tubos de proa, conformando un total de tres listos para ser disparados. El U-47 se aproximó, esta vez más cerca. De nuevo el submarino apuntaba a la silueta inmóvil del Royal Oak, una vez más Endrass se inclinó sobre la mira del puente. “Fuego“.
Los tres torpedos se lanzaron en rápida sucesión.Entonces a bordo
del Royal Oak nadie confundió lo que sucedía. A las 01:16 horas, 12 minutos después de la primera explosión, tuvo lugar una segunda en el centro de la nave, que envió una enorme columna de espuma blanca hasta lo más alto del palo y sacudió el barco, con tanta violencia, que los mamparos de acero se tambalearon como si fueran de cartón. Casi inmediatamente después hubo otra explosión en el centro del barco, justo delante del palo mayor, ésa fue más violenta incluso que la anterior y provocó una densa nube de humo negro. Con una agujero en la sala
de maquinas de estribor, el Royal Oak comenzó a escorarse rapidamente hacia el mismo flanco. Mientras lo hacía otra explosión tremenda, debajo del comedor, pareció elevar el gran barco fuera del mar.
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Las explosiones provocadas por los cuatro torpedos habían sido oídas con claridad por los hombres del submarino y vistas por los hombres en el puente. Reinaba una gran sensación
de alivio y orgullo entre la dotación de Prien, todo el mundo sonrió y se estrechó las manos.
Aunque le quedaban cinco torpedos, Prien decidió parar el ataque a Scapa Flow y retirarse tan deprisa como le fuera posible. En una controvertida entrada en el cuaderno de bitácora, al parecer escrita teniendo en mente a su oficial superior, Prien justificó la precipitada retirada sobre la base de que había señales de que el esperado
contraataque británico ya estaba en marcha y que, por diversidad de motivos, no podía continuar sin ser detectado por el enemigo. “El puerto cobra vida“, escribió. “Los destructores están iluminados, emitiendo señales por todos los lados y en tierra, a 2.000 metros de distancia, los coches rugen por los caminos,
todos los tubos lanzatorpedos están vacios. Decido retirarme porque: 1) Con los periscopios no puedo dirigir ataques nocturnos mientras nos hallamos sumergidos.
2) En una noche brillante no puedo maniobrar en un mar tranquilo sin ser observado.
3) Debo asumir que fuimos observados por el conductor de un coche que se detuvo enfrente de nosotros, giró y regresó a Scapa a máxima velocidad.
4) Tampoco puedo seguir más al norte pues allí, bien ocultos a mi vista, están los destructores que con anterioridad resultaron débilmente reconocibles“.
De hecho, no había destructores británicos, solo el cambio de marea le dio toda justificación para retirarse. La entrada al respecto de Prien en el diario tambien es extraña.
Había decidido salir por el Kirk Sound por el canal más estrecho, pero más profundo, en vez de por el más somero pero más ancho septentrional, por el que había entrado.
“Ahora la marea está baja“, escribió. “La corriente es adversa. Con los motores a muy baja potencia, intento salir. Las cosas son dificiles. Curso 058, lento, 10 nudos, no avanzo“. Prien tenía razón sobre la marea pero la fuerte corriente menguante estaba detrás, no delante del U-47, tal como muestran con claridad las tablas de mareas para aquella mañana. Debió haber sabido eso, pero a medida que su nave se veía sacudida por los remolinos tumultuosos y cruzados de la veloz corriente, podría haber dado la impresión de que embestía la marea.
No había cabos ni cuerdas a lo ancho del canal austral. Serpenteaba entre los restos rotos de un viejo barco de bloqueo de la Primera Guerra Mundial llamado Minich. “A alta velocidad...“, registró Prien, “...pasamos el barco de bloqueo austral sin ningún problema. El timonel lo hace magnificamente. Por último a tres cuartos de velocidad y todo recto. Libres del barco de bloqueo. Pero luego, por delante, un rompeolas. Todo recto y viramos. A las 02:15 horas de nuevo estamos fuera”.
Casi dos horas después de entrar en Scapa Flow, el U-47 había huido ileso a la seguridad del mar del Norte. Prien le dijo a la tripulación “...hemos hundido un acorazado, otro barco está dañado y conseguimos escapar“. Todo el mundo vitoreó, se abrazaron entre sí y brindaron con cerveza traída para la ocasión.
Atrás dejaban un balance de 809 marinos, 24 oficiales y un almirante muertos, habían hundido el buque insignia de la Segunda Escuadra de Combate de la flota británica, el Royal Oak.
El U-47 realizó un viaje de regreso tranquilo y seguro por el mar del Norte. Por los boletines del alto mando alemán emitidos por radio, Prien se enteró de que el barco que había hundido era el Royal Oak. Por ello no estaba preparado para la recepción que le dieron cuando al fin atracó en Wilhelmshaven la mañana del 17 de octubre.
Las bandas tocaban en el muelle y había multitudes vitoreantes, cientos de marineros atestaban los barcos allí anclados para saludar a los héroes triunfales a su retorno.
El Gran Almirante Erich Reader y Dönitz también les esperaban, Dönitz subió a la estrecha cubierta del U-47 y le estrechó la mano a cada miembro de la tripulación. A Prien se le concedió la Cruz de Caballero y a todos los demás la Cruz de Hierro. Después todo fueron recepciones y discursos, Prien llegó a quejarse a un amigo “soy un oficial, no una estrella de cine”.
El 18 de febrero de 1941, víspera de una nueva patrulla, Prien invitó a sus oficiales y a un viejo amigo, Wolfgang Frank, a una cena de despedida. Salieron en coche de Lorient y condujeron por las oscuras sendas de la campiña de Bretaña, hasta que llegaron a una posada regentada por una dama bretona ya mayor y que era famosa por su
cocina. “Nos quedamos hasta tarde…”, recordaría Frank, “…disfrutando de una comida sobre la que podría escribirse un poema. Acabamos una botella tras otra, contando historias de barcos mercantes y yates, de acorazados y submarinos.
Prien estaba en brillante forma y lleno de apasionada vehemencia por entrar de nuevo en acción”.
A primeras horas de la mañana siguiente Prien se preparaba para hacerse otra vez a la mar en el U-47. Iba impecablemente vestido para la ocasión. La chaqueta de cuero acababa de llegar de la tintorería, rígida y brillante como una armadura. La cinta de la gorra se veía recién almidonada y de un blanco lustroso. Una banda tocaba
en el muelle y una gran multitud se había congregado para despedirlo. Una muchacha le entregó un ramo de camelias frescas, que florecen pronto en Bretaña, y Prien arrancó una flor y se la entregó a la joven poniéndose otra en el ojal de la chaqueta. Otto Kretschmer había venido para despedirse. “Prúntje (pequeño) Prien…”, dijo, dirigiéndose a Prien con la familiaridad de un viejo amigo, “…te seguiré en un par de días. Ten listo un convoy”. “No te preocupes que la nariz de Papá olfateará algo”, repuso Prien. “Tengo un presagio sobre este viaje. Tengo la sensación de que será algo grande para todos nosotros”. Con este comentario
se despidió.
Tres días después Kretschmer salió de Lorient en el U-99. Una banda del Ejército que tocaba “La marcha de Kretschmer”, compuesta especialmente en su honor, siguió al submarino hasta la misma entrada del puerto a bordo de una barcaza de río a vapor requisada.
