"El islam es una religión de amor".
El cristianismo tampoco: "No penséis que he venido a traer la paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la espada". Mateo 10:З4.
Durante siglos la Iglesia torturó y quemó a personas simplemente por pensar de forma diferente a como la Iglesia pretende que piensen; lo único que impide que la Iglesia siga quemando personas no es la religión sino los derechos humanos, las libertades individuales y los derechos civiles, recogidos en las constituciones de las democracias actuales; derechos y libertades que se han conquistado a pesar de la religión, que siempre ha sido y será un freno al avance de la sociedad y del conocimiento, dado que basa sus postulados en dogmas anacrónicos e inamovibles; la reacción de la Iglesia al progreso siempre ha sido violenta y brutal: hace cuatrocientos años contra el heliocentrismo, hace ciento cincuenta años oposición al evolucionismo (oposición que, por demencial que parezca, aun continua vigente en las iglesias protestantes de Estados Unidos), y actualmente oposición a la investigación con células madre.
La Iglesia siempre ha despreciado la democracia, dado que es una institución que no se rige por principios democráticos. La Iglesia es una institución autocrática y absolutista por naturaleza, así como tradicionalmente oscurantista: la Iglesia se nutre de la ignorancia del populacho, cuanto más ignorantes son las personas, mayor es el poder de la Iglesia; durante siglos, y hasta hace relativamente poco tiempo, la Iglesia prohibía, bajo pena de prisión perpetua, traducir la Biblia a las lenguas vernáculas; sólo podía leer la "palabra de Dios" aquel que supiese latín o griego, una ínfima proporción de la sociedad, si tenemos en cuenta que la mayoría ni quisiera sabía leer en su propio idioma. Llama poderosamente la atención que, si tan importante es la palabra de Dios, la Iglesia haya puesto históricamente tantos impedimentos para que las personas la conociesen directamente. Después de todo no es de extrañar, dado que los dogmas en que se basa el catolicismo son producto de innumerables mentiras, engaños y falsificaciones por parte de la Iglesia católica.
"Es su cultura y hay que respetarla".
La mayoría de la gente reacciona de forma violenta cuando se cuestionan sus creencias y tradiciones; los cristianos no son diferentes. Acuda usted al "salto de la reja" o a cualquier otra manifestación de fervor religioso católico y dígale a la muchedumbre que allí se agolpa que eso que veneran con tan enorme devoción no es más que un pedazo de madera carcomida; que los dogmas en que se basa el catolicismo no son producto más que de falsificaciones, engaños y mentiras de la Iglesia; que el catolicismo tal y como lo conocemos hoy en día es el producto de una violenta lucha de poder entre distintas facciones, sectas o interpretaciones del cristianismo que tuvo lugar durante los primeros siglos del cristianismo y que el resultado bien pudo ser otro muy distinto si las condiciones hubiesen variado lo más mínimo; que nada hay de original en el cristianismo ya que ha tomado innumerables tradiciones y costumbres de otras culturas y religiones muy anteriores, como por ejemplo el "misterio" de la Trinidad que fue tomado de tradiciones orientales o el nimbo que se encuentra tras la cabeza de las imágenes de santos, vírgenes y el propio Cristo prueba inequívoca de su relación con antiquísimos cultos solares; que los cuatro evangelios canónicos han sido elegidos arbitrariamente por la Iglesia de entre más de medio centenar de ellos que circulaban entre las distintas comunidades cristianas primitivas; que incluso entre los textos canónicos existen muchos de ellos que son pseudoepigráficos, esto es, que su autor no es quien dice ser (práctica muy común llevaba a cabo por muchos autores para revestirse de autoridad, por ejemplo en el caso de las numerosas epístolas falsamente atribuidas a Pablo); que la Biblia es un conjunto de libros de carácter estrictamente político, escritos con objeto de estructurar y controlar una sociedad y sus gentes; que dichos libros están plagados de interpolaciones, esto es, de añadidos posteriores a lo largo de los siglos por multitud de copistas y escribas; que así como han sido añadidos textos que no se encontraban originalmente, también han sido suprimidos otros que no convenían; que no se conservan los originales de ninguno de los libros de la Biblia, sino copias de copias de copias de copias...; que existen miles de esas copias y todas son diferentes.
Si le dice usted a esa gente estas cosas, y muchas más que se podrían decir, lo más probable es que no salga con vida de esos actos de "piadosa caridad" que son los actos religiosos. La gente reacciona de forma extremadamente violenta cuando se cuestionan sus tradiciones. Cualquier tradición, ya que la religiosa no es la única que exhibe este fenómeno del comportamiento humano. Con un fervor idéntico al religioso las personas observan otro tipo de tradiciones y costumbres. Vaya usted a Tordesillas el día que cientos de energúmenos persiguen con lanzas a un toro para acribillarlo y dígales que eso es a todas luces una salvajada. Lo más probable es que no salga con vida de allí y muera atravesado por varias de esas lanzas. La gente reacciona violentamente cuando se cuestionan sus costumbres y tradiciones. Por salvaje y brutal que sea esa costumbre no tienen otra cosa, y si se les prohibiese observar sus costumbres, sería como arrebatarles su identidad. Y para conservar su identidad las personas están dispuestas a luchar a muerte.
-Budismo y cristianismo. Henri de Lubac.
-Cristianismos perdidos: los credos proscritos del Nuevo Testamento. Bart. D. Ehrman.
-Jesús no dijo eso: los errores y falsificaciones de la Biblia. Bart. D. Ehrman.
