Siempre amanece un nuevo día y siempre sigue todo igual. Llega un momento en la vida en que te das cuenta de que lo que te queda por vivir va a ser una sucesión de actos que sólo se van a diferenciar en pequeños matices. Conoces a una mujer, luego a otra, a otra…, y son todas iguales, únicamente cambia el tono, mas no la melodía. Vas al trabajo, una jornada, otra, otra…, pura rutina. Te presentan a una persona, dos, tres…, todas con personalidades parecidas. Ves, miras…, y nada cambia, el escenario es invariable. Por eso A no actúa, espera y observa, deseando con toda su alma que este círculo vicioso se rompa. Allí está B, ¿tal vez una esperanza o lo mismo de siempre? A sabía que debía actuar, pero para él la reacción de ella o cualquier acto tendente a unirlos era fundamental. ¿Sería B algo ajeno al mencionado círculo? Tal cuestión lo paraliza a la espera de que si llega a la conclusión de que es afirmativa, actuará, puesto que la quiere. Pero el resultado es el contrario, ya que B está en el círculo, y A observa con tristeza que toda esperanza se ha frustrado.
Creo que todo queda muy claro.