Al día siguiente zarpó también Schepke en su U-100. Los tres más grandes ases de submarinos de Alemania estaban juntos en el Atlántico. Al sur de Irlanda Dónitz les ordenó que formaran una línea de interceptación, con otros submarinos, a lo ancho del curso probable de un convoy especialmente grande que salía de Inglaterra. Con la esperanza de encontrarse con él navegaron juntos al este un tiempo, y siempre que estaban a la vista siguieron intercambiando señales de semáforo personales y a veces frívolas entre ellos.
Pasados unos días se hizo obvio que habían perdido el convoy, por lo que se abrieron para ampliar la búsqueda. De repente, el 7 de marzo, Prien se topó con él e informó al BdU:
“Enemigo a la vista en curso noroeste. Velocidad 8 nudos”. El resto de la noche y durante un día tempestuoso, Prien siguió al convoy y transmitió informes de su posición, curso y velocidad en beneficio de los otros submarinos. Era uno grande que abarcaba muchas millas cuadradas, con una potente escolta de destructores y corbetas. Nadie sabe con exactitud que le pasó a Prien en las primeras horas del 8 de marzo, y décadas después los historiadores navales siguen discutiendo sobre los detalles de los acontecimientos de aquélla mañana y de los navíos involucrados en ellos. Una versión ampliamente aceptada se basa en el cuaderno de bitácora del destructor de escolta HMS Wolverine, al mando del capitán de corbeta Jim Rowland. Parece que Prien emergió a la superficie y se acercó demasiado al convoy bajo la protección de una fuerte lluvia.
Cuando ésta amainó de repente, el U-47 fue atacado casi de inmediato por el Wolverine. El cuaderno de bitácora cuenta la historia: “00:23. Se vio humo parecido a los gases de escape de un diesel y un momento mas tarde se informó del efecto de un hidrófono en la misma marcación. Se alteró el curso y se aumentó la velocidad a 18 nudos”.
“00:26. Se avistó una estela y el Wolverine subió a 22 nudos. Un minuto después se vio que procedía de un submarino. 00:29. Se ordenó avanzar a máxima velocidad y se alteró el curso para seguir enfilados hacia el submarino que zigzagueaba frenéticamente a alta velocidad”. Cuando otro escolta disparó una bengala de estrella, iluminando el mar circundante, “…el submarino se sumergió en el acto a una distancia de unos siete cables”.
Entonces el U-47 quedó en una situación de máxima vulnerabilidad, bajo la superficie y casi parado por completo. Quince minutos después de sumergirse, la nave de Prien fue detectada por el asdic a 5 grados de la popa del Wolverine y sometida a un ataque de cargas de profundidad que duró mas de una hora. En la experiencia de Prien eso no era inusualmente largo, pero por lo menos una carga de profundidad debió situarse al alcance del submarino, ya que al parecer los depósitos de combustible comenzaron a tener filtraciones.
“03:20”, continuó Rowland, “…el oficial ingeniero informó en el puente que, de manera inequívoca, había visto y olido combustible cuando proyectaban el haz de luz de 25 centímetros en el agua”. A eso de las 4 de la mañana resultó evidente, gracias a los fuertes ruidos de hélice en el hidrófono del Wolverine, que el submarino había salido a superficie y se marchaba a máxima velocidad. “Se avistó un rastro de combustible
de unos 15 metros de ancho. Al seguirlo nos encontramos con una zona grande en la que había un estrecho rastro de petróleo espeso que conducía a estribor”.
El U-47, con Prien a bordo, se desvaneció. Pero el Wolverine mantuvo con obstinación la caza y a las 05:14 horas, acercándose rápidamente desde una distancia de cinco millas, los altavoces del hidrófono del destructor recogieron con nitidez un áspero sonido metálico procedente del submarino. Con toda probabilidad el anterior ataque con cargas de profundidad había desalineado las hélices, y eso era lo que producía un sonoro traqueteo en el eje, con el peligro siempre presente de que los motores pudieran ser arrancados de sus bancadas o sufrir la rotura
de los cigüeñales. “A las 05:19…”, escribió Rowland, “…avistamos el submarino y viramos unos pocos grados a babor. Subimos a máxima velocidad y alertamos a todos los puestos de que se prepararan para una embestida. A las 05:22, con la nave sumergiéndose y alterando el rumbo a estribor, ordené en el acto: ‘30 a estribor’, porque le dábamos alcance rápidamente y ya se podían ver bastantes vacíos en el agua producidos por sus hélices”.
En la débil luz, anterior al amanecer de un día septentrional de marzo, sus perseguidores podían escrutar las aguas cristalinas y ver la fosforescencia alrededor del submarino, a unos 15 metros de profundidad. Rowland escribió: “Un torrente de burbujas estaba creando una zona de agua perturbada y de ella salía un rastro en forma
de V de unos 20 metros de longitud. Con unos 6 años de servicio en submarinos, es mi firme convicción que esta última era provocada por el aire que escapaba del conducto de flotabilidad de proa y de que podía ver las burbujas bajo el agua cerca del punto de emisión. Esa zona grande me pareció aire que salía de los conductos principales de de lastre, posiblemente con alguna fosforescencia alrededor de la tortea”. Cuando el Wolverine pasó por encima de las burbujas, Rowland dio la orden de disparar. Un conjunto de 10 cargas de profundidad cubrió
la posición aproximada de la nave de Prien. A las 05:43 la superficie del agua quedó destrozada por una explosión tremenda, y los hombres del Wolverine vieron una luz anaranjada bajo la superficie. Siguió resplandeciente durante 10 segundos... luego desapareció.
Durante todo el día siguiente Dönitz llamó a Prien por radio: “U-47. Informe posición, condiciones y éxito”. De nuevo: “U-47. Informe posición…”. No tuvo respuesta. Ese resplandor anaranjado bajo el agua que observaran los marineros del Wolverine marcaba,
más allá de toda duda razonable, las muertes de Günther Prien “el toro de Scapa Flow” de 33 años de edad, el capitán preferido de Dönitz y sus 47 tripulantes.
En los días siguientes murió también Schepke (U-100) y Kretschmer (U-99) fue hecho prisionero. Debido a que la pérdida de tres de los más idolatrados héroes de guerra de Alemania sin duda tendría un efecto de dolor sobre la moral de la nación, el cuartel general del Führer al principio se negó a permitir algún anuncio oficial. Ni siquiera se autorizó a la esposa de Prien a conocer la verdad. La suerte de Schepke y de Kretschmer no se reveló casi hasta finales de Abril, la de Prien hasta el 23 de mayo. Diez semanas después de su muerte.
Luego, en una Orden del Día, Karl Dönitz emitió un adiós de pesar y desafío.
“Günther Prien, el héroe de Scapa Flow, ha realizado su última patrulla. Nosotros compañeros suyos, inclinamos la cabeza con orgullo y dolor. Aun cuando el vasto océano le oculta, Prien todavía sigue en nuestras filas. Ningún submarino se hará a la mar para atacar Occidente sin que él lo acompañe. Ningún golpe se asestará contra Gran Bretaña sin que su espíritu guíe nuestra mano”.
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Cunnus causa tanti belli

