Libros POESÍA (nuestros poemas preferidos)

Miquel Costa i Llobera:


LO PI DE FORMENTOR



Electus ut cedri


Mon cor estima un arbre! Més vell que l’olivera,
més poderós que el roure, més verd que el taronger,
conserva de ses fulles l’eterna primavera,
i lluita amb les ventades que atupen la ribera,
que cruixen lo terrer.

No guaita per ses fulles la flor enamorada;
no va la fontanella ses ombres a besar;
mes Déu ungí d’aroma sa testa consagrada
i li donà per terra l’esquerpa serralada,
per font la immensa mar.

Quan lluny, damunt les ones, renaix la llum divina,
no canta per ses branques l’aucell que encativam;
lo crit sublim escolta de l’àguila marina,
o del voltor que puja sent l’ala gegantina
remoure son fullam.

Del llim d’aquesta terra sa vida no sustenta;
revincla per les roques sa poderosa rel,
té pluges i rosades i vents i llum ardenta;
i, com un vell profeta, rep vida i s’alimenta
de les amors del cel.

Arbre sublim! Del geni n’és ell la viva imatge:
domina les muntanyes i aguaita l’infinit;
per ell la terra és dura, mes besa son ramatge
lo cel que l’enamora i té el llamp i l’oratge
per glòria i per delit.

Oh! sí: que quan a lloure bramulen les ventades
i sembla entre l’escuma que tombi lo penyal,
llavors ell riu i canta més fort que les onades,
i triomfador espolsa damunt les nuvolades
sa cabellera real.

Arbre, mon cor t’enveja. Sobre la terra impura,
com una prenda santa duré jo el teu record.
Lluitar constant i vèncer, reinar sobre l’altura
i alimentar-se i viure de cel i de llum pura...
Oh vida... noble sort!

Amunt, ànima forta! Traspassa la boirada
i arrela dins l’altura com l’arbre dels penyals.
Veuràs caure a tes plantes la mar del món irada,
i tes cançons valentes ’niran per la ventada
com l’au dels temporals.


1875


Y he aquí la versión castellana que hizo el propio poeta, pero que no llega ni de lejos al original:

El Pino de Formentor

Electus ut cedri

Hay en mi tierra un árbol que el corazón venera:
de cedro es su ramaje, de césped su verdor;
anida entre sus hojas perenne primavera,
y arrastra los turbiones que azotan la ribera,
añoso luchador.

No asoma por sus ramas la flor enamorada,
no va la fuentecilla sus plantas a besar;
mas báñase en aromas su frente consagrada,
y tiene por terreno la costa acantilada,
por fuente el hondo mar.

Al ver sobre las olas rayar la luz divina,
no escucha débil trino que al hombre da placer;
el grito oye salvaje del águila marina,
o siente el ala enorme que el vendaval domina
su copa estremecer.

Del limo de la tierra no toma vil sustento;
retuerce sus raíces en duro peñascal.
Bebe rocío y lluvias, radiosa luz y viento;
y cual viejo profeta recibe el alimento
de efluvio celestial.

¡Árbol sublime! Enseña de vida que adivino,
la inmensidad augusta domina por doquier.
Si dura le es la tierra, celeste su destino
le encanta, y aun le sirven el trueno y torbellino
de gloria y de placer.

¡Oh! sí: que cuando libres asaltan la ribera
los vientos y las olas con hórrido fragor,
entonces ríe y canta con la borrasca fiera,
y sobre rotas nubes la augusta cabellera
sacude triunfador.

¡Árbol, tu suerte envidio! Sobre la tierra impura
de un ideal sagrado la cifra en ti he de ver.
Luchar, vencer constante, mirar desde la altura,
vivir y alimentarse de cielo y de luz pura...
¡Oh vida, oh noble ser!

¡Arriba, oh alma fuerte! Desdeña el lodo inmundo,
y en las austeras cumbres arraiga con afán.
Verás al pie estrellarse las olas de este mundo,
y libres como alciones sobre ese mar profundo
tus cantos volarán.
 
Otro rubaí de Omar Khayyam:

Este mundo sobrevivirá a nuestra pobre partida,
Persistiendo sin un nombre o señal nuestra.
Antes de nuestra llegada, no se quejó de nuestra ausencia;
Cuando nos hayamos ido, ¿cómo sentirá pesar?
 
Instantes Jorge Luis Borges

Si pudiera vivir nuevamente mi vida.

En la próxima trataría de cometer más errores.

No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.

Sería más tonto de lo que he sido, de hecho

tomaría muy pocas cosas con seriedad.

Sería menos higiénico.

Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría

más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.

Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería

más helados y menos habas, tendría más problemas

reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente

cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría.

Pero si pudiera volver atrás trataría de tener

solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos;

no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin termómetro,

una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas;

Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios

de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.

Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres

y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante.

Pero ya tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.
 
Y una mía que hice hace muchos años.Tened encuenta que era una adolescente :D

Ámame despacio,sin prisas,en silencio...
Que nada pasará en este momento.
Que la luna brillará y no habrá reflejos.
Que estaremos esperando que no pase el tiempo.
Ámame despacio,sin prisas,en silencio...
Que sin tu amor seguro que muero.
 
Unas poesías de Pere Gimferrer


Madrigal

Amor, con el poder terrible de una rosa
tu piel tensa me ha saqueado los ojos, y es demasiado claro
este color de velas en un mar liso. ¡Dulzura,
la tan cruel dulzura violeta
que las nalgas defienden, como el nido de la luz!
Porque una rosa
tiene el poder de la seda: tacto mortal, estíos
agotadores, con el grueso de un tejido rasgándose,
la claridad estrellada en las cornisas
y el cielo, ventana allá, con negrura de desagüe.
Por la noche, el hombre
de anteojos ahumados, en la cocina de gas,
acaricia los enseres de Auschwitz, las tenazas alquímicas,
las ampollas de cal. Amor, el hombre de guantes oscuros
no arrasará el color de valva de un vientre,
el regusto de ginebra y aceitunas de la piel;
no arrasará la luz de una rosa inmortal
que la simiente deshoja con pico tierno.
Y ahora veo a la garza
real, cruzándose de alas en la habitación,
la garza que, con la luz que capitula,
es plumaje y calor, y es como el cielo:
sólo claridad marina
y después un recuerdo de haber vivido contigo.

Cuchillos en abril

Odio a los adolescentes.
Es fácil tenerles piedad.
Hay un clavel que se hiela en sus dientes
y cómo nos miran al llorar.

Pero yo voy mucho más lejos.
En su mirada un jardín distingo.
La luz escupe en los azulejos
el arpa rota del instinto.

Violentamente me acorrala
esta pasión de soledad
que los cuerpos jóvenes tala
y quema luego en un solo haz.

¿Habré de ser, pues, como éstos?
(La vida se detiene aquí)
Llamea un sauce en el silencio.
Valía la pena ser feliz.

Oda a Venecia ante el mar de los teatros

Tiene el mar su mecánica como el amor sus símbolos.
Con que trajín se alza una cortina roja
o en esta embocadura de escenario vacío
suena un rumor de estatuas, hojas de lirio, alfanjes,
palomas que descienden y suavemente pósanse.
Componer con chalinas un ajedrez verdoso.
El moho en mi mejilla recuerda el tiempo ido
y una gota de plomo hierve en mi corazón.
Llevé la mano al pecho, y el reloj corrobora
la razón de las nubes y su velamen yerto.
Asciende una marea, rosas equilibristas
sobre el arco voltaico de la noche en Venecia
aquel año de mi adolescencia perdida,
mármol en la Dogana como observaba Pound
y la masa de un féretro en los densos canales.
Id más allá, muy lejos aún, hondo en la noche,
sobre el tapiz del Dux, sombras entretejidas,
príncipes o nereidas que el tiempo destruyó.
Que pureza un desnudo o adolescente muerto
en las inmensas salas del recuerdo en penumbra
¿Estuve aquí? ¿Habré de creer que éste he sido
y éste fue el sufrimiento que punzaba mi piel?
Qué frágil era entonces, y por qué. ¿Es más verdad,
copos que os diferís en el parque nevado,
el que hoy así acoge vuestro amor en el rostro
o aquel que allá en Venecia de belleza murió?
Las piedras vivas hablan de un recuerdo presente.
Como la vena insiste sus conductos de sangre,
va, viene y se remonta nuevamente al planeta
y así la vida expande en batán silencioso,
el pasado se afirma en mí a esta hora incierta.
Tanto he escrito, y entonces tanto escribí. No sé
si valía la pena o la vale. Tú, por quien
es más cierta mi vida, y vosotros que oís
en mi verso otra esfera, sabréis su signo o arte.
Dilo, pues, o decidlo, y dulcemente acaso
mintáis a mi tristeza. Noche, noche en Venecia
va para cinco años, ¿cómo tan lejos? Soy
el que fui entonces, sé tensarme y ser herido
por la pura belleza como entonces, violín
que parte en dos aires de una noche de estío
cuando el mundo no puede soportar su ansiedad
de ser bello. Lloraba yo acodado al balcón
como en un mal poema romántico, y el aire
promovía disturbios de humo azul y alcanfor.
Bogaba en las alcobas, bajo el granito húmedo,
un arcángel o sauce o cisne o corcel de llama
que las potencias últimas enviaban a mi sueño.
Lloré, lloré, lloré
¿Y cómo pudo ser tan hermoso y tan triste?
Agua y frío rubí, transparencia diabólica
grababan en mi carne un tatuaje de luz.
Helada noche, ardiente noche, noche mía
como si hoy la viviera! Es doloroso y dulce
haber dejado atrás a la Venecia en que todos
para nuestro castigo fuimos adolescentes
y perseguirnos hoy por las salas vacías
en ronda de jinetes que disuelve un espejo
negando, con su doble, la realidad de este poema.

