No crea, señor el rojo. Los que son de aquí y son feriantes se lo pasan de puta maiden, porque es su rollo y tal. Los que vienen de afuera también, porque ya vienen condicionaos queriendo conocer el "arsa y olé" de Sevilla y no se suelen ir defraudaos, aunque de todo hay, claro.
Postureo todo el que quiera, hasta la nausea, es una de las razones por las que yo no voy, además de por el calor inaguantabla, el pestazo a mierda de caballo, el que no haya ni un puto banco para sentarse y el no poder entrar en casi ninguna caseta que no esté a reventar; todo ello sin contar las peleas repentinas en cualquier lado, no poder ir a mear o a jiñar a gusto y los precios escandalosos por comida taleguera en la mayoría de los sitios. La feria se disfruta, primero, si eres feriante, y segundo, si tienes una caseta privada amplia y con poca gente. Todo lo demás es sentirse en una porqueriza y, encima, rodeado ya no de gente adinerada (lo cual no tiene nada de malo), sino de gente que pretende pasar por adinerda (lo cual es directamente indigesto para el intelecto).
Tampoco se folla más que en otras fiestas. Eso es lo que puede parecer a primera vista; es decir, tías borrachas y potencialmente facilonas, pero no, no es asín. Recuerde que el postureo es lo primero y principal, luego ya si acaso lo otro, y lo otro pues es como siempre: jeta, labia y un poco de guita, no hay más, y para eso no hace falta que sea feria ni hostias. Los hay que se dejan un pastón y no fockan en toda la semana que dura la porquería esta, de modo que no, la feria no potencia las posibilidades de lefar jetas, tetas o culos.
Bueno, amijo Hits, yo estuve viviendo 9 años en un pueblo de Sevilla y a la feria iba obligado.
Alguien de fuera de Sevilla, y que acuda por primera vez a un evento semejante, sólo puede pasarselo bien en el caso de que se agarre desde el minuto uno una borrachera del carajo y vaya por la feria como un alma en pena. Así y sólo así, podría tener sentido una feria como esa.
Es que todo es negativo, desde mi punto de vista de lo que es una fiesta.
Lo primero y mas denigrante, el postureo. Pero no el postureo de gente adinerada que exhibe su nivel económico con alegría y sin verguenza, no.
En la feria de Sevilla, el que más vacila de traje nuevo, el que más invita a jamoncito a sus colegas y el que más llena tiene la cartera, el que mas botellas de fino se bebe, es precisamente el que menos tiene. En mi estancia allí me harté de ver gente que va en su día a día iban vestidos con un mono de trabajo, o conduciendo un coche del año 1988 que se cae a cachos, pero que para la feria se pide un préstamo y se lo pule esa semanita como si le quemara en el bolsillo.
Ver eso es realmente triste, pero una tristeza real, interior, visceral. Ver familas donde los niños no cambian de ropa en todo el año, que deben pasta a todo cristo, que trapichean con lo que encuentran para malvivir durante el año, pero que cuando llega la feria se convierten por arte divino en grandes señores, gente de éxito, adinerados de postín, sonriendo a todos, apoyados en la barra de la caseta con su copita de rebujito y haciendo brindis al sol. Luego acaba la feria y se convierten en los seres oscuros, apolillados y vulgares que realmente son. La feria es como el cuento de la Cenicienta para ellos.
Lo segundo peor es el sitio y el clima. Celebrar una fiesta en un lugar en donde el suelo está formado por albero, que es una puta tierra amarillenta y que en el mejor de los casos lo que hace es mancharte, si o si zapatos y pantalones con un polvo asqueroso y que en el peor de los casos, si llueve, genera un barro del que es imposible librarse. Si hace calor, hace un calor que mata, que es incompatible con llevar puesto un traje con corbata. Si llueve no se puede andar porque la feria es un puto barrizal. Y, o hace un calor de muerte, o llueve.
Lo tercero es la calidad de la comida. Para los acostumbrados por obligación, como el amijo Truño, puede pasar inadvertido, pero la comida de la feria se traslada en canastas de plástico, sin la más mínima higiene, se cocina cortando las cosas sobre mesas o tablas llenas de mierda, el aceite no se cambia, el camarero se saca un moco y seguido corta el jamón. La comida se guarda como se puede, muchas veces sin refrigerar, y lo que no se consume hoy, se pone mañana o pasado o al otro.
Yo, que asistía no como disfrutante, sino como espectador mas pendiente de esas cosas que de otras, no entiendo como el sevillano puede estar feliz pagando las burradas que se pagan por comer mierda infecta en un cuchitril llamado caseta. Y la primera comida, estando todo recién llegado y fresco, pues todavía tiene un pase, pero a medida que avanza la feria y los cuerpos y mentes se van degradando por el cansancio y la acumulación etílica, la calidad va decayendo, y al final de la feria todo roza el desastre.
Y lo último es la música. Que si, que es la feria de Sevilla y hay que escuchar sevillanas, pero amigo, nadie sabe la tortura que puede suponer para alguien al que no le gustan las sevillanas, escuchar 24/7 a los putos Cantores de Hispalis con el "a bailar, a bailar" y composiciones semejantes. Y encima, cuando eres de fuera, todo el mundo con el ... Quillo, vente acá pacá pa bailar una zevillana conmigo, arsa, que ya verás tu que es mu fasil, mi arma!!
Visto desde la distancia, me acuerdo y me entran los 7 males. Dios os coja confesados a los que acudís a tamaño horror.
Sólo me habría merecido la pena la feria, si ello me hubiese posibilitado el conocer en persona a
@hitsfromthebong , pero no pudo ser.
Clásico
Muerto por dentro
Freak
Asiduo
Forero del todo a cien
Veterano