George B. McClellan (1826-1885) pasa por ser uno de los mejores generales unionistas de la Guerra de Secesión. Uno de sus rasgos característicos era la extrema cautela (sus detractores lo consideraban una muestra de cobardía e indecisión) que adoptaba en sus movimientos. La prudencia que mostraba tenía para McClellan una buena razón: evitar al máximo las bajas entre sus hombres. Sólo presentaba batalla si veía la situación totalmente favorable y con clara superioridad del ejército nordista.
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Luchó en el Potomac, Manassas, Bull Run y Antietam, donde logró evitar el intento confederado de invadir el norte. Precisamente por las graves bajas sufridas en la lucha por las tropas yanquis fue relevado. En 1864 fue candidato demócrata a la presidencia.

Ambrose Powell Hill (1825-1865), oficial del ejército de Estados Unidos, abandonó el mismo en 1861 y se alistó en las filas confederadas como coronel de la infantería virginiana. En 1863 ya era teniente general y había luchado a las órdenes de grandes como Stonewall Jackson, participando en batallas como Williamsburg o Gettysburg.
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El 2 de abril de 1865, a pocos días para acabar la Guerra de Secesión, fue muerto por soldados del norte mientras trataba de alcanzar sus líneas llevando como escolta tan sólo un hombre. Bajo un monumento en su honor yace en Richmond, la ciudad que defendió.