Retornos

...Y aquel antiguo amor me vuelve, aquel
en tarde más propicias esparcido a voleo,
cuando regía el alto designio del otoño
la parábola azul de los vencejos.
Oh gentes del mercado, de las rúas umbrosas,
del soportal angosto, de la noria, del puerto,
¿quién os dijo mi nombre?, ¿en qué gris baraúnda
se blasfemó de mí sin yo saberlo?
Callad si es vuestro gusto. No os conozco.
Me sellaré los ojos con cemento.
Mas escuchad: palabras de justicia,
palabras de verdad para vosotros tengo.
Harto camino recorrí callándolas.
Ya padecí sobrados contratiempos.
Es llegada la hora del heraldo,
del que difunde nuevas en el viento.
Es llegada la hora de abrir ojos y oídos.
El segador ya tiene en sus manos el bieldo.
Sí, seréis aventados. Sí, seréis aventados.
Desnudo estará el mundo como un estéril cerro.
Os anuncio el adviento de la noche.
¡De nuevas de verdad soy mensajero!

...Las hogueras consagran el patrullar nocturno,
la sibilina ronda de la muerte en acecho.
La más antigua máscara trenza y destrenza el baile.
Sobre el estuco pesa la sombra de un murciélago.
¿Y quién recuerda ahora los augurios?
¿Y quién sabe a qué vino el mensajero?
¿Y de quién son los pasos que ahora suenan
y abren todas las puertas, como un aire siniestro?
Yo nada sé. Yo vine. Mis palabras
se me dictaron hace mucho tiempo.

A uña de caballo, desvivido,
la nueva trasmití de pueblo en pueblo.
Yo sembré la amenaza en cada hombre.
De alarmas inflamé a cuantos me vieron.
Que nadie me escuchó, que fueron todos,
que unos sí y otros no, que esto y aquello,
¿qué se me da, ni a qué traerla ahora
a discusión, jamás tan a destiempo?
Si ya todos se van sin esperarme,
si ensillan, si se calan los sombreros,
si espolean con saña, si ya casi
dejan atrás los límites del pueblo,
si ya ríen de mí, tan rezagado,
si no hay nadie conmigo, si en el cielo,
como en aquel otoño de mi gloria,
sólo queda el clamor de los vencejos...
 
Vicente W. Querol.


VISIÓN

«-¿Quién eres tú que, en la apartada cumbre,
coronada de nieblas,
huyes de la azorada muchedumbre
y con tus sueños tu desierto pueblas?
-Ven.»
Sobre el ígneo coche
de rápidos, flamígeros corceles
crucé con él las sombras de la noche,
y surcamos los ámbitos profundos
del no medido espacio,
a través de los soles y los mundos.
«-¿Qué es esto?
-Mi palacio.»
Y descendimos sobre el mar, que muje
como corcel salvaje, cuando el viento
lo azota, y con empuje
fiero levanta, orlados de diademas,
montes de agua espumosa al firmamento.
«-¡Lejos huyamos de su horror!
-No temas.»

Y en oriental estancia,
sobre la alfombra de mullida seda
y entre aromas de célica fragancia,
vi danzar la hurí leda,
medio desnudo el seno de alabastro.
«-¡Dichoso quien lograr sus besos pueda!
-Yo desdeño el placer que huye sin rastro.»

Y entre el fragor de las revueltas haces
que se entrechocan crueles,
sirvió su voz de aliento a los audaces
que, hiriendo con las lanzas los broqueles,
repetían sus cánticos de guerra:
«-¿Por qué no les das paces?
-Yo sólo doy laureles.»

Y descendimos desde la ardua sierra
hasta el valle tranquilo
do juega el viento manso,
brindándonos las grutas fresco asilo,
grato rumor las fuentes cristalinas.
«-¿Por qué en el blando césped te reclinas?
-Es mi mejor descanso.»
Y de la corte el popular tumulto,
que cubre el fraude, la ambición y el dolo,
huyó pasando oculto:
«-¿No gozas?
-Me hallo solo.»

Y en la antigua ciudad de rotas piedras
sentóse entre las moles de granito,
que festoneaban las silvestres yedras:
«-¿Qué haces aquí?
-Medito.»

Y entró del templo en la desierta nave,
do suena hueca bajo el pie la tumba;
donde el canto sonoro
envuelto sube entre el incienso suave
y por los arcos góticos retumba:
«-¿Por qué bajas la frente?
-Rezo y lloro.»

Y ascendimos de nuevo a la montaña
sobre el carro de fuego,
y, evocadas por él, con forma extraña,
mil sombras miré luego
raudas pasar. Lo que la edad oculta
en el oscuro porvenir incierto;
lo que dentro del alma se sepulta,
todo lo miré abierto.
«-¿Quién eres tú, que mandas al destino,
descifras los arcanos,
tienes la inmensidad para camino,
polvo ante Dios, y Dios de los humanos?
-Yo guardo del perdido Paraíso
dentro del alma la visión primera;
yo los abrojos de la tierra piso,
la frente en otra esfera;
yo sé del cielo el olvidado idioma:
mago la Siria me llamé; profeta
quien bebió el agua del Jordán escaso;
sibila un tiempo me invocó de Roma
la muchedumbre inquieta:
hoy ignorado por la tierra paso,
hoy me llamo poeta.»




DAFNE

Contarte quiero junto a la fuente,
Niña, una historia:
No temas, llega.
¿dócil me escuchas?¿Tendrás presente en tu memoria
esta, de amores, fabula griega
q yo te cuente?

Es la Tesalia tieRra lejana
De umbrosos bosques y prados llena,
Que cruza un rio;
Y era una tarde, cuando de grana
Se ornan los cielos, tarde serena
Del seco estío

Junto a la margen, suelta la falda,
Suelto el caballo;
Con su arco rudo,
Y el carcaj de oro sobre la espalda
Atado al cuello
Con blando nudo;
La sien ceñida con la guirnalda
De frescas flores;
Hermosa, esquiva,

Dafne la ninfa, va sin amores,
Va fugitiva
Del rubio Apolo;
Del dios alegre de los cantores
Que, triste y solo,
Desdeña el himno de los pastores.

No huye la cierva, del hierro herida,
Ni vas tras ella
Con tal presteza la flecha aguda,
Cual va seguida
Dafne, de Apolo, que se ve su huella
Sobre la arena, breve y desnuda.

¿Por qué soberbia su afán rechaza?
¿Por qué desdeña de amor los bienes?
Con la saeta
¿por qué persigue la libre caza,
mientras que hiere con los desdenes
al dios poeta?

Júpiter mira la fuga injusta,
Y por castigo de la orgullosa,
Con la faz adusta
En laurel trueca la ninfa hermosa;
Y con su rama,
Que siempre verde crece a los cielos,
Ciñe la frente del dios que la ama,
Del dios Délos.

¿Comprendes, niña, la esencia pura
Del cuento breve? –Niña, perdona
Si mis palabras son indiscretas…

¡Ah! Tus miradas bajas inquietas…
Si; la hermosura,
Dios la ha formado para corona
De los poetas.
 
Elite Boobs rebuznó:
Instantes Jorge Luis Borges

Si pudiera vivir nuevamente mi vida.

En la próxima trataría de cometer más errores.

No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.

Sería más tonto de lo que he sido, de hecho

tomaría muy pocas cosas con seriedad.

Sería menos higiénico.

Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría

más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.

Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería

más helados y menos habas, tendría más problemas

reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente

cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría.

Pero si pudiera volver atrás trataría de tener

solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos;

no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin termómetro,

una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas;

Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios

de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.

Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres

y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante.

Pero ya tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.

Te pillé.
Esta basura sentimentaloide no es de Borges.
Es un poema tramposo, basta ver el verso final.
Este "poema" horrorizaría al propio Borges de malo que es.

Creo que, no obstante, es curioso, cuando no irónico, que a Borges se le atribuya un poema que nunca escribió. Es casi borgiano, un juego literario de esos que tanto le gustaban a él. Como imaginar obras inexistentes de autores más inexistentes aun (ver Ficciones).
 
Un par de poesías de Robert Creeley. Joder, me entran ganas de abrir un hilo sobre la generación Beat.


Echo

It was never
simple to wait,
to sit quiet.

Was there still
another way round,
a distance to go –

as if an echo
hung in
the air before

one was heard,
before a word
had been said.

What was love
and where
and how did one get there.

Goodbye

Now I recognize
it was always me
like a camera
set to expose

itself to a picture
or a pipe
through which the water
might run

or a chicken
dead for dinner
or a plan
inside the head

of a dead man.
Nothing so wrong
when one considered
how it all began.

It was Zukofsky's
"Born very young into a world
already very old..."
The century was well along

when I came in
and now that it's ending,
I realize it won't
be long.

But couldn't it all have been
a little nicer,
as my mother'd say. Did it
have to kill everything in sight,

did right always have to be so wrong?
I know this body is impatient.
I know I constitute only a meager voice and mind.
Yet I loved, I love.

