Bueno, como lo prometido es deuda, os voy a explicar cómo se consiguió comprender por qué los hombres se sienten atraídos por las mujeres cuando usan tacones y, en general, por los pies de las mujeres cuando adoptan determinadas posturas. Hace mucho que conocemos nuestro origen (aunque algunos se empeñen incluso en desacreditarlo) y que genéticamente derivamos de un grupo de simios prehomínidos que son nuestros antepasados. Hasta ahí, todos de acuerdo.
Por más que queramos obviarlo, muchos de nuestros comportamientos son los mismos que muestran los simios antropoides (gorilas, chimpancés, orangutanes, etc.), nuestros parientes más cercanos, cuando observamos sus reacciones y relaciones en estado natural.
Un grupo de antropólogos descubrió casualmente durante sus investigaciones que todas las hembras de los simios antropoides y proantropoides arquean la planta de los pies y presentan espontáneamente de forma inconsciente una curvatura muy pronunciada siempre que están excitadas, también cuando sienten un orgasmo o, en todos los casos, mientras mantienen relaciones sexuales con los machos. La curvatura de la planta del pie, completamente forzada, puede incluso presentarse cuando tratan de atraer a los machos durante la época de celo, poniéndose a cuatro patas con los dedos hacia arriba, de punta o doblados, e incitándolos a la penetración o andando sobre los dedos de las patas traseras sosteniéndose de puntillas. Para los machos, una señal indicativa de la predisponibilidad de las hembras en celo no sólo estriba en las emanaciones de la feromonas, sino también en la actitud física y en la postura que adopta la hembra con la intención de poder ser penetrada y facilitar el acoplamiento. Los machos reciben esas señales y comprenden que las hembras están predispuestas para tener relaciones sexuales o que muestran accesibilidad al contacto directo.
Las hembras humanas no tienen, evidentemente, consciencia alguna de este fenómeno, pero si saben de forma intuitiva que ante determinadas reacciones físicas, los hombres presentan un mayor grado de excitación e interés hacia ellas. Se sienten más deseadas. No saben por qué a los hombres les gustan que vayan con tacones o que arqueen los pies, pero sí que es algo que les atrae y les excita y lo ponen en práctica y lo utilizan, aunque, incluso muchas nieguen que lo hacen para sentirse observadas, atraídas y deseadas.
La próxima vez que estéis echando un polvete, fijaos (si os acordáis en ese trance, que va a ser difícil) la postura que tienen los pies de la dama en cuestión, qué postura adoptan sus pies durante el orgamo o lo típico que es que una mujer se eleve sobre los dedos de los pies mientras coquetea en esas circunstancias con un hombre durante los "juegos" preliminares antes del coito.
Un saludo