En 1862 McClellan y Hill coincidieron en la campaña por Richmond en bandos opuestos. Pronto el ejército de McClellan sufrió el constante ataque de las tropas de Hill, ya fuera por los flancos o por la retaguardia. Un incesante hostigamiento al que pronto los casacas azules encontraron el motivo.

Los dos generales ya habían coincidido mucho antes, como compañeros en la academia de West Point, donde compartían habitación y donde llegaron a ser grandes amigos.

Pero una mujer iba a acabar con aquella amistad: la joven y bella Nellie, hija del general Marcy. Rivales por el afecto de la dama, ambos le propusieron matrimonio; ella, indecisa, se dejó querer y flirteó con los dos hasta que finalmente se decidió y se casó con McClellan.

Una venganza personal movía las acciones de las agresivas tropas de Hill. Corrió como la pólvora la noticia de que una mujer era la causa y se cuenta que durante uno de los habituales ataques nocturnos de Hill, uno de los veteranos que a toda prisa abandonaba la cama y se aprestaba a tomar las armas gritó disgustado "Por Dios, Nellie, ¿por qué no te casaste con él?".
 
Lo que hicieron los marinos alemanes en la 2GM es para enmarcar en los libros de historia.

Se me han puesto por corbata al leer lo de Skapa Flow.

Casi da pena que perdieran la guerra.
 
Juvenal rebuznó:
Cunnus causa tanti belli

George B. McClellan (1826-1885) pasa por ser uno de los mejores generales unionistas de la Guerra de Secesión. Uno de sus rasgos característicos era la extrema cautela (sus detractores lo consideraban una muestra de cobardía e indecisión) que adoptaba en sus movimientos. La prudencia que mostraba tenía para McClellan una buena razón: evitar al máximo las bajas entre sus hombres. Sólo presentaba batalla si veía la situación totalmente favorable y con clara superioridad del ejército nordista.
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Luchó en el Potomac, Manassas, Bull Run y Antietam, donde logró evitar el intento confederado de invadir el norte. Precisamente por las graves bajas sufridas en la lucha por las tropas yanquis fue relevado. En 1864 fue candidato demócrata a la presidencia.

Sorprendido me hallo.

En todo lo que he leído sobre la Guerra Civil Americana, McClellan es considerado sin excepción como un general timorato, formalista, incompetente y desleal a Lincoln. Su "cautela" era, probablemente no cobardía física, pero sí inseguridad crónica y complejo ante Lee. Se le acusa habitualmente de haber alargado la guerra evitando el combate, pese a disponer de una superioridad numérica y material aplastante.

Su "humanitarismo", de hecho, probablemente multiplicó los muertos.

De hecho, se le acusa de algo peor: su candidatura demócrata (o sea, conservadora y contemporizadora con la esclavitud, no olvide que los papeles entre el Partido Republicano de Lincoln y el Partido Demócrata estaban en aquella época invertidos respecto a hoy en día) era una tapadera disfrazada de ambigüedad de los partidarios de "llegar a un acuerdo" con los esclavistar/sudistas, es decir, dar por perdida la guerra.

En todo caso, y dado que no pretendo ser un experto en la Guerra Civil Americana, le agradecería me indicara la fuente de tan excéntrica -lo cual no quiere decir que incorrecta- valoración.
 
Paul Hausser, nació 7 de octubre de 1880 en Brandenburg an der Havel, Alemania. Se casó en 1912 con Elisabeth Gérard con quien tuvo una hija. Fue veterano de la Primera Guerra Mundial, donde fue condecorado con la Cruz de Hierro y luego del conflicto se convirtió en líder de la asociación de veteranos "Stalhelm" (Cascos de acero), una agrupación de veteranos con tendencia política de derecha que tuvo muchos adeptos en el periodo entre las dos guerras mundiales.

Ingresó al Partido Nacionalsocialista (NSDAP) el 01 de mayo de 1937. Cuando Hitler asumió el poder en Alemania, la organización Stahlhelm fue absorbida por las SA y Hausser transferido también a esa organización paramilitar del Partido Nacionalsocialista con el rango de SA-Standartenfuhrer. El 15 de noviembre de 1934, Hausser fue llamado al cuerpo de élite las SS-Verfugungstruppe, cuando fue formada, siguió entrenamiento en la escuela SS-Fuhrerschule Braunschweig. En 1935 fue nombrado Inspector de la escuela SS-Junkerschule y luego alcanzó el rango de SS-Brigadefuhrer en 1936.

De esas unidades SS, los más calificados veteranos oficiales y soldados conformarían los primeros cuadros de las Waffen-SS o SS armadas. Durante su servicio antes de la guerra, Hausser alcanzó el rango de SS-Generalleutnant (Teniente General de las SS) y recibió el cariñoso apelativo de "Papa Hausser".En Polonia Hausser sirvió como observador de la División Panzer Kempf. En octubre de 1939 recibió el comando de la recién formada División SS-VT. Fue condecorado con la Cruz de Caballero por su desempeño en la Operación Barbarossa donde resulto con una herida muy seria que le hizo perder un ojo. Después de recuperar su salud, fue nombrado comandante del 2do SS-PanzerKorps. Para evitar que sus fuerzas fueran embolsadas desobedeció las órdenes de Hitler y replegó sus tropas en Kharkov.