I want no sentimentality.
I want no more than home.
 
Un poco más de C.P. Cavafis:

konstandinoskavafis1.gif


LA BATALLA DE MAGNESIA
(1915)

Perdió su viejo ímpetu, su coraje.
De su cuerpo cansado, enfermo casi,

tendrá sólo cuidados. Y la vida
que le resta la pasará sereno. Eso Filipo

pretende al menos. Esta noche, juega a los dados;
tiene ganas de distracción. Poned muchas rosas

en la mesa. Qué importa la derrota
de Antíoco en Magnesia. Dicen que triturada

fue la flor y nata de su espléndida tropa.
Puede que exageren; no todo será verdad.

¡Ojalá! Pues aunque enemiga, la estirpe era una sola.
En cualquier caso basta un "ojalá". Quizá sea mucho.

Filipo, seguro, no suspenderá la fiesta.
Por mucho que haya sido el hastío de su vida,

algo bueno ha conservado, no le falta desde luego la memoria.
Recuerda cuánto lloraron en Siria, qué inmenso dolor,

cuando barrieron a su madre, Macedonia.
¡Empiece el banquete! ¡Esclavos: música, antorchas!



EL SOL DE LA TARDE
(1919)

Qué bien conozco este cuarto,
este y el contiguo están ahora alquilados
para oficinas comerciales. Toda la casa se convirtió
en despachos de corredores, de comerciantes y Sociedades.

¡Ah, qué familiar me es este cuarto!

Aquí, junto a la puerta, estaba el canapé,
y, delante de él, una alfombra turca;
al lado, la estantería, con dos jarrones amarillos.
A la derecha, no, enfrente, un armario de espejo.
En medio, la mesa donde escribía,
y los tres sillones de mimbre.
Junto a la ventana se hallaba la cama
en que tantas veces nos amamos.

Aún estarán por algún sitio esos viejos muebles.

Junto a la ventana estaba la cama;
sólo hasta la mitad la bañaba el sol del mediodía.
...Una tarde, a las cuatro, nos separamos
por sólo una semana... Pobre de mí,
aquella semana se hizo perpetua.
 
Jacques de Molay rebuznó:
Te pillé.
Esta basura sentimentaloide no es de Borges.
Es un poema tramposo, basta ver el verso final.
Este "poema" horrorizaría al propio Borges de malo que es.

Creo que, no obstante, es curioso, cuando no irónico, que a Borges se le atribuya un poema que nunca escribió. Es casi borgiano, un juego literario de esos que tanto le gustaban a él. Como imaginar obras inexistentes de autores más inexistentes aun (ver Ficciones).

A mí me dijeron que lo era :(
 
Elite Boobs rebuznó:
Jacques de Molay rebuznó:
Te pillé.
Esta basura sentimentaloide no es de Borges.
Es un poema tramposo, basta ver el verso final.
Este "poema" horrorizaría al propio Borges de malo que es.

Creo que, no obstante, es curioso, cuando no irónico, que a Borges se le atribuya un poema que nunca escribió. Es casi borgiano, un juego literario de esos que tanto le gustaban a él. Como imaginar obras inexistentes de autores más inexistentes aun (ver Ficciones).

A mí me dijeron que lo era :(

Te engañaron. Te lo digo yo, que me he leído bastantes veces las obras completas de don Jorge Luis.

Y si no te convencen mis palabras:

https://www.hum.au.dk/romansk/borges/bsol/iainst.htm

https://www.rompecadenas.com.ar/instantes.htm
 
Frederic Mistral y la bella lengua occitana


A LA FIHO DE REATU
(1868)

O tu que subre-bello, emai d'un sang ilustre,
En fàci dóu barbare as counserva toujour,
Sènso cregne que res ni que rèn t'enclaustre,
Lou vièsti, lou parla, lou àaubi dóu Miejour,

O tu que li baroun, e li gardian palustre,
Venien vèire sourti, fièro, de la Majour,
E qu'as douna ta vido à metre dins soun lustre
Lou pintre majourau que te dounè lou jour,

Autant coume autre-tèms nosto rèino Ermengardo,
As persounifica toun Arle grand e mut,
Toun Arle, aquelo véuso Artemiso, que gardo

La glòri de sr rèire enclaus dins l'atahut,
Que porto lis Areno en courouno, e regardo
Sus lou Rose eilalin s'enana li lahut.

mistral.jpg


Edito: gracias por exterminar la roña
 
Necesario: El poema más célebre del poeta valenciano Ausiàs March (1397-1459).


I

Veles e vents han mos desigs complir,
ffahent camins duptosos per la mar.
Mestre y ponent contra d’ells veig armar;
xaloch, levant los deuen subvenir
ab lurs amichs lo grech e lo migjorn,
ffent humils prechs al vent tremuntanal
qu’en son bufar los sia parcial
e que tots cinch complesquen mon retorn.

II

Bullira·l mar com la caçola ’n forn,
mudant color e l’estat natural,
e mostrara voler tota res mal
que sobre si atur hun punt al jorn;
grans e pochs peixs a recors correran
e cerquaran amaguatalls secrets:
ffugint al mar, hon son nudrits e fets,
per gran remey en terra exiran.

III

Los pelegrins tots ensemps votaran
e prometran molts dons de cera fets;
la gran paor traura·l lum los secrets
que al confes descuberts no seran.
En lo perill no·m caureu de l’esment,
ans votare hal Deu qui·ns ha ligats,
de no minvar mes fermes voluntats
e que tots temps me sereu de present.

IV

Yo tem la mort per no sser vos absent,
per que Amor per mort es anullats;
mas yo no creu que mon voler sobrats
pusqua esser per tal departiment.
Yo so gelos de vostr’escas voler,
que, yo morint, no meta mi ’n oblit;
sol est penssar me tol del mon delit
—car nos vivint, no creu se pusqua fer—:

V

apres ma mort, d’amar perdau poder,
e sia tots en ira convertit,
e, yo forçat d’aquest mon ser exit,
tot lo meu mal sera vos no veher.
O Deu!, per que terme no y a ’n amor,
car prop d’aquell yo·m trobara tot sol?
Vostre voler sabera quant me vol,
tement, fiant de tot l’avenidor.

VI

Yo son aquell pus estrem amador,
apres d’aquell a qui Deu vida tol:
puys yo son viu, mon cor no mostra dol
tant com la mort per sa strema dolor.
A be o mal d’amor yo so dispost,
mas per mon fat Fortuna cas no·m porta;
tot esvetlat, ab desbarrada porta,
me trobara faent humil respost.

VII

Yo desig ço que·m pora sser gran cost,
y aquest esper de molts mals m’aconorta;
a mi no plau ma vida sser estorta
d’un cas molt fer, qual prech Deu sia tost.
Ladonchs les gents no·ls calrra donar fe
al que Amor fora mi obrara;
lo seu poder en acte·s mostrara
e los meus dits ab los fets provare.

VIII

Amor, de vos yo·n sent mes que no·n se,
de que la part pijor me·n romandra;
e de vos sab lo qui sens vos esta.
A joch de daus vos acomparare.


Y aquí la traducción al castellano:

I

Velas y vientos han de cumplir mis deseos,
haciendo caminos inseguros en el mar.
Maestral y Poniente los veo armarse contra ellos;
el Jaloque y Levante, los deben ayudar
con sus amigos el Gregal y el Abrego,
haciendo humildes ruegos al viento norteño
que en su soplar les sea parcial
para que todos los cinco realicen mi regreso.

II

Hervirá el mar como la cazuela en el horno,
cambiando el color y el estado natural,
y mostrará querer mal toda cosa
que sobre sí se detenga por un instante;
peces grandes y pequeños a salvarse correrán
y buscarán secretos escondrijos:
huyendo del mar, donde son alimentados y criados,
como gran remedio a la tierra saldrán.

III

Los peregrinos, todos juntos, harán votos
y prometerán muchas ofrendas hechas de cera;
el gran pavor sacará a la luz los secretos
que al confesor no serán descubiertos.
En el peligro no me olvidaré de vos,
antes haré votos al Dios que nos ha atado,
de no disminuir mis firmes voluntades
y de que siempre os tendré presente.

IV

Yo temo la muerte por no estar ausente de vos,
porque el amor es destruido por la muerte;
aunque no creo que mi amor
pueda ser superado por tal separación.
Yo estoy celoso de vuestro escaso querer,
que, yo muriendo, no me ponga en olvido;
sólo éste pensamiento me quita el deleite del mundo
porque viviendo nosotros, no creo que pueda ocurrir:

V

después de mi muerte, perded capacidad de amar,
y sea pronto en tristeza convertida,
y, yo forzado a salir de este mundo,
todo mi mal será el no veros.
¡Oh Dios! ¿por qué no existe un término en el amor
porque cerca de él yo me encontrara completamente solo?
Vuestro querer supiera cuánto me quiere,
temiendo, fiando todo el futuro.

VI

Yo soy el más extremado amador,
después de aquel a quien Dios la vida quita:
pues yo estoy vivo, mi corazón no muestra duelo
tanto como la muerte por su extremo dolor.
Al bien o al mal del amor yo estoy dispuesto,
mas por mi hado la Fortuna no me da la ocasión;
todo desvelado, con desatrancada puerta,
me encontrará contestando humildemente.

