Hola, buenas noches. Os comento. Veo
esto y meto los datos en el buscador, ¡bingo! La llamo y ya el acentazo sevillano me tira para atrás, la digo que me diga el piso y me dice que cuando llegue, insisto en que me lo dé antes y dice que no, pues paso de ella.
Me voy a mi chinipiso de confianza y me sirven esto mientras llega la puta que me tiene que atender, que vivirá en otro sitio o algo, no sé.
Después de comer alguna de estas galletitas saladas se presenta la china nueva, la verdad es que era fea la pobrecilla. Una perrigalga con un buen cabezón, sin tetas y sin culo. Y eso que a mi ni me gustan las tetas ni echo de menos el culo, pero esta vez me ya era demasiado de poco por no decir que estaba en negativo. Me arriesgo y pago la hora de rigor, esperando que al menos sea buena profesional.
Que va, la peor de todas las de ese piso. No sabe, nada de nada, cero patatero. Total, que el chocho era de esos que parecen el moco de un pavo y en el culo una almorrana gigante. No he metido la lengua ni he hecho el amago siquiera. Tampoco me la he follado a pelo porque me ha dado mal rollo. Una hora entera y no me he corrido, ella ponía de su parte, pero es que estaba totalmente desmotivado. Al final la he dicho que estaba cansado, que me diese un masaje. Fatal, un masaje de mierda que ni era masaje ni na. Por fin se ha pasado la hora y la china toda azarosa: que perdón, que no sacar leche, que perdón y tal. La he tranquilizado y la he dicho que no pasa nada, que tengo problemas en la cabeza, no quería que se sintiese culpable. Al fin y al cabo qué culpa tiene la pobre de ser tan fea y que yo no me corra.
Ha entrado la madame y lo mismo, que qué me pasaba, que perdón, (suelo dar tres disparos o dos en una hora), y yo que nada, que no pasa nada, que son cosas mías, que todo ha estado bien con la china nueva.
Puede que haya bajado un peldaño más como putero en la escalera que va al infierno, pero he subido otro en la que va al cielo como persona. Yo siempre he sido un puto feo que notaba el asco en la cara de las putas guapas lorealistas, por eso no quería que la chinita se sintiese mal por ser tan fea. He intentado por todos los medios tranquilizarla y echarme la culpa de mi impotencia. Al salir a la calle me sentía mejor persona, he pagado 70 euros por un sentimiento de humanidad que me he llevado de ese piso conmigo.
Por cierto, las chinas atan los cordones de los zapatos de forma distinta que aquí. Me he dado cuenta al llegar a casa y ponerme las pantuflas.