La grandísima mayoría de suicidas, la grandísima mayoría, estaban tan tranquilos y tan vivos la mañana en la que se borraron del mundo. "Salió como todos los días a dar su paseo" "Si la noche anterior había estado con él tomando algo y contando chistes"... Son los que sí amenazan con hacerlo, los que parece que lo puedan hacer en cualquier momento los que no lo hacen nunca. Conocí en un curro a un chaval que tenía una novia monísima, un buen puesto, una buena proyección, que era alto, joven, gustaba entre las mujeres, caía bien a todos los hombres, una familia como dios manda... y un día en el pueblo, visitando a sus padres, se bajó a la estación de tren, se quitó la chaqueta con su cartera, la dejó en el borde del andén y cuando pasaba el tren saltó a pararlo con la cara. Nos desayunamos todos en el curro al día siguiente con la noticia de que había fallado en su intento y había acabado hecho mistos en las vías.
Tampoco daba el perfil. Un tío sesentón recién divorciado cuya mujer empieza a denunciar y hacerle pasar noches en el calabozo en cambio sí da el perfil. Porque no es él, son sus circunstancias las que le pueden empujar por lo alto del puente, a la vía o al río. Tampoco quiero que te alarmes gratuitamente, sólo quiero que te des cuenta de que, a lo mejor, lo de aventurar que él no es de esos no tiene por qué ser así.