Vaya parrafito cargado de inquina, invenciones y tonterías. Esto de inventarse que todo el mundo sufre alguna clase de trastorno para que así tu propio trastorno te sea más llevadero es bastante ridículo, amigo mío. Lo mismo lo de inventarse con quién me junto o me dejo de juntar si vivo rodeado de gente de un tipo u otro. En ningún momento me he metido con tu peso ni con tu gordura, pero bien que estás ahí ya lanzando pullitas de carácter personal preventivamente. ¿Te sientes ofendido por lo que digo o qué pasa? ¿No eres capaz de charlar sin ponerte con este tonito pasivo agresivo o qué te pasa?
No, no estoy obsesionado con mi peso porque jamás en mi vida he tenido que cuidar de él. Soy de esas personas que se mantiene de manera constante en el mismo peso sin necesidad de vigilarlo. A mí vigilar mi peso es algo que me suena a chino, como vigilar mis alas o preocuparme de que me rayen el Lamborghini que no tengo. Ya he contado decenas de veces que tengo ropa de cuando iba al instituto y a la universidad que aún me puedo poner. Los pantalones de un traje a medida que me hice hace más de veinte años siguen abrochándose exactamente en el mismo sitio y quedando exactamente donde tienen que quedar, y también la chaqueta. Desde luego a mí no me gustaría engordar. Ahí te doy la razón. No le veo ningún sentido, y si subiera cinco kilos intentaría quitármelos, porque no los necesito. No sé si me atormentaría, porque nunca he subido cinco kilos, ni los he bajado. Tampoco tengo ninguna obsesión por comer sano ni nada que se le parezca. Hoy mismo he comido un kebab con patatas fritas y un cocacola, fíjate. Ayer cené un bocata de salchichas de media barra y la otra media me la bajé untándola con queso azul. He tenido épocas largas de mi vida de comer precocinados y mierdas con tal de no cocinar, pero prefiero comer casero, no por sano, que también, sino porque está más rico.
No sé por qué amplías eso cuando lo verdaderamente flipante del asunto es que un poco más arriba se aprecia un VÍDEO VHS. Quién es el desnortao que sigue teniendo bajo la tele un puto vídeo VHS.