VII

Yo deseo aquello que me podrá ser muy costoso,
pero esta esperanza me consuela de muchos males;
a mí no me place que mi vida esté libre
de un caso muy cruel, por el cual ruego a Dios sea pronto.
Entonces no les será necesario a las gentes dar fe
a lo que Amor fuera de mí obrará;
su poder con actos se demostrará
y mis palabras con los hechos probaré.

VIII

Amor, de vos yo siento más de lo que sé,
y que la parte peor me quedará;
y de vos sabe quien son vos está.
Al juego de dados os compararé.
 
QUEVEDO PURO Y DURO:

EPÍSTOLA SATÍRICA Y CENSORIA CONTRA LAS COSTUMBRES PRESENTES DE LOS CASTELLANOS, ESCRITA A DON GASPAR DE GUZMÁN, CONDE DE OLIVARES, EN SU VALIMIENTO.

No he de callar por más que con el dedo,
ya tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.

¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?

Hoy, sin miedo que, libre, escandalice,
puede hablar el ingenio, asegurado
de que mayor poder le atemorice.

En otros siglos pudo ser pecado
severo estudio y la verdad desnuda,
y romper el silencio el bien hablado.

Pues sepa quien lo niega, y quien lo duda,
que es lengua la verdad de Dios severo,
y la lengua de Dios nunca fue muda.

Son la verdad y Dios, Dios verdadero,
ni eternidad divina los separa,
ni de los dos alguno fue primero.

Si Dios a la verdad se adelantara,
siendo verdad, implicación hubiera
en ser, y en que verdad de ser dejara.

La justicia de Dios es verdadera,
y la misericordia, y todo cuanto
es Dios, todo ha de ser verdad entera.

Señor Excelentísimo, mi llanto
ya no consiente márgenes ni orillas:
inundación será la de mi canto.

Ya sumergirse miro mis mejillas,
la vista por dos urnas derramada
sobre las aras de las dos Castillas.

Yace aquella virtud desaliñada,
que fue, si rica menos, más temida,
en vanidad y en sueño sepultada.

Y aquella libertad esclarecida,
que en donde supo hallar honrada muerte,
nunca quiso tener más larga vida.

Y pródiga de l'alma, nación fuerte,
contaba, por afrentas de los años,
envejecer en brazos de la suerte.

Del tiempo el ocio torpe, y los engaños
del paso de las horas y del día,
reputaban los nuestros por extraños.

Nadie contaba cuánta edad vivía,
sino de qué manera: ni aun un'hora
lograba sin afán su valentía.

La robusta virtud era señora,
y sola dominaba al pueblo rudo;
edad, si mal hablada, vencedora.

El temor de la mano daba escudo
al corazón, que, en ella confiado,
todas las armas despreció desnudo.

Multiplicó en escuadras un soldado
su honor precioso, su ánimo valiente,
de sola honesta obligación armado.

Y debajo del cielo, aquella gente,
si no a más descansado, a más honroso
sueño entregó los ojos, no la mente.

Hilaba la mujer para su esposo
la mortaja, primero que el vestido;
menos le vio galán que peligroso.

Acompañaba el lado del marido
más veces en la hueste que en la cama;
sano le aventuró, vengóle herido.

Todas matronas, y ninguna dama:
que nombres del halago cortesano
no admitió lo severo de su fama.

Derramado y sonoro el Oceano
era divorcio de las rubias minas
que usurparon la paz del pecho humano.

Ni los trujo costumbres peregrinas
el áspero dinero, ni el Oriente
compró la honestidad con piedras finas.

Joya fue la virtud pura y ardiente;
gala el merecimiento y alabanza;
sólo se cudiciaba lo decente.

No de la pluma dependió la lanza,
ni el cántabro con cajas y tinteros
hizo el campo heredad, sino matanza.

Y España, con legítimos dineros,
no mendigando el crédito a Liguria,
más quiso los turbantes que los ceros.

Menos fuera la pérdida y la injuria,
si se volvieran Muzas los asientos;
que esta usura es peor que aquella furia.

Caducaban las aves en los vientos,
y expiraba decrépito el venado:
grande vejez duró en los elementos.

Que el vientre entonces bien diciplinado
buscó satisfación, y no hartura,
y estaba la garganta sin pecado.

Del mayor infanzón de aquella pura
república de grandes hombres, era
una vaca sustento y armadura.

No había venido al gusto lisonjera
la pimienta arrugada, ni del clavo
la adulación fragrante forastera.

Carnero y vaca fue principio y cabo,
Y con rojos pimientos, y ajos duros,
tan bien como el señor, comió el esclavo.

Bebió la sed los arroyuelos puros;
de pués mostraron del carchesio a Baco
el camino los brindis mal seguros.

El rostro macilento, el cuerpo flaco
eran recuerdo del trabajo honroso,
y honra y provecho andaban en un saco.

Pudo sin miedo un español velloso
llamar a los tudescos bacchanales,
y al holandés, hereje y alevoso.

Pudo acusar los celos desiguales
a la Italia; pero hoy, de muchos modos,
somos copias, si son originales.

Las descendencias gastan muchos godos,
todos blasonan, nadie los imita:
y no son sucesores, sino apodos.

Vino el betún precioso que vomita
la ballena, o la espuma de las olas,
que el vicio, no el olor, nos acredita.

Y quedaron las huestes españolas
bien perfumadas, pero mal regidas,
y alhajas las que fueron pieles solas.

Estaban las hazañas mal vestidas,
y aún no se hartaba de buriel y lana
la vanidad de fembras presumidas.

A la seda pomposa siciliana,
que manchó ardiente múrice, el romano
y el oro hicieron áspera y tirana.

Nunca al duro español supo el gusano
persuadir que vistiese su mortaja,
intercediendo el Can por el verano.

Hoy desprecia el honor al que trabaja,
y entonces fue el trabajo ejecutoria,
y el vicio gradüó la gente baja.

Pretende el alentado joven gloria
por dejar la vacada sin marido,
y de Ceres ofende la memoria.

Un animal a la labor nacido,
y símbolo celoso a los mortales,
que a Jove fue disfraz, y fue vestido;

que un tiempo endureció manos reales,
y detrás de él los cónsules gimieron,
y rumia luz en campos celestiales,

¿por cuál enemistad se persuadieron
a que su apocamiento fuese hazaña,
y a las mieses tan grande ofensa hicieron?

¡Qué cosa es ver un infanzón de España
abreviado en la silla a la jineta,
y gastar un caballo en una caña!

Que la niñez al gallo le acometa
con semejante munición apruebo;
mas no la edad madura y la perfeta.

Ejercite sus fuerzas el mancebo
en frentes de escuadrones; no en la frente
del útil bruto l'asta del acebo.

El trompeta le llame diligente,
dando fuerza de ley el viento vano,
y al son esté el ejército obediente.

¡Con cuánta majestad llena la mano
la pica, y el mosquete carga el hombro,
del que se atreve a ser buen castellano!

Con asco, entre las otras gentes, nombro
al que de su persona, sin decoro,
más quiere nota dar, que dar asombro.

Jineta y cañas son contagio moro;
restitúyanse justas y torneos,
y hagan paces las capas con el toro.

Pasadnos vos de juegos a trofeos,
que sólo grande rey y buen privado
pueden ejecutar estos deseos.

Vos, que hacéis repetir siglo pasado,
con desembarazarnos las personas
y sacar a los miembros de cuidado;

vos distes libertad con las valonas,
para que sean corteses las cabezas,
desnudando el enfado a las coronas.

Y pues vos enmendastes las cortezas,
dad a la mejor parte medicina:
vuélvanse los tablados fortalezas.

Que la cortés estrella, que os inclina
a privar sin intento y sin venganza,
milagro que a la invidia desatina,

tiene por sola bienaventuranza
el reconocimiento temeroso,
no presumida y ciega confianza.

Y si os dio el ascendiente generoso
escudos, de armas y blasones llenos,
y por timbre el martirio glorïoso,

mejores sean por vos los que eran buenos
Guzmanes, y la cumbre desdeñosa
os muestre, a su pesar, campos serenos.

Lograd, señor, edad tan venturosa;
y cuando nuestras fuerzas examina
persecución unida y belicosa,

la militar valiente disciplina
tenga más platicantes que la plaza:
descansen tela falsa y tela fina.

Suceda a la marlota la coraza,
y si el Corpus con danzas no los pide,
velillos y oropel no hagan baza.

El que en treinta lacayos los divide,
hace suerte en el toro, y con un dedo
la hace en él la vara que los mide.

Mandadlo así, que aseguraros puedo
que habéis de restaurar más que Pelayo;
pues valdrá por ejércitos el miedo,
y os verá el cielo administrar su rayo.
 
Me apetece postear algo de la generación del 27, especialmente dedicado a Molay: Lorca :lol:

GRITO HACIA ROMA

(Desde la torre del Chrysler Building)

Manzanas levemente heridas
por los finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
peces de arsénico como tiburones,
tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,
rosas que hieren
y agujas instaladas en los caños de la sangre,
mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos
caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula
que untan de aceite las lenguas militares
donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma
y escupe carbón machacado
rodeado de miles de campanillas.

Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elefantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros
que hacen ataúdes sin cruz.
No hay más que un gentío de lamentos
que se abren las ropas en espera de la bala.
El hombre que desprecia la paloma debía hablar,
debía gritar desnudo entre las columnas,
y ponerse una inyección para adquirir la lepra
y llorar un llanto tan terrible
que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.
Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga,
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía,
ignora que la moneda quema el beso de prodigio
y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.

