Me he cagado encima

Ah! La caca otra vez. Volvemos a empezar el ciclo.

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En alemania, en 2006, me pillé una borrachera impresionante y al día siguiente me entró una cagalera de escándalo que apenas me dejaba andar. Estábamos en los alrededores de una iglesia y la única manera de salir relativamente airoso del trance fue ir a camposanto a hacer de vientre y eso hice. Me limpié el culo con hojas de una planta para mí desconocida y me estuvo picando el culo toda la tarde.
Hace años estuve en una boda en Jávea. La despedida fue el día de antes y conjunta. Una mierda, vamos. Al final secuestramos al novio y nos fuimos a Benidorm. A las diez lo dejamos en su casa y nos fuimos a dormir. La boda era a las seis pero yo estába muerto en vida y con el cuerpo descompuesto. En mitad de la boda vi que me cagaba y me asome corriendo a la puerta de la iglesia buscando un bar. No vi ninguno y le pregunté a los invitados de allí si había alguno cerca. Por las indicaciones vi que no llegaba mientras notaba las gotas de sudor frío bajando por la espalda. Entoces busque las escaleras del campanario y allí me dirigí para cargar, no era la primera vez que lo hacia. Pase por al lado del confesionario y pensé que era buen sitio, abrí la puerta y al entrar vi que alguien había vomitado. Me cago en sus muertos... Llegue a las escaleras y tiré para arriba, cuando vi que no me veía nadie me saque el paquete de pañuelos, me tiré los pantalones a los tobillos y solté un litro de caldo que olía a basura descompuesta. Luego baje para abajo y me lave las manos con agua bendita todo lo disimuladamente que pude
 
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me tiré los pantalones a los tobillos y solté un litro de caldo que olía a basura descompuesta. Luego baje para abajo y me lave las manos con agua bendita todo lo disimuladamente que pude
Un verdadero agente del mal se habría quedado por ahí cerca para disfrutar viendo a la gente restregándose la cara en ese agua bendita, inmortalizándolo incluso.
 
Un verdadero agente del mal se habría quedado por ahí cerca para disfrutar viendo a la gente restregándose la cara en ese agua bendita, inmortalizándolo incluso.
Que pollas. Salí de allí como el perro que vuelca la olla, a escape y con el rabo entre las patas
 
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