Anoche echaron en la telemierda, no recuerdo el canal, un reportaje de putas. Quitando el interés que me suscitaba el hecho, mil veces debatido con mi actual putilla gratis, de que la mayoría de las que preguntaban eran putas básicamente porque les salía del chocho forrarse sin currar, que ni trata de blancas ni leches, salía una (creo) médico, más fea que pegar a una madre.
Pues bien, la pava se comía 8 horas al día, todos los días, visitando puticlubs de todos los niveles posibles. Hacía pruebas cada tres meses a las mozas, les miraba el chochamen, análisis de sangre, etc. Le preguntaron que si localizaba muchas enfermedades con el tono propio de "debe ser escandaloso", y vino a decir que, en todo el tiempo que llevaba, sólo había localizado dos o tres VIH, una hepatitis de la mala, y una sífilis. Que vamos, que las nenas de pago tienen su chocho como la gallina de los huevos de oro, y que se cuidan que da miedo.
Una vez, cuando era joven, me la chupó una negra en la parte de atrás de mi buga ochentero. Entre el moco que llevaba, el condón de triple capa, el olor de la puta negra a sepia pasada, y que estaba resfriada y no hacía sino sorberse los mocos, aquello fue un desastre. Una señal del huniberso indicándome que aquello no era mi terreno.
Y hasta hoy, a Dios gracias.