Esta tercera y última parte muestra la decadencia de todo el tinglado (aunque los índices de audiencia siguen avalándolo, pero eso es aún más síntoma de decadencia, como demuestra el mundo rosa televisivo, por ejemplo)
Resulta que tenemos al Ultimate Warrior con el título tras haber derrotado a Macho Man, pero vuelve a tener problemas con la organización (este tipo merece un apartado aparte que ahora me dispondré a esbozar) y la WWF decide que Macho Man vuelva a quitárselo, como así ocurre en un combate de revancha en el cual Ric Flair (que se supone se atrevería con Macho pero no con Ultimate Warrior) interviene para decidir quién debía ganar.
Ultimate Warrior
El gachón éste siempre envidió el protagonismo del que gozaba Hulk Hogan, y, a pesar de que le ofrecieron ser el relevo natural de éste, resultó que también tenía un exceso de ansia de ganar dinero.
En algún que otro combate llegó incluso a negarse a salir al ring si no le pagaban más dinero del estipulado (imaginad la papeleta, con el recinto a rebosar de público y el mamón éste metido en el vestuario negándose a salir)
Total, que lo largaban una y otra vez, pero siempre terminaba volviendo (en el fondo, al público le gustaba este tío).
Al final (1996 o así) lo mandaron definitivamente a tomar por el culo hartos ya de él, y desde entonces se dedican el uno y los otros a insultarse mutuamente en televisiones y revistas.
Como anécdota se puede contar que una vez un gay fue a pedirle un autógrafo y le dijo “vete a casa a masturbarte”, así que debe ser un elemento bueno.
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Retomamos el rumbo lineal de la historia.
Macho Man tiene el título, lo defiende ante Flair y pierde, con lo que el rubio de bote vuelve a tomar el cetro (ésta era la idea, pasarlo debidamente del Ultimate Warrior a otro luchador con carisma, y para fabricar luchadores con carisma no había otra manera mejor que inflar a Flair)
Entonces la WWF confía en Bret Hart, que hasta el momento se había dedicado exclusivamente a luchar por el Título Intercontinental e inflar a pardillos (haciéndose famosillo, vaya)
Bret Hart gana a Flair y tenemos nuevo ídolo (o eso piensa la WWF)
A partir de ahí pasa lo que tenía que pasar, que el muchacho éste no da ni audiencia ni dinero, por lo que se tiene que volver a recurrir a Hulk Hogan para levantar el chiringuito.
¿Cómo? Pues si algunas veces habían demostrado lo retorcidos que podían llegar a ser, ahora ya superan lo inimaginable.
Se celebra la Wrestlemania de 1993, en la que Bret Hart tiene que defender su título ante el luchador de sumo Yokozuna.
Hulk Hogan, por su parte, va a disputar su enésimo combate de despedida, en esta ocasión en una pelea por parejas en compañía de su íntimo amigo (por supuesto, hace varias Wrestlemanias era su acérrimo enemigo) Brutus “El barbero”.
Sorprendentemente, el equipo de Hogan pierde, algo que nadie puede entender en un combate de despedida.
Por su parte, Bret Hart también pierde ante Yokozuna, pero “casualmente” ha sido con malas artes, por lo que el público protesta enfurecido.
Y aquí llega el momento culminante: Hulk Hogan irrumpe en el ring para interesarse por su “amigo” (nunca anteriormente habían coincido, ni siquiera en un Royal Rumble) Bret Hart y recriminar al nuevo campeón su malévola acción de echarle arena a los ojos.
Entonces Yokozuna se pone en plan “si tienes algo que objetar, lucha conmigo con el título en juego”, y ahí es cuando se cae el recinto.
La gente aclama a Hogan y éste decide luchar. Se sube al ring (ni se acuerda de Bret Hart ya, al cual deja tirado en el suelo, como debe ser) y vence en un momento a Yokozuna, obteniendo nuevamente el título cuando ya nadie lo esperaba.
Después de esto, Hogan decide (una vez más, y no será la última, puesto que a día de hoy sigue en liza) retirarse y la WWF le ofrece perder el título ante Bret Hart (hay que ver lo que confían en este tío…), pero Hogan no acepta perder protagonismo ante otro “bueno” y sugiere perder con Yokozuna en un combate de revancha.
Así ocurre, Yokozuna vence a Hogan (por primera vez Hogan pierde sin malas artes por parte del contrario, lo que auguraba un “adiós” definitivo) y más tarde Bret Hart derrota a Yokozuna.
A partir de ahí empezaron a traer luchadores “normales” (sin trajes raros ni personales llamativos) y ya nada volvió a ser igual.
Coño, si hasta yo he llegado a entrar en el recinto montado en una moto.