Coméis la mierda que excretáis, hipócritas de tercera, me divertís tanto que me duele la polla de tanto reírme; en vuestro salón comedor de piso hipotecado os quejáis como plañideras de que lo que hacen vuestros adolescentes, no lo entendéis ¿Y a quién cojones le importa? ¿No os dais cuenta desde vuestra atalaya de maruja con rulos que calceta y de hombre maduro que todo lo sabe y que bebe un coñac caro, que la juventud no es tan diferente a vuestra puta adolescencia?
Los botellones además de alcohol tiene tías buenas con ganas de follar antes que de casarse y que enseñan el tanga como es debido, te apuntan con unas tetas duras con pezones embarillados como lanzas y que en un par de horas verás menear mientras te la chupan o simplemente cabalgan sobre ti en cualquier portal, mancebos con las hormonas tan aceleradas que el puto Fernando Alonso iría en taca taca a su lado después de haberse metido los gramos que haga falta, y sobre todo lo que SI hay son ganas de sentirse vivos, ganas de divertirse cabrones aburguesados de tripa incipiente.
¿Qué haréis después de despocritar, iros a la cama sin que vuestra celulítica pareja ni tan siquiera os haga una paja? ¿Pensar en el trabajo que os ha quedado pendiente? o mejor aún, ¿en lo mucho que hay que hacer en la casa? Estáis simplemente muertos, sois una puta biela más en el engranaje social, un tornillo oxidado que se retuerce… haceos un favor a vosotros mismos y pegaos un tiro, me voy a beber al aire libre, pedazos de mierda hinchada.