Después, en marzo de 1943, Hausser recapturó la ciudad. Alcanzó el rango de Oberstgruppenführer (coronel general) y fue nombrado Comandante en Jefe del Leibstandarte SS Adolf Hitler und Totenkopf durante la Batalla de Kursk.Después de Kursk, el Leibstandarte SS Adolf Hitler de Hausser fue transferido al Frente del Oeste donde prestó servicios hasta junio de 1944, cuando fue nombrado Comandante en Jefe del 7mo Ejército que tuvo a su cargo la defensa de las playas de Normandía.
Durante la retirada a Falaise, Hausser resultó herido de gravedad. Durante la defensa de la Muralla del Oeste, el SS-Obergruppenführer und General der Waffen-SS Paul Hausser fue Comandante en Jefe del Grupo de Ejércitos G que defendía el ala sur del Grupo de Ejércitos B hasta la frontera con Suiza. Al quedar disuelto el Grupo de Ejércitos G, Hausser pasó a formar parte del equipo del Mariscal Kesselring. El 8 de mayo de 1945 fue nombrado representante Especial de Seguridad y Orden.

Se rindió en Austria el 9 de mayo de 1945 y fue confinado a diferentes campos de prisioneros, incluyendo Nuremberg, adonde fue llamado en 1946, como testigo durante los juicios por crímenes de guerra. De ahí fue enviado a un campo de internamiento alemán hasta mediados de 1948.Toda su vida, Paul Hausser fue un líder nato, por eso después de la Segunda Guerra Mundial se convirtió en dirigente de la organización de veteranos de las Waffen-SS. Escribió dos libros, "Waffen-SS im Einsatz" (Waffen-SS en Acción), Pless Verlag, Göttingen (1953) y "Soldaten wie andere auch" (Soldados como cualquier otro, Munin Verlag, Osnabrück (1966).Paul Hausser, falleció en Ludwigsburg, Württemberg el 21 de diciembre de 1972.

www.bilderberg.org/hausser.jpg

https://nl.wikipedia.org/wiki/Afbeelding:Paul_Hauser.jpg
 
Taito rebuznó:
Despues de los 4 grandes estarian "conductores de hombres" [...] El gran Capitan [...]

No sé demasiado de historia militar pero llamar a don Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, conductor de hombres, no es ser injusto con el genio del militar que se inventó las bases del ejército de un reino mediaval de apenas ocho millones de habitantes que durante siglo y medio triunfó en Europa, mantuvo a raya al Gran Turco y conquistó América.
 
Jacques de Molay rebuznó:
Lo que hicieron los marinos alemanes en la 2GM es para enmarcar en los libros de historia.

Se me han puesto por corbata al leer lo de Skapa Flow.

Casi da pena que perdieran la guerra.

Lei hace tiempo un relato interesante que decia que los marineros aliados, cuando transportaban materiales tipo acero carbon o cosas así, todos dormian vestidos, con el chaleco salvavidas puesto y las puertas abiertas para facilitar la salida. En cambio, cuando transportaban bombas o municiones todos dormian en pijama y con las puertas cerradas.

Los U-boot acabaron con convoyes enteros de suministros, incluidos barcos escolta. Ahora mismo no tengo los datos a mano, pero creo que su efectividad rondaba el 80%.
 
Entendiendo además que las hazañas de Alejandro, por ejemplo, son muy relativas, ya que los ejércitos griegos habían destrozado a los persas siempre que habían combatido, y el tenía el ejécito de su padre, Filipo II, que había derrotado a todos los ejércitos griegos.
 
El genio de Alejandro consiste en tener los cojones, la visión de combatir a los persas, no en suelo griego y a la defensiva, como hasta el momento, sino en la propia Persia y la voluntad de sojuzgar Oriente hasta el Indo y más allá.
 
A ese nivel Alejandro es superior, pero pervierte su visión tratando de integrar a los persas, no como subditos, si no como iguales.

La tasa de hundimiento de los U-boat fué inferior, forzosamente, ya que de haber tenido una tasa del 80% habrián extrangulado a Inglaterra. Otra cosa son casos particulares de convoys arrasados.
 
Jacques de Molay rebuznó:
Lo que hicieron los marinos alemanes en la 2GM es para enmarcar en los libros de historia.

Se me han puesto por corbata al leer lo de Skapa Flow.

Casi da pena que perdieran la guerra.

Sobre todo el luchar en una clarisima inferioridad de condiciones. Solo hay que ver el numero de barcos de superficie que tenian los pobres.

Me hubiese gusta ver un combate Kriegsmarine VS Royal Navy contando los germanos con un portaaviones el Bismarck, el Tirpitz , el Graf Spee, todos juntios hubiesen dado mucho la vara alos aliados.

Sobre los submarinos decir que aunque lucharon con valentia, llegado 1943 no pudian cubrir tofa la superficie del atlantico, la marina de los estados Unidos les enviaba cada vez mas destructores, tenian que pasar meses en los mares para conseguir objetivos. Una vida muy chunga la de estos valientes.


Fotos de Submarinos alemanes

https://centroeu.com/uboote/fotos.html

Los 10 ases

https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_del_Atlántico#Los_diez_mayores_ases_de_los_submarinos_alemanes
 
En 1940 el gran almirante Raeder preparó una macro-operación: El Scharnhorst, El Gneisenau, una flotilla de cruceros y otra de destructores, con el Bismarck y el Tirpitz al frente, harían un raid por el atlántico norte protegidos por patrullas de submarinos que atacarían a los portaaviones enemigos ( pocos y de escasa capacidad). Por desgracia, sucesivos accidentes, ataques afortunados y retrasos en la construcción redujeron la salida a la aparición del Bismarck...que no obstante se sacrificó gloriosamente para permitir la conquista de Creta ( aunque habria sido tanto más heroico que lograse alcanzar invicto las costas del Reich).
 