Los maestros enseñan a los niños
una luz maravillosa que viene del monte;
pero lo que llega es una reunión de cloacas
donde gritan las oscuras ninfas del cólera.
Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;
pero debajo de las estatuas no hay amor,
no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo.
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
en la choza diminuta que lucha con la inundación;
el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,
en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas
y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.
Pero el viejo de las manos traslucidas
dirá: amor, amor, amor,
aclamado por millones de moribundos;
dirá: amor, amor, amor,
entre el tisú estremecido de ternura;
dirá: paz, paz, paz,
entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita;
dirá: amor, amor, amor,
hasta que se le pongan de plata los labios.

Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,
los negros que sacan las escupideras,
los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los directores,
las mujeres ahogadas en aceites minerales,
la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,
ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,
ha de gritar frente a las cúpulas,
ha de gritar loca de fuego,
ha de gritar loca de nieve,
ha de gritar con la cabeza llena de excremento,
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
hasta que las ciudades tiemblen como niñas
y rompan las prisiones del aceite y la música,
porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos.
 
Elizabeth Bishop (1911-1979)
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One Art

The art of losing isn't hard to master;
so many things seem filled with the intent
to be lost that their loss is no disaster.

Lose something everyday. Accept the fluster
of lost door keys, the hour badly spent.
The art of losing isn't hard to master.

Then practice losing farther, losing faster:
places, and names, and where it was you meant
to travel. None of these things will bring disaster.

I lost my mother's watch. And look! my last, or
next-to-last, of three loved houses went.
The art of losing isn't hard to master.

I lost two cities, lovely ones. And, vaster,
some realms I owned, two rivers, a continent.
I miss them, but it wasn't a disaster.

-Even losing you (the joking voice, a gesture
I love) I shan't have lied. It's evident
the art of losing's not too hard to master
though it may look like (Write it!) like disaster.
 
Hablando de pérdidas y demás, un poco de "ubi sunt" de Jorge Manrique, con las tres primeras de sus Coplas a la muerte de su padre:


I

Recuerde el alma dormida,
avive el seso e despierte
contemplando
cómo se passa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el plazer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parescer,
cualquiere tiempo passado
fue mejor.


II

Pues si vemos lo presente
cómo en un punto s'es ido
e acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo non venido
por passado.
Non se engañe nadi, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,
pues que todo ha de passar
por tal manera.


III

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
qu'es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
e más chicos,
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
e los ricos.
 
Otro tipo de poesía (auténtica o no, merece serlo):

Noah Sealth, 1854

"¿Como se puede comprar o vender el firmamento, ni aun el calor de la tierra? Dicha idea nos es desconocida.
Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas, ¿Como podran ustedes comprarlos?
Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocio en los bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto, es sagrada a la memoria y el pasado de mi pueblo. La savia que circula por las venas de los arboles lleva consigo las memorias de los pieles rojas.
Los muertos del hombre blanco olvidan su pais de origen cuando emprenden sus paseos entre las estrellas, en cambio nuestros muertos nunca pueden olvidar esta bondadosa tierra puesto que es la madre de los pieles rojas. Somos parte de la tierra y asimismo ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, la gran aguila; estos son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los humedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia.
.
Por todo ello, cuando el Gran Jefe de Washington nos envia el mensaje de que quiere comprar nuestras tierras, nos esta pidiendo demasiado. Tambien el Gran Jefe nos dice que nos reservara un lugar en el que podemos vivir confortablemente entre nosotros. El se convertira en nuestro padre, y nosotros en sus hijos. Por ello consideraremos su oferta de comprar nuestras tierras. Ello no es facil, ya que esta tierra es sagrada para nosotros.
El agua cristalina que corre por los rios y arroyuelos no es solamente agua, sino que tambien representa la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos tierras, deben recordar que es sagrada, y a la vez deben enseñar a sus hijos que es sagrada y que cada reflejo fantasmagorico en las claras aguas de los lagos cuenta los sucesos y memorias de las vidas de nuestras gentes. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.
.
Llos rios son nuestros hermanos y sacian nuestra sed; son portadores de nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñarles a sus hijos que los rios son nuestros hermanos y tambien los suyos, y por lo tanto, deben tratarlos con la misma dulzura con que se trata a un hermano.
.
Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. El no sabe distinguir entre un pedazo de tierra y otro, ya que es un extraño que llega de noche y toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana, sino su enemiga y una vez conquistada sigue su camino, dejando atras la tumba de sus padres sin importarle. Le secuestra la tierra de sus hijos. Tampoco le importa. Tanto la tumba de sus padres, como el patrimonio de sus hijos son olvidados.Trata a su madre, la Tierra, y a su hermano, el firmamento, como objetos que se compran, se explotan y se venden como ovejas o cuentas de colores. Su apetito devorara la tierra dejando atras solo un desierto. No se, pero nuestro modo de vida es diferente al de ustedes. La sola vista de sus ciudades apena la vista del piel roja. Pero quizas sea porque el piel roja es un salvaje y no comprende nada.
.
No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ni hay sitio donde escuchar como se abren las hojas de los arbolesen primavera o como aletean los insectos.Pero quiza tambien esto debe ser porque soy un salvaje que no comprende nada. El ruido parece insultar nuestros oidos. Y, despues de todo, ¿Para que sirve la vida, si el hombre no puede escuchar el grito solitario del chotacabras ni las discusiones nocturnas de las ranas al borde de un estanque? Soy un piel roja y nada entiendo. Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque, asi como el olor de ese mismo viento purificado por la lluvia del mediodia o perfumado con aromas de pinos. El aire tiene un valor inestimable para el piel roja, ya que todos los seres comparten un mismo aliento - la bestia, el arbol, el hombre, todos respiramos el mismo aire. El hombre blanco no parece consciente del aire que respira; como un moribundo que agoniza durante muchos dias es insensible al hedor. Pero si les vendemos nuestras tierras deben recordar que el aire no es inestimable, que el aire comparte su espiritu con la vida que sostiene. El viento que dio a nuestros abuelos el primer soplo de vida, tambien recibe sus ultimos suspiros. Y si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben conservarlas como cosa aparte y sagrada, como un lugar donde hasta el hombre blanco pueda saborear el viento perfumado por las flores de las praderas. Por ello consideraremos su oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarla, yo pondre una condicion: El hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.
.
Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida. Hhe visto a miles de bufalos pudriendose en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo como una maquina humeante puede importar mas que el bufalo al que nosotros matamos solo para sobrevivir.
.
¿Que seria del hombre sin los animales? Si todos fueran exterminados, el hombre tambien moriria de una gran soledad espiritual; Porque lo que le sucede a los animales tambien le sucedera al hombre. Todo va enlazado.
.
Deben enseñarles a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros abuelos.Inculquen a sus hijos que la tierra esta enriquecida con las vidas de nuestros semejantes a fin de que sepan respetarla. Enseñen a sus hijos que nosotros hemos enseñado a los nuestros que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurriria a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, se escupen a si mismos.
Esto sabemos: la tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra. Esto sabemos. Todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo va enlazado.
Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrira a los hijos de la tierra. El hombre no tejio la trama de la vida; el es solo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a si mismo. Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con el de amigo a amigo, queda exento del destino comun.
Despues de todo, quizas seamos hermanos. Ya veremos. Sabemos una cosa que quiza el hombre blanco descubra un dia: nuestro Dios es el mismo Dios. Ustedes pueden pensar ahora que El les pertenece lo mismo que desean que nuestras tierras les pertenezcan; pero no es asi. El es el Dios de los hombres y su compasion se comparte por igual entre el piel roja y el hombre blanco. Esta tierra tiene un valor inestimable para El y si se daña se provocaria la ira del creador. Tambien los blancos se extinguiran, quizas antes que las demas tribus. Contaminan sus lechos y una noche pereceran ahogados en sus propios residuos. Pero ustedes caminaran hacia su destruccion, rodeados de gloria, inspirados por la fuerza de Dios que los trajo a esta tierra y que por algun designio especial les dio dominio sobre ella y sobre el piel roja. Ese destino es un misterio para nosotros, pues no entendemos por que se exterminan los bufalos, se doman los caballos alvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes.. ¿Donde esta el matorral? Destruido. ¿Donde esta el aguila? Desaparecio. Termina la vida y empieza la supervivencia."

