Una Bellísima Persona rebuznó:
Ah, vale, me has convencido. Es una simple puñalada a un tío. Cómo he podido pensar tan mal del buen Josué, pobrecito él, acorralado por 200 bestias sedientas de sangre. El buen Josué, que se dirigía a casa de su anciana madre a hacerle la comida con ese cuchillo cebollero.
Además, qué coño, dices que te da igual que el otro palme, que no se pierde nada y tal, y ahora te preocupa la reinserción del asesino. Anda y vete a tomar por culo

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Bueno, por hoy ya me vale. Boas noites.
Ohh, pobre Carlos. Carlitos, el ojito derecho de sus papis.
Ese fin de semana era su cumpleaños, y su padre planeaba llevarlo a pescar al lago donde Carlos y su papá iban cada año en la misma fecha a pasar unos días de sólo chicos, y allí sería donde su padre le haría entrega de un reloj que había pasado desde hace seis generaciones de padres a hijos en cada decimoséptimo cumpleaños.
A la vuelta la mamá de Carlos los esperaría y los recibiría a la hora de cenar el domingo con una deliciosa paella, el plato preferido del joven, que tras degustar con una sonrisa en los labios contando chistosas anécdotas de los días anteriores, irían a visitar a la residencia de ancianos a la abuela materna del protagonista de nuestra historia, que tras llenar de besos y pellizcos las sonrosadas mejillas del joven, se lo presentaría por enésima vez a sus amigas las que exclamarían "
¿Es tu nieto? ¡Pero qué formalico y buen mozo!" para volver a empezar con los besos y pellizcos, sin olvidarnos de los tirones de oreja. Jejeje, qué agradable muchacho.
Pero un triste día donde nubarrones de tormenta ensombrecían el cielo, Carlos salió de casa y coincidió en el metro con unos indeseables que iban a montar gresca en una manifestación, ¡qué desaprensivos! Tras convencerlos de abandonar la idea de molestar en la pacífica manifestación les propuso ir a su casa a jugar a la Wii y a comer deliciosos nachos con guacamole. Tras ello, enseguida vio a un tipo que podría dirigirse a la manifestación y pudiendo encontrarse con más sharps es probable que tuviese algún problema debido a que llevaba una esvástica tatuada en la frente y estampada en el chándal, así que ni corto ni perezoso se le acercó para susurrarle en voz baja para no importunarle "
Disculpa amigo, quiero que sepas que respeto tus opiniones, pero tal vez deberías quitarte esa sudadera hasta llegar al final de tu trayecto para no tener problemas con nadie, paz hermano." pero ese psicópata no era nada más ni nada menos que satán encarnado, el que en un momento de sadismo extremo recordó que ya no le quedaban cadáveres de adolescente en el congelador y era hora de rellenarlo, así que decidido a trepanar el cráneo de Carlos en su casa para hacerse una sopita con el contenido de su cráneo y un poquito de Avecrem (porque será un asesino, pero él no cuece, ENRIQUECE), sacó su fulminante espada llameante +3 y descuartizó en décimas de segundo al aún shockeado muchacho. El serial killer atacó a la velocidad del rayo en el momento en que Carlos iba a saludarlo con un beso en la mejilla, apoyándose delicadamente en su pecho, pero antes de quedar exangüe y muerto en el suelo nuestro amigo Carlos pudo rezar una plegaria a Dios para que perdonase al pobre loco que acababa de herirlo mortalmente, porque todos somos corderos del señor que podemos salirnos del rebaño en cualquier momento, pero que podemos volver a ser conducidos a él.
Los nuevos amigos de Carlos, en vista de la situación, decidieron ir hacia él para abrazarle y perdonarle siempre que él se mostrase arrepentido, por supuesto, sin embargo el horroroso asesino no contento con la situación que él mismo había provocado decidió arrastrar a más de ellos, con lo que intentó salir del vagón para llevarse por delante a la mayor cantidad de personas inocentes, pero los muchachos le seguían pidiéndole que por favor no lo hiciese, que tirase el arma y fuese con ellos a tomar unas cañas, que ellos invitaban, pelillos a la mar.
En una situación tan tensa, uno de los muchachos cogió un extintor dispuesto a sofocar las llamas de la ira y el odio de la mirada de Josué, el vil pecador, sin embargo él escapó de la nube de paz y calma y esquivó el redentor extintor que se dirigía hacia su entrecejo para purgar sus pecados y se dirigió a la salida, ya que creyó haber visto unas monjas y había creído que sería buena idea violarlas y quemar sus cadáveres in situ.
Inmediatamente el grupo se dio cuenta de sus intenciones y le persiguieron hasta que le dieron alcance, donde todos sacaron de sus chaquetas ramos de flores y acariciaron su cuerpo con ellas, donde Josué comprendió su crimen y pidió perdon, se entregó a la autoridad, todos fueron felices y comieron perdices. Fin.
Mira, ¿sabes qué te digo?
Que le den mucho por el culo en el infierno
Buenas noches, otro que se marcha.