Ciertamente los retrasos en la botadura del TirpitZ dejaron muy coja la marina de superficie alemana. Si el Bismarck era capaz de tener en jaque a buena parte de la Royal Navy imaginaros lo que no haria Con su gemelo.

La falta de buques condeno a los buques insignia al dique seco , El Tirpitz no tuvo ninguna apariciond e importancia hasta su puesta fuera de combate en Noruega. o a las destruccion, lease Bismarck o Admiral Graf Spee ( Que se pudo haber salvado , sino llega a ser por la incompetencia de su Capitan condicionado eso si por los deficientes sistemas de informacion aleman.
 
Yo aporto una conquista, que no es la mas importante, ni la mas heroica, pero no me cabe duda de que sera una de las mas SURREALISTAS.
No me la invento. Sucedio de verdad.
La conquista de Albania por un pequeño ejercito navarro.
Esta bien que conozcamos algun hecho oculto de nuestra historia.

Copipasteo:

LA CONQUISTA DE ALBANIA

Derechos de D. Luis de Evreux a la Albania.-Formación de la Compañía navarra.

Por los años de 1366 concertábase el matrimonio del infante D. Luis de Evreux, conde Beaumont-le-Roger, hermano del rey de Navarra Carlos el Malo y lugarteniente suyo en el reino en sus ausencias, con Doña Juana de Sicilia, duquesa de Durazzo, hija de Carlos de Sicilia, de la rama de Anjou-Tarento, segundo duque de aquel estado, que también se llamaba reino de Albania. Mantúvose la dinastía angevina en aquel lejano territorio hasta 1368, en el que el albanés Carlos Topia se apoderó de Durazzo, cuando precisamente el casamiento de Luis de Evreux con la princesa Juana, ponía fin al débil gobierno de una mujer, empuñando sus riendas mano más vigorosa. Este príncipe, además, podía contar con el apoyo de su hermano el rey de Navarra, y hasta con el del Rey de Francia, que le había facilitado poco antes de su casamiento 50.000 ducados destinados a la guerra contra los Albaneses (2).

Al tener noticia de la caída de la capital de su estado el infante de Navarra pensó seriamente en su conquista, y ya en 1372 se entendió con un cierto capitán e mercenarios, llamado Ingeram de Coincy, el cual se comprometió a alistar en la Gascuña, un escogido cuerpo de quinientas lanzas y quinientos arqueros de a caballo, para dirigirse a la conquista del Regnun Albanie contra Carlos Topia y Jorge Balsic (3). A este reclutamiento que podemos considerar como el más numeroso, pero no principal núcleo de la futura Compañía navarra, siguieron otros en años sucesivos, hechos principalmente en su misma tierra de origen. Desde 1374 hasta muy entrada la primavera de 1376, no cesan los preparativos de dineros pedidos por el rey a los recibidores, bailes y merinos de las montañas de la Ribera, de Olite, Sangüesa, Ultrapuerto, Tudela y Berbizana. El rey de Navarra quiso contribuir asimismo por su parte a esta empresa, con 100 hombres de armas. No insistimos en este punto, ni daremos aquí cuenta de los nombres de todos los caballeros navarros y gascones que tomaron parte en el alistamiento -algunos de los cuales se hicieron más tarde famosos en en los anales de la Grecia medioeval-, ni de los contingentes, con que se alistaron, por haber tratado ya de ello ampliamente, en nuestro primer ensayo histórico, antes mencionado (4).

Las gentes reclutadas en Navarra se embarcaron en Tortosa entre el mes de febrero de 1375 y el de junio de 1376. Es de suponer que estos refuerzos llegarían tarde a la Albania, cuando el infante D. Luis se encontraba empeñado en la guerra -sino es que ya nohabía sucumbido en ella- para la reconquista de su Principado. Nada sabemos de esta lucha, sino que en ella perdió la vida aquel heroico caudillo, hecho que debió de acaecer a mediados de 1376, como quiera que ya en este mismo año había llegado la noticia de su muerte a conocimiento del rey de Navarra (5), el cual se tomó por cierto más interés en la expedición de sus naturales a Oriente, que nuestro Jaime II de Aragñon por la de la famosa Compañía Catalana. En lo que no cabe duda alguna es en que la Compañía navarra, a las órdenes de D. Luis de Evreux, logró arrancar a Durazzo del poder de los Albaneses (6).


Los Navarros en Durazzo
Cerca de tres años permanecieron los Navarros en la entonces empobrecida pero estratégica capital de la Albania, a la cual además hacían malsana los numerosos pantanos que la rodeaban. La situación en que quedaron, y la insegura suerte a que les condenaba su alejamiento de la metrópoli, no podían ser de su agrado, sobre todo desde que la duquesa viuda de Durazzo, su soberana, poco después de la muerte de su primer esposo, D. Luis Evreux, contrajera nuevas nupcias con Roberto, duque de Artois. (7)

Con la muerte de su caudillo el infante D. Luis, y con el nuevo enlace de su antigua señora Doña Juana de Durazzo, es natural que los Navarros se consideraran desligados de todo compromiso de fidelidad para con ella, y que comenzasen a pensar seriamente en su difícil y embarazosa situación, en un todo semejante a la que se había hallado a principios de aquel siglo la Compañía Catalana, en Casandria, cuando la muerte y desaparición de todos sus jefes.