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Yonder sky that has wept tears of compassion upon our fathers for centuries untold, and which to us looks eternal, may change. Today it is fair, tomorrow it may be overcast with clouds.
My words are like the stars that never set. What Seattle says the Great Chief at Washington can rely upon with as much certainty as our paleface brothers can rely upon the return of the seasons. > The son of the White Chief says his father sends us greetings of friendship and good will. This is kind of him, for we know he has little need of our friendship in return because his people are many. They are like the grass that covers the vast prairies, while by people are few; they resemble the scattering trees of a storm-swept plain.
The Great - and I presume - good White Chief, sends us word that he wants to buy our lands but is willing to allow us to reserve enough to live on comfortably. This indeed appears generous, for the Red Man no longer has rights that he need respect, and the offer may be wise, also, for we are no longer in need of a great country. > There was a time when our people covered the whole land as the waves of a wind-ruffled sea covers its shell-paved floor, but that time has long since passed away with the greatness of tribes now almost forgotten. I will not dwell on nor mourn over our untimely decay, nor reproach my paleface brothers with hastening it, for we, too may have been somewhat to blame.
Youth is impulsive. When our young men grow angry at some real or imaginary wrong, and disfigure their faces with black paint, their hearts also are disfigured and turn black, and then they are often cruel and relentless and know no bounds, and our old men are unable to restrain them.
Thus it has ever been. Thus it was when the white man first began to push our fore-fathers westward. But let us hope that the hostilities between the Red Man and his paleface brother may never return. We would have everything to lose and nothing to gain.
It is true that revenge by young braves is considered gain, even at the cost of their own lives, but old men who stay at home in times of war, and mothers who have sons to lose, know better.
Our good father at Washington - for I presume he is now our father as well as yours, since King George has moved his boundaries farther north - our great and good father, I say, sends us word that if we do as he desires he will protect us.
His brave warriors will be to us a bristling wall of strength, and his great ships of war will fill our harbors so that our ancient enemies far to the northward - the Sinsiams, Hydas and Tsimpsians - will no longer frighten our women and old men. Then will he be our father and we his children.
But can that ever be? Your God is not our God! Your God loves your people and hates mine! He folds His strong arms lovingly around the white man and leads him as a father leads his infant son - but He has forsaken His red children, if they are really His. Our God, the Great Spirit, seems, also to have forsaken us. Your God makes your people wax strong every day - soon they will fill all the land.
My people are ebbing away like a fast-receding tide that will never flow again. The white man's God cannot love His red children or He would protect them. We seem to be orphans who can look nowhere for help.
How, then, can we become brothers? How can your God become our God and renew our prosperity and awaken in us dreams of returning greatness?
Your God seems to us to be partial. He came to the white man. We never saw Him, never heard His voice. He gave the white man laws, but had no word for His red children whose teeming millions once filled this vast continent as the stars fill the firmament. > No. We are two distinct races, and must ever remain so, with separate origins and separate destinies. There is little in common between us. > To us the ashes of our ancestors are sacred and their final resting place is hallowed ground, while you wander far from the grave of your ancestors and, seemingly, without regret.
Your religion was written on tablets of stone by the iron finger of an angry God, lest you might forget it. The Red Man could never comprehend nor remember it.
Our religion is the traditions of our ancestors - the dreams of our old men, given to them in the solemn hours of night by the Great Spirit, and the visions of our Sachems, and is written in the hearts of our people.
Your dead cease to love you and the land of their nativity as soon as they pass the ports of the tomb - they wander far away beyond the stars, are soon forgotten and never return.
Our dead never forget this beautiful world that gave them being. They still love its winding rivers, its great mountains and its sequestered vales, and they ever yearn in tenderest affection over the lonely-hearted living, and often return to visit, guide and comfort them. > Day and night cannot dwell together. The Red Man has ever fled the approach of the white man, as the changing mist on the mountain side flees before the blazing sun.
However, your proposition seems a just one, and I think that my people will accept it and will retire to the reservation you offer them. Then we will dwell apart in peace, for the words of the Great White Chief seem to be the voice of Nature speaking to my people out of the thick darkness, that is fast gathering around them like a dense fog floating inward from a midnight sea.
It matters little where we pass the remnant of our days. They are not many. The Indian's night promises to be dark. No bright star hovers beyond the horizon. Sad-voiced winds moan in the distance. Some > grim Fate of our race is on the Red Man's trail, and wherever he goes he will still hear the sure approaching footsteps of his fell destroyer and prepare to stolidly meet his doom, as does the wounded doe that hears the approaching footsteps of the hunter.
A few more moons, a few more winters - and not one of all the mighty hosts that once filled this broad land and that now roam in fragmentary bands through these vast solitudes or lived in happy homes, protected by the Great Spirit, will remain to weep over the graves of the people once as powerful and as hopeful as your own!
But why should I repine? Why should I murmur at the fate of my people? Tribes are made up of individuals and are no better than they. Men come and go like the waves of the sea. A tear, a tamanamus, a dirge and they are gone from our longing eyes forever. It is the order of Nature. Even the white man, whose God walked and talked with him as friend to friend, is not exempt from the common destiny. We may be brothers, after all.
We will see.
We will ponder you proposition, and when we decide we will tell you. But should we accept it, I here and now make this the first condition - that we will not be denied the privilege, without molestation, of visiting at will the graves of our ancestors, friends and children.
Every part of this country is sacred to my people. Every hillside, every valley, every plain and grove has been hallowed by some fond memory or some sad experience of my tribe. Even the rocks, which seem to lie dumb as they swelter in the sun along the silent sea shore in solemn grandeur thrill with memories of past events connected with the lives of my people.
The very dust under your feet responds more lovingly to our footsteps than to yours, because it is the ashes of our ancestors, and our bare feet are conscious of the sympathetic touch, for the soil is rich with the life of our kindred.
The noble braves, fond mothers, glad happy-hearted maidens, and even the little children, who lived and rejoiced here for a brief season, and whose very names are now forgotten, still love these sombre solitudes and their deep fastnesses which, at eventide, grow shadowy with the presence of dusky spirits.
And when the last Red Man shall have perished from the earth and his memory among the white men shall have become a myth, these shores will swarm with the invisible dead of my tribe; and when your children's children shall think themselves alone in the fields, the store, the shop, upon the highway, or in the silence of the pathless woods, they will not be alone. In all the earth there is no place dedicated to solitude.
At night, when the streets of your cities and villages will be silent and you think them deserted, they will throng with the returning hosts that once filled and still love this beautiful land.

The white man will never be alone. Let him be just and deal kindly with my people, for the dead are not powerless.
 
Me ha recordado usted a John Ashbery y su prosa poética, Maese, que ya me rondaba por la cabeza postear:

EL NUEVO ESPÍRITU (Fragmento)

¿Me he despertado? ¿O esto es sueño de nuevo? ¿Otra forma de sueño? Carecen de contorno los cúmulos de días por venir. Son impersonales como montañas cuyas cumbres se hallasen ocultas entre nubes. La mitad del viaje, antes de que se inviertan las arenas: un lugar de calma ideal.

Tú eres mi mundo en paz. Ésta es mi alegría. Alzarme, avanzar hacia su interior. El coste es enorme. Demasiado para una vida.

Hay algunas fotografías viejas que muestran el suceso. Tiene sentido estar ahí, de paso. Las personas que están ahí -pocas, recortadas contra este lado del aire. Hicieron una señal, estaban haciendo una señal. Girando sobre ti como una hoja, pierdes la tercera y última oportunidad. No sufren como lo hacen las personas. Cierto. Pero es tu última oportunidad, esta vez, la última oportunidad para escapar de la bola

de contradicciones, más pesada que la gravedad que todo lo nivela. Y que nada se deshaga.

Ahora la ley exige pensar. Pensar se convierte en ley, el sueño de jóvenes y mayores moviéndose juntos allí donde las masas oscuras se vuelven más confusas. Tenemos que beber la confusión, degustar ese otro esfuerzo oscuro, concertado, que no impulsa hacia la luz, sino hacia una corriente de aire húmedo, pegajoso. Hemos irrumpido en el sentido de la tumba. Pero el acto está todavía propuesto, ante nosotros,

pidiendo ser pronunciado. Formularse a uno mismo alrededor de esa esfera hueca, vacía... Ser tu aliento mientras lo inhalas y lo expulsas. Luego, silenciosamente, sería como objetos colocados sobre un muro: un tarro de pilas, una polea oxidada, cajas deformes de madera, una lata abierta de grasa para ejes, dos trozos de tuberías... Vemos este momento desde afuera como si estuviésemos dentro. No es necesario mostrar pruebas. Tiene gracia... Los factores fríos, externos, están finalmente dentro de nosotros, creciendo en nuestro interior para nuestra mejora, sin pedir nada a cambio, ni siquiera un pensamiento conmemorativo. ¿Y qué pasa con lo que hubo antes allí?

Esto cobra forma en la nueva fusión, como sonrisas ancestrales, recuerdos comunes, trayendo a la memoria el modo preciso en que la luz se posaba entonces sobre el agua. Pero también es algo nuevo. Afuera, presta atención, el tráfico, los árboles, todo se está aproximando. Para acabar con nosotros, cada uno dentro del otro, moviéndonos hacia arriba como una penitencia. Pues la peregrinación interminable no ha concluido. Es simplemente que ambos os movéis a la misma velocidad y no podéis percibir el movimiento. Que te arrastra más allá, con rapidez alarmante hacia afuera, hacia esa confusión donde el río se derrama en el mar. Ese lugar que parece incluso más alejado de la orilla...

No hay nada que hacer, debes crecer, el ritmo exterior debe acelerarse progresivamente, más allá del ritmo ideal de las esferas que parecían prescribirte, que parecían la instauración de tu semilla y las condiciones de su crecimiento, hacia arriba, algún día, en forma de hojas, fruición y savia final. Porque debe trascenderse... El ritmo empieza ahora a atenuarse, podemos comprender por qué. Nuestros familiares más viejos hablaron de esto. Sucedió hace mucho tiempo pero tenía que suceder, de ahí que estemos ahora aquí hablando de ello. Si pensabas que habías recibido más de lo que te corresponde, también podrías hablar de ello. Era un foro libre al que cada uno acudía para desprenderse de sus recuerdos irritantes, desmontarse para la noche que nos precedió de camino a este lugar. Éste era también, sin duda, un tiempo para hacer, no para cosechar, pues nada estaba maduro, nada había sido plantado entonces... Un tiempo activo, tenso en la frente y en las fosas nasales antes de conciliar el sueño, hundiéndonos sobre los montones cercanos de ramas y de hojas, que suavemente respondían acunándonos. U n segmento, más, de realidad. También esto debe recordarse, es incluso muy importante, pero ¿podrá la memoria invocarse hasta el punto de hacerse real? Pues está más cansada que ninguna otra cosa. Y por eso se escabulle, como un rostro en un globo desinflado, hecho arrugas, permanentemente y realista, aunque una perversión de sí mismo.