El cristianismo tampoco: "No penséis que he venido a traer la paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la espada". Mateo 10:З4.
Durante siglos la Iglesia torturó y quemó a personas simplemente por pensar de forma diferente a como la Iglesia pretende que piensen; lo único que impide que la Iglesia siga quemando personas no es la religión sino los derechos humanos, las libertades individuales y los derechos civiles, recogidos en las constituciones de las democracias actuales; derechos y libertades que se han conquistado a pesar de la religión, que siempre ha sido y será un freno al avance de la sociedad y del conocimiento, dado que basa sus postulados en dogmas anacrónicos e inamovibles; la reacción de la Iglesia al progreso siempre ha sido violenta y brutal: hace cuatrocientos años contra el heliocentrismo, hace ciento cincuenta años oposición al evolucionismo (oposición que, por demencial que parezca, aun continua vigente en las iglesias protestantes de Estados Unidos), y actualmente oposición a la investigación con células madre.
La Iglesia siempre ha despreciado la democracia, dado que es una institución que no se rige por principios democráticos. La Iglesia es una institución autocrática y absolutista por naturaleza, así como tradicionalmente oscurantista: la Iglesia se nutre de la ignorancia del populacho, cuanto más ignorantes son las personas, mayor es el poder de la Iglesia; durante siglos, y hasta hace relativamente poco tiempo, la Iglesia prohibía, bajo pena de prisión perpetua, traducir la Biblia a las lenguas vernáculas; sólo podía leer la "palabra de Dios" aquel que supiese latín o griego, una ínfima proporción de la sociedad, si tenemos en cuenta que la mayoría ni quisiera sabía leer en su propio idioma. Llama poderosamente la atención que, si tan importante es la palabra de Dios, la Iglesia haya puesto históricamente tantos impedimentos para que las personas la conociesen directamente. Después de todo no es de extrañar, dado que los dogmas en que se basa el catolicismo son producto de innumerables mentiras, engaños y falsificaciones por parte de la Iglesia católica.
"Es su cultura y hay que respetarla".
La mayoría de la gente reacciona de forma violenta cuando se cuestionan sus creencias y tradiciones; los cristianos no son diferentes. Acuda usted al "salto de la reja" o a cualquier otra manifestación de fervor religioso católico y dígale a la muchedumbre que allí se agolpa que eso que veneran con tan enorme devoción no es más que un pedazo de madera carcomida; que los dogmas en que se basa el catolicismo no son producto más que de falsificaciones, engaños y mentiras de la Iglesia; que el catolicismo tal y como lo conocemos hoy en día es el producto de una violenta lucha de poder entre distintas facciones, sectas o interpretaciones del cristianismo que tuvo lugar durante los primeros siglos del cristianismo y que el resultado bien pudo ser otro muy distinto si las condiciones hubiesen variado lo más mínimo; que nada hay de original en el cristianismo ya que ha tomado innumerables tradiciones y costumbres de otras culturas y religiones muy anteriores, como por ejemplo el "misterio" de la Trinidad que fue tomado de tradiciones orientales o el nimbo que se encuentra tras la cabeza de las imágenes de santos, vírgenes y el propio Cristo prueba inequívoca de su relación con antiquísimos cultos solares; que los cuatro evangelios canónicos han sido elegidos arbitrariamente por la Iglesia de entre más de medio centenar de ellos que circulaban entre las distintas comunidades cristianas primitivas; que incluso entre los textos canónicos existen muchos de ellos que son pseudoepigráficos, esto es, que su autor no es quien dice ser (práctica muy común llevaba a cabo por muchos autores para revestirse de autoridad, por ejemplo en el caso de las numerosas epístolas falsamente atribuidas a Pablo); que la Biblia es un conjunto de libros de carácter estrictamente político, escritos con objeto de estructurar y controlar una sociedad y sus gentes; que dichos libros están plagados de interpolaciones, esto es, de añadidos posteriores a lo largo de los siglos por multitud de copistas y escribas; que así como han sido añadidos textos que no se encontraban originalmente, también han sido suprimidos otros que no convenían; que no se conservan los originales de ninguno de los libros de la Biblia, sino copias de copias de copias de copias...; que existen miles de esas copias y todas son diferentes.
Si le dice usted a esa gente estas cosas, y muchas más que se podrían decir, lo más probable es que no salga con vida de esos actos de "piadosa caridad" que son los actos religiosos. La gente reacciona de forma extremadamente violenta cuando se cuestionan sus tradiciones. Cualquier tradición, ya que la religiosa no es la única que exhibe este fenómeno del comportamiento humano. Con un fervor idéntico al religioso las personas observan otro tipo de tradiciones y costumbres. Vaya usted a Tordesillas el día que cientos de energúmenos persiguen con lanzas a un toro para acribillarlo y dígales que eso es a todas luces una salvajada. Lo más probable es que no salga con vida de allí y muera atravesado por varias de esas lanzas. La gente reacciona violentamente cuando se cuestionan sus costumbres y tradiciones. Por salvaje y brutal que sea esa costumbre no tienen otra cosa, y si se les prohibiese observar sus costumbres, sería como arrebatarles su identidad. Y para conservar su identidad las personas están dispuestas a luchar a muerte.
-Budismo y cristianismo. Henri de Lubac.
-Cristianismos perdidos: los credos proscritos del Nuevo Testamento. Bart. D. Ehrman.
-Jesús no dijo eso: los errores y falsificaciones de la Biblia. Bart. D. Ehrman.