Los Navarros ofrecen sus servicios a Pedro IV.
Desamparados en tan lejanas tierras y sin recursos para regresar a la propia, pensaron entonces en ofrecer sus servicios al rey Pedro IV de Aragón, que tan benévolo fué con ellos cuando emprendieron su atrevida odisea. Este proyecto les permitía acariciar la idea de un más pronto regreso a sus hogares. Tuvo lugar este hecho en el mes de Junio de 1377. El monarca catalán contestó a los jefes de la Compañía, que estaba dispuesto a trasladarles a sus estados, y aceptar sus servicios, una vez obtenida la natural licencia de su soberano legítimo el rey de Navarra, al cual pedía al mismo tiempo que les enviara dos buenos buques. Mas para ello, añadía en su contestación a los caudillos navarros, era necesario también que llevasen consigo sus caballos y sus navíos propios, de los cuale shabían buen cumplimiento (8). Tomó una parte muy activa en estas negociaciones, además del enviado de los Navarros Martín de Xalets, el conde de Ampurias, primo del rey aragonés.


Los caudillos de la Compañía navarra.
Estas negociacionies se gestionaron en nombre de cuatro caudillos de la Compañía, que, al quedar acéfala, es probable fueran designados para gobernarla, viniendo a constituirse en una especie de República militar autónoma, como en caso parecido, después de la prisión de su último caudillo, Bernardo de Rocafort, lo hizo la Compañía catalana. Estos cuatro caudillos eran por el orden en que en el documento aparecen designados, Mossen Pedro de la Saga, Mahiot de Coquerel, camarlengos del rey de Navarra, Juan de Urtubia y Guarro. Estos dos últimos ostentan el título de escudeors, o de bailets de cambra como se les llama también en los documentos del Archivo de Pamplona. En los registros de alistamiento, Mosen P. de la Saga, o Pierres de Lassaga, o de Laxaga, como se le denomina en otros testimonios diplomáticos posteriores, lleva el título de caballero, y también el de camarlengo, y fué el designado por el infante D. Luis para ir expresamente a Navarra, con objeto de reclutar gentes de armas de socorro para su campaña de la Albania.

Los nombres de estos cuatro caudillos nos afirman en la idea de que las huestes que pasaron directamente desde Navarra en 1376, fueron las que constituyeron el núcleo principal o nacional, por decirlo así, de la Compañía, y las que, prevalecieron largo tiempo sobre los elementos heterogéneos de distinta procedencia, ya gascona, ya francesa o italiana, que más tarde aparecen preponderantes en el reparto de los feudos de la Morea. En esta ocasión hacen su primera aparición histórica en el escenario del Oriente, como jefes de la Compañía navarra, los que han de ser en él sus principales caudillos a saber; Juan de Urtubia y Mahiot de Coquerel.

Autores: Rubio Lluch, Antonio
Titulos: Conquista de Tebas por Juan de Urtubia : (episodio de Historia de los Navarros en Grecia).
 
De surrealista no tiene nada, la desintegración del imperio de oriente tras la 4ª cruzada tuvo muchos de estos episodios. Surrealista fué la horrenda pelicula en vasco rodada con subvenciones en los 80...Navarra conquista Albania, o algo así.
 
Seleuco rebuznó:
La tasa de hundimiento de los U-boat fué inferior, forzosamente, ya que de haber tenido una tasa del 80% habrián extrangulado a Inglaterra. Otra cosa son casos particulares de convoys arrasados.

Ten en cuenta que no atacaron barcos con bandera estadounidense hasta que estos no entraron de pleno en el conflicto, pues no querían darles una excusa para que les atacasen y les pasase como en la primera guerra mundial.

Ya tengo los datos, así que edito y añado:

Lo primero, porque creo que no me he explicado bien, es que no hundían el 80% de los barcos que atacaban o que hundieron el 80% de los barcos aliados, sino que tenían éxito en el 80% (o más) de misiones que realizaban. Hay que recordar que la marina inglesa era superior (incluso podría decirse que superior a la alemana e italiana juntas).

Nadie hablaba de la guerra. Pero todos conocían los estragos que realizaban los submarinos entre los barcos. Sabían, por ejemplo, que el convoy SC-42, salido de Terranova con 63 barcos, había perdido 20 en una sola noche a consecuencia del ataque de 15 submarinos, y que había sido salvado de la destrucción total gracias a la llegada de una espesa y providencial niebla. Era un record, de acuerdo, pero por lo regular todo convoy perdía durante la travesía entre el 20 y el 30% de sus efectivos. Cifra que habría aumentado, como ya he dicho, si Hitler no hubiese ordenado evitar todo incidente con los EEUU y respetar una "franja de seguridad" de 300 millas ante sus costas. Orden que frenó en muchos casos la acción de los submarinos.

Recordando aquellos días, Churchill escribió en sus memorias:
"Los submarinos alemanes nos estaban asfixiando lentamente. Nos sentíamos como un buzo al que le cierran poco a poco el tubo del aire."