Porque la vida wa corta
debemos acordarnos de seguir haciéndole la misma pregunta hasta que la pregunta repetida y el silencio idéntico se conviertan
en respuesta
en palabras abiertas y apretadas contra la boca
y el silencio final revele el revestimiento
hasta que por fin este objeto exista de manera separada
en todos los niveles de paisaje y en el cielo
y en las personas que tímidamente lo habitan
el nombre encerrado para el que se abre, al polvo y a ningún
pensamiento
ni siquiera el de la muerte, el primer pensamiento confuso que
en ti se desencadena y que luego no es posible detener.
Se trata de tanto despojo de vida, como tal no puede transmitirse
en otra sustancia útil, sino que es irreductible
desde estas miradas y silencios pétreos y protestas tumultuosas.
Pero se trata de tu paisaje, la prueba de que estás allí,
con el que tratar o en el que perderse
donde podrían ocurrir los cambios silenciosos.

Acaba de empezar. Ahora ha empezado a funcionar de nuevo. La visitación: me pregunto si ya se ha cumplido del todo. No, todavía no había comenzado, salvo como un sueño preparatorio que parecía tener esa áspera textura de la vida, que se deshacía en brillo astral como todas las memorias indeseadas. No cabía aferrarse a ella. Pero hemos de estar contentos, en realidad nadie la necesitaba, aunque no carecía totalmente de valor, nos enseñó las formas de ésta nuestra vida despierta, los modos de lo inalcanzable. Y sus juicios, aunque inocuos y traviesos, constituían sin embargo la forma de declaración mediante la cual el juicio había de darse a conocer. Pues no juzgamos, para evitar ser juzgados, y a pesar de ello se nos juzga igualmente, sin darnos cuenta, hasta que un día nos despertamos de un color diferente, el color del filtro de las opiniones de ideas que, sobre nosotros, todo el mundo ha contemplado alguna vez. Y de esta forma debemos prepararnos, ahora, para intentar vivir.

Al principio no es fácil. Hay oscuras vacuidades que la luz de la luna llena no logra atenuar. ¿Has pensado alguna vez en la luna, lo bien que encaja en lo que debe iluminar? Y esos borrones lacados y esos ríos de luz natural, sacudidos, lanzados desde una lata, tan inmanejables, tan indigeribles... ¿No es ésa la cuestión? No, pero llega un momento en el que lo que está a punto de ser revelado se oculta de hecho al arrojar la máscara de su identidad, en el que la identidad misma se revela como otra máscara, una máscara menor, previa a la que habíamos llegado a conocer y aceptar. Piensas en leyendas limpias, en este despertar como si perforase un bloque sólido de día. Pero el día está ahí para asegurarte que las cosas no pueden ser de otro modo, como sí podrían las películas y las sombras de la noche, para decirte que tu mutua semi-aceptación jovial no es, en cualquier caso, el modo errado de empezar, que toda respiración ha de ser respiración recíproca, dentro del otro, e imperfecta, como todas las cosas aprehendidas.
 
Blake se merece un hilo para sí mismo, en tanto no se haga, aquí transcribo su Tyger, como homenaje.


THE TYGER
By William Blake

Tyger! Tyger! burning bright
In the forests of the night,
What immortal hand or eye
Could frame thy fearful symmetry?

In what distant deeps or skies
Burnt the fire of thine eyes?
On what wings dare he aspire?
What the hand dare sieze the fire?

And what shoulder, & what art.
Could twist the sinews of thy heart?
And when thy heart began to beat,
What dread hand? & what dread feet?

What the hammer? what the chain?
In what furnace was thy brain?
What the anvil? what dread grasp
Dare its deadly terrors clasp?

When the stars threw down their spears,
And watered heaven with their tears,
Did he smile his work to see?
Did he who made the Lamb make thee?

Tyger! Tyger! burning bright
In the forests of the night,
What immortal hand or eye
Dare frame thy fearful symmetry?

1794
 
Un poema del genial simbolista y vanguardista catalán Joan Salvat-Papasseit. Que cunda.

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Tot l'enyor de demà

A Marià Manent

Ara que estic al llit
malalt,
estic força content.
— Demà m'aixecaré potser,
i heus aquí el que m'espera:

Unes places lluentes de claror,
i unes tanques amb flors
sota el sol,
sota la lluna al vespre;
i la noia que porta la llet
que té un capet lleuger
i duu un davantalet
amb unes vores fetes de puntes de coixí,
i una rialla fresca.

I encara aquell vailet que cridarà el diari,
i qui puja els tramvies
i els baixa,
tot corrent.

I el carter,
que si passa i no em deixa cap lletra m'angoixa
perquè no sé el secret
de les altres que porta.

I també l'aeroplà
que em fa aixecar el cap
el mateix que em cridés una veu d'un terrat.

I les dones del barri,
matineres,
qui travessen depressa en direcció al mercat
amb sengles cistells grocs,
i retornen
que sobreïxen les cols,
i a vegades la carn,
i d'un altre cireres vermelles.

I després l'adroguer,
qui treu la torradora del cafè
i comença a rodar la maneta,
i qui crida les noies
i els diu: — Ja ho té tot?
I les noies somriuen,
amb un somriure clar,
que és el baume que surt de l'esfera que ell volta.

I tota la quitxalla del veïnat
qui mourà tanta fressa perquè serà dijous,
i no anirà a l'escola.

I els cavalls assenyats,
i els carreters dormits
sota la vela amb punxa,
que dansa en el seguit de les roderes.

I el vi que tants dies no he begut.

I el pa,
posat a taula.
I l'escudella rossa,
fumejant.

I vosaltres amics,
perquè em vindreu a veure
i ens mirarem feliços.

Tot això bé m'espera,
si m'aixeco,
demà.
Si no em puc aixecar,
mai més,
heu's-aquí el que m'espera:

— Vosaltres restareu,
per veure el bo que és tot:
i la Vida
i la Mort.



Toda la añoranza de mañana

A Marià Manent

Ahora que estoy en cama
enfermo,
me siento bastante contento.
— Me levantaré mañana tal vez
y he aquí lo que me espera:

Plazas que relucen de claridad,
y cercas con flores
bajo el sol
bajo la luna del anochecer;
y la muchacha que trae la leche,
que tiene una cabecita ligera
y lleva un pequeño delantal
con ribetes hechos con puntillas
y una risa fresca.

Y aún aquel rapaz que gritará el periódico,
y que sube a los tranvías
y se baja,
apresurado.

Y el cartero,
que si pasa y no me deja una misiva me angustia
porque desconozco el secreto
de las otras que lleva.

Y también el aeroplano
que hace que levante la cabeza
como si una voz me llamara desde la azotea.

Y las mujeres del barrio,
madrugadoras,
que cruzan con prisa en dirección al mercado
con sendos cestos amarillos,
y regresan
que les rebosan de coles,
a veces de carne,
y otras de rojas cerezas.

Y luego el tendero,
que sacará la tostadora de café
y empezará a dar vueltas a la manivela,
y que grita a las muchachas
y les dice: — ¿Nada más?
Y las muchachas sonríen,
con una sonrisa clara,
que es el bálsamo que sale de la esfera a la que da vueltas.

Y toda la chiquillería del vecindario,
que armará tanto alboroto porque será jueves,
y no irá al colegio.

Y los sensatos caballos,
y los soñolientos carreteros
bajo el toldo en punta,
que danza en el surco de la rodada.

Y el vino que tantos días no he bebido.

Y el pan,
servido en la mesa,
y la rubia sopa,
humeante.

Y vosotros amigos
porque me visitaréis
y felices nos miraremos.

Es cierto que me espera todo eso,
si me levanto,
mañana.

Si no puedo levantarme,
nunca más,
he aquí lo que me espera:

— Vosotros os quedaréis
para ver lo bueno que es todo:
y la Vida
y la Muerte.
 
Otro de los grandes de los vanguardistas posnovecentistas catalanes: J.V. Foix

Un soneto del libro Sol i de dol, considerado uno de los mejores libros de la poesía catalana moderna.

Si en golf d'argent el cor és l'insurrecte
i d'un veler faig mite, i la dolor
del viure espars abat amb el braó
de qui acusa l'idol a la secta;

si entre alga i roca escolt l'home provecte,
i el cos nodresc de sals i de claror
per la Mar Inmortal; si la Raó
m'alimenta el coratge, i l'intelecte

m'es brúixola i guió per què el traüt
de volum i color em dóna desvari
i en terra, ferm, colg un dogma arbitrari

o en vespres calds proclam la incertitud?
Pugna en mi el nihilista y el gregari
i en arenys morts recal en fals llagut.