Y el "tubo" se habría cerrado ciertamente, obligando a Inglaterra a rendirse, si Hitler, en previsión del comienzo de la guerra, hubiese dotado a su marina de mayor número de U-Boote.

He aquí, a éste propósito, un testimonio del almirante Doenitz, entonces comandante de los sumergibles alemanes:
"En los primeros meses de la guerra estábamos todavía muy lejos de poseer el número suficiente de unidades que permitieran hacer del Atlántico el teatro decisivo de la guerra. Estas unidades de que teníamos necesidad eran los submarinos. Yo, personalmente, peleaba desde años atrás para que su número fuera aumentado. Era perfectamente claro que sólo con los submarinos teníamos posibilidad de vencer a Inglaterra. Pero las peticiones mías y de la marina alemana no fueron escuchadas en Berlín. Si hubiese tenido 300 submarinos oceánicos en vez de los 23 listos al comienzo de la guerra, las cosas hubieran ido de otra manera desde el principio. Hitler prefirió fabricar carros de combate y aeroplanos. Por otra parte, su estrategia era estrictamente continental. No entendía la importancia del mar. Hasta 1943 no me concedió un número de submarinos correspondiente a los 3 cuartos de los que le pedía yo en 1939. Pero ya era demasiado tarde."

A finales de 1940 la cifra de toneladas hundidas al mes estaba muy próxima a las 200000, por una media de 2 U-Boote perdidos.
 
Seleuco rebuznó:
De surrealista no tiene nada, la desintegración del imperio de oriente tras la 4ª cruzada tuvo muchos de estos episodios. Surrealista fué la horrenda pelicula en vasco rodada con subvenciones en los 80...Navarra conquista Albania, o algo así.

Sigo pensando que fue surrealista, por lo menos visto con la perspectiva del tiempo.
Que un pequeño reino, castigado por continuas guerras locales, se enbarcase en esa operacion, no me parece muy logico.
La pelicula creo que la dirigio Alfonso de Ungria. Fue rodada en castellano, aunque despues se hizo una version en euskera.
No era muy buena, pero no por el tratamiento de la historia, que era bastante bueno, sino por un guion bastante malo y una alarmante falta de medios para rodar una pelicula historica.
Estas peliculas, o se hacen con la pasta necesaria, o no se hacen.
Y lo de rodada con subenciones, no es ni merito ni desmerito, simplemente todo el cine español esta subencionado. Pero eso es otro debate.
 
RattenKrieg rebuznó:
Admiral Graf Spee ( Que se pudo haber salvado , sino llega a ser por la incompetencia de su Capitan condicionado eso si por los deficientes sistemas de informacion aleman.

Calificar de incompetente a Hans Langsdorf es un sacrilegio de inmensa magnitud, el mejor corsario de la guerra no tuvo otro error que creer la errónea información de que disponía, la decisión de sacrificar el graf spee la hubiese tomado cualquiera en su lugar.
 
Don_Cabrón. rebuznó:
Lo primero, porque creo que no me he explicado bien, es que no hundían el 80% de los barcos que atacaban o que hundieron el 80% de los barcos aliados, sino que tenían éxito en el 80% (o más) de misiones que realizaban. Hay que recordar que la marina inglesa era superior (incluso podría decirse que superior a la alemana e italiana juntas).
.

Esto sí, como ya comenté también, hubo convoys destruidos por completo.

Veamos, NO fué Navarra la que se empezó en conquistar Albania, los navarros que conquistaron Albania eran mercenarios, sin apoyo del estado navarro.

Langsdorff era un buen corsario...quizás demasiado bueno, por que ser incapaz de derrotar a dos cruceritos y huir de ellos con su artillería...manda cojones.
 
Tom Bombadil rebuznó:
RattenKrieg rebuznó:
Admiral Graf Spee ( Que se pudo haber salvado , sino llega a ser por la incompetencia de su Capitan condicionado eso si por los deficientes sistemas de informacion aleman.

Calificar de incompetente a Hans Langsdorf es un sacrilegio de inmensa magnitud, el mejor corsario de la guerra no tuvo otro error que creer la errónea información de que disponía, la decisión de sacrificar el graf spee la hubiese tomado cualquiera en su lugar.

Lo sacrifico sin presentar batalla, un verdadero corsario hubiese peleado,ademas ya te digo que estuvo condicionado por el sistema de informacion aleman ( como muchos otros altos mandos Alemanes).
 
Seleuco rebuznó:
Don_Cabrón. rebuznó:
Lo primero, porque creo que no me he explicado bien, es que no hundían el 80% de los barcos que atacaban o que hundieron el 80% de los barcos aliados, sino que tenían éxito en el 80% (o más) de misiones que realizaban. Hay que recordar que la marina inglesa era superior (incluso podría decirse que superior a la alemana e italiana juntas).
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Esto sí, como ya comenté también, hubo convoys destruidos por completo.

Veamos, NO fué Navarra la que se empezó en conquistar Albania, los navarros que conquistaron Albania eran mercenarios, sin apoyo del estado navarro.

Langsdorff era un buen corsario...quizás demasiado bueno, por que ser incapaz de derrotar a dos cruceritos y huir de ellos con su artillería...manda cojones.

Los Navarros que fueron enviados a Albania, no eran mercenarios, sino caballeros enviados por el rey del momento, Carlos II de Evreux. (Si obviamos que gran parte de los ejercitos medievales, tenian un gran componente de mercenarios)
 
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