Traducción:

Si en golfo de plata el corazón se rebela
y de un velero hago mito, y el dolor
del vivir suelto abate con la fuerza
de quien acusa el ídolo y la secta;

si entre alga y roca oigo al hombre provecto,
y al cuerpo nutro de cales y claridad
por la Mar Inmortal; si la Razón
me alimenta el coraje, y el intelecto

me es brújula y guión, ¿por qué el rugido
de volumen y color me da desvaríos
y en tierra, firme, entierro un dogma arbitrario

o en cálidos crepúsculos proclamo incertidumbre?
Pugna en mi el nihilista y el gregario
y en arenales muertos recalo en falso laúd.

foix2.jpg


Famoso poema versionado musicalmente por el inefable Serrat:

És quan dormo que hi veig clar

És quan plou que ballo sol,
vestit d'algues, or i escata,
hi ha un pany de mar al revolt
i un tros de cel escarlata,
un ocell fa un giravolt
i treu branques una mata,
el casalot del pirata
és un ample gira-sol.
És quan plou que ballo sol
vestit d'algues, or i escata.

És quan ric que em veig gepic
al bassal de sota l'era,
em vesteixo d'home antic
i empaito la masovera,
i entre pineda i garric
planto la meva bandera;
amb una agulla saquera
mato el monstre que no dic.
És quan ric que em veig gepic
al bassal de sota l'era.

És quan dormo que hi veig clar,
foll d'una dolça metzina,
amb perles a cada mà
visc al cor d'una petxina,
só la font del comellar
i el jaç de la salvatgina,
–o la lluna que s'afina
en morir carena enllà.
És quan dormo que hi veig clar,
foll d'una dolça metzina.


Cuando duermo veo claro

Cuando llueve bailo solo,
visto algas, oro y escama,
lienzo de mar agitado
y algo de cielo escarlata,
un pájaro hace cabriolas
y echa ramas una mata,
el caserón del pirata
es un ancho girasol.
Cuando llueve bailo solo,
visto algas, oro y escama.

Cuando río estoy giboso
en la charca de la era,
me atavío de hombre antiguo
y acoso a la masovera,
y entre pinar y maraña
plantifico mi bandera;
con punzón de coser sacos
mato al monstruo que no nombro.
Cuando río estoy
giboso en la charca de la era.

Cuando duermo veo claro,
loco de un dulce veneno,
con perlas en cada mano
vivo dentro de una concha;
soy la fuente de un barranco
y soy cubil de una fiera,
–o la luna que se afina
al morir tras la ladera.
Cuando duermo veo claro,
loco de un dulce veneno.
 
Más poesía catalana. Este autor me gusta muy especialmente: Gabriel Ferrater (1922-1972); escritor, lingüista, crítico literario y gran borracho. Otro que necesita un hilo individual.

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El mutilado

Ya sé que no le quieres.
No lo digas a nadie
Los tres, si tú me ayudas,
guardamos el secreto.
Nadie más ha de ver
lo que tú y yo hemos visto.
Se esconderá de todas
las personas y cosas
que antes eran amigas.
Vendrán días de invierno,
muy lejos de las mesas
donde os servían antes
ostras y vino blanco.
En los días lluviosos
no mirará el asfalto
donde os habíais visto
cuando ibais a pie
porque no había taxis.
No abrirá más los libros
que le hablaron de ti:
ignorará qué dicen
cuando no hablan de ti.
Y sobre todo, puedes
estar segura, nunca
sabremos dónde está.

Él se irá confinando
en muy lejanas tierras.
Caminará por bosques
oscuros. No verá
la azagaya de luz
de la memoria súbita.
Y cuando esté tan lejos
que ya parezca muerto
podremos recordarle,
decir que no le amabas.
Ya no nos dolerá
ver que te necesita.
Será como un espectro
sin dolor y sin vida.
Tal la foto macabra
de una Gueule Cassie,
que orna un escaparate
y no nos sobresalta.
Pero ahora, silencio:
no alarmemos a nadie,
que no vean la herida
sangrante y purulenta.
Demos tiempo al olvido.
Callemos, y que nadie
-ni siquiera yo mismo-
recuerde que soy yo.


Tiempo atrás

Deja que vuelva atrás, hacia tu tiempo.
Otra vez nos citamos donde siempre.
Veo la negra pasarela -hierros
delgados-, cielo blanco, hierba humilde
en tierra de carbón, y oigo el silbido
del expreso. A nuestro lado -hemos de hablarnos
a gritos- pasa. Desistimos, y yo río
al ver que ríes tú y que no te oigo.
Tu blusa gris, color de cielo; azul
marino, cortas y anchas, son tus faldas,
y hay en tu cuello un amplio foulard rojo.
La bandera de tu país, te dije.
Todo como aquel día. Van volviendo
las palabras que nos dijimos. ¿Ves?
Vuelve aquel mal momento. Sin razón,
callamos. Tu mano sufre, y, como
entonces, tiene un vuelo vacilante,
y el abandono, y juega con el ruido
triste del timbre de la bicicleta.
Suerte que ahora, como entonces, llegan
aquellos pasos férreos, la excesiva
canción de hombres de verde, con sus cascos
de acero, nos rodea, y ahora un grito
se nos dirige, autoritario, como
oro maligno de una sierpe, y hemos
de ocultar la cabeza en el regazo
acogedor del miedo, hasta que al fin
se alejan. Ya nos hemos olvidado
de nosotros, y porque se alejan
somos felices otra vez. Nos lleva
a reencontarnos este movimiento
sin recuerdo, y por estar aquí
los dos somos felices, y no importa
que callemos. Podemos besarnos.
Somos jóvenes, y no sentimos
piedad por los silencios que han pasado;
tenemos miedos de otros, miedos que
podrían distraernos de los nuestros.
Bajamos la avenida. A cada árbol
sentimos frío, entre la sombra espesa.
Vamos de frío en frío, sin pensarlo.

Útero

Hace ya algunas horas que está aquí.
Partes de su cuerpo, no las más íntimas,
pero partes de su cuerpo, se han diseminado
y esparcido en las cuatro o veinte esquinas
de esta habitación: Y ahora yo vivo
metido dentro de la cosa que amo.
Un movimiento que hago, y que me estira
fuera de mi cubil, toca una media,
un zapato, una falda o un jersey:
los cotos de una tierra que es la mía.
 
Un poco de lírica urbana del tantas veces injustamente ignorado José María Fonollosa.

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Hello, New York

No hay nada bueno en ti. Por eso te amo.


Water Street

El mundo nos resulta ajeno, inhóspito.
Debiera ser destruido por completo.
Construir un mundo nuevo sin sus ruinas.

Y estrenar una vida diferente.

Pero al pasar el tiempo el nuevo mundo
tampoco hallarán propio nuevos hombres..
También ellos querrán un mundo nuevo.

Mejor fuera destruirlo y no hacer otro.


Whitehall Street

Yo le tenía miedo. No sabía
que un delgado cuchillo entra en la carne
sin despertar la piel. Como entra el frío.
Como una piedra agujerea el agua.

Pensaba que su grito subiría,
como una lagartija, por mi brazo,
haciendo que soltara mi cuchillo.
¿Qué debe uno decir en estos casos?

Pensaba que en sus ojos hallaría
la sonrisa cansada de la noche.
Aquella que yo solo causaba. Antes.
Pero no hubo mirada ni hubo grito.

Un delgado cuchillo entra en la carne
sin despertar la piel. Como entra el frío.
Y sabe hallar la vida allí escondida
con rápido sigilo. Sin esfuerzo.

No hubo mirada, no. Tampoco grito.
Fue muy fácil. Tan fácil que aún me asombro.
No llego a comprender por qué hay quien teme
matar, cuando resulta algo tan fácil.

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Beaver Street

Para lucirla por la calle, hermosa.
Y para convivir, la razonable
belleza que Lucrecio aconsejaba.
Pero para la cama más bien fea.

La hermosa y casi hermosa se te tienden
en el lecho y esperan muy seguras
el rápido homenaje que merecen.
Mas son algo pasivas. Y con límites.

La chica más bien fea, sin embargo,
agradece el haber sido elegida
entre otras de más bellas. Participa
con mayor entusiasmo en el amor.

La oscuridad ambiente la sitúa
en plano de igualdad ante la estética.
Y un ciego guía a un ciego, mas los dos
-los cuerpos- hallan juntos sus caminos.

Y deja hacer y accede de buen grado
a cuanto la requiera aquel momento.
Para pasarlo bien en una cama
escoged una chica más bien fea.


William Street

Las mujeres que quiero van con otros.

Cuando pasan prendidas de otros brazos
miro a la que se apoya en mí y compruebo
que yo me he equivocado de mujer.
La gracia enrojecida de una risa,

el rumor tembloroso de un silencio,
la mirada furtiva que nos dice
que está la dicha allí, en aquellos ojos...
Esas cosas descubro sólo en otras.

Yo sé que lo que anhelo no anda lejos:
veo como ellas pasan de otros brazos.
Y trato de encontrarlo, incluso en ellas.
Mas siempre me equivoco de mujer.

Las mujeres que quiero van con otros.


Worth Street

Un hombre muerto es nada. Sólo un bulto
pequeño, ahí tirado sobre el suelo.

Su incómoda postura en la calzada,
molesta de aquel peso tan inmóvil,
más bien causa aversión que no respeto.

No hay grandeza en la muerte de esos hombres
que mueren, o los matan, en la calle.

(Todos los poemas de Ciudad del hombre, New York)
 
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