Siete fueron, siete, las señales que le hicieron pensar que le estaban siendo infiel

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Tengo escrita la mitad. Al medio día lo acabo y lo pongo.
 
Pero a ver, hijos de puta, dejen tranquilo a nuestro piloso granaíno que es la última señal y debe rematar este magnífico hilo como se merece. Parecen ustedes las ratas adictas a Juego de Tronos y similares, hostigando e insultando a GRRM para que se dé prisa. Lo bueno se hace esperar, ansias, que luego seguro que los tendríamos dando por culo si el final sale un tanto precipitado o con menos nivel que las anteriores señales.

Tómese el tiempo que, prudencialmente, considere @Spawner.
 
Yo creo que más que una Maje de manual es una tiparraca que sabe que haga lo que haga, tras años de adoctrinamiento y castración química, ha conseguido que Edu dependa completamente de ella y sea su perrito faldero.

Cagate que la mayoría de este tipo de relaciones tan largas tiene eso en común. El/ella han creado tal dependencia que uno de los otros hace lo que le de la gana.

Me acuerdo de una pareja. Ella una mulata idiota perdida pero muy follable. El un payaso que iba de listo con mil complejos. Un dia con ellos de broma exagerando todo ella solto de risas que las buenas pollas eran las gordas. Vale, bien. La segunda vez que lo dijo, lo hizo sonriendole a el y haciendo un circulin con la mano.
Su puta madre, lo vi claro. La hija de puta ya lo habia castrado. Le habia metido en la cabeza que no era Rocco y que ya por eso era medio hombre. Luego me contaron que el. era una lesbiana come coños, de follar lo justo. Le entraban tías a degüello, y al le entraba el panico, no sabia ni donde mirar ni que hacer
Por si fuera poco, ella tonteaba con nosotros. El se quemaba, ella lo negaba, yo malo, pepe un listo.
Son tantas de estas que he visto en mi vida que yo ya no creo en nadie.
Otra locura en una mesa de una boda llena de parejas y todos borrachos. Una va y tira la caña delante de su pareja a otro de la mesa y otra tia suelta -que pasa, que tu también te lo quieres tirar? Mi primin y yo enganchamos una nueva botella de vino y miramos para otro lado. En ese momento ya nadie reia y a nosotros una camarera nos dejo de servir mas vino.
 
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Pero a ver, hijos de puta, dejen tranquilo a nuestro piloso granaíno que es la última señal y debe rematar este magnífico hilo como se merece. Parecen ustedes las ratas adictas a Juego de Tronos y similares, hostigando e insultando a GRRM para que se dé prisa. Lo bueno se hace esperar, ansias, que luego seguro que los tendríamos dando por culo si el final sale un tanto precipitado o con menos nivel que las anteriores señales.

Tómese el tiempo que, prudencialmente, considere @Spawner.

Llevas razón, pero un ban correctivo de 7 años no le haría ningún daño.

Ahora en serio, a mi estas cosas me quitan la vida y me hacen perder la fe en el ser humano. Yo solo aspiro a ser rico y enriquecer mi espíritu, amen.
 
Ahora en serio, a mi estas cosas me quitan la vida y me hacen perder la fe en el ser humano. Yo solo aspiro a ser rico y enriquecer mi espíritu, amen.

Para perder la fe en el ser humano hay que tenerla antes. Cuando tenga usted mi edad o la de Mundele, se le pasará.

Mientras tanto, abrace a Jesucristo. Y róbele todos sus superpoderes.
 
Hay que ver como le molan a la peña las historias estas de engaños, mentiras, cuernos en definitiva.

En ellas solo hay sufrimiento y dolor, claro, por eso enganchan.

Por cierto, Virenka empieza hoy en un gimnasio nuevo ¿Me doy por corneado?
 
Hay que ver como le molan a la peña las historias estas de engaños, mentiras, cuernos en definitiva.

En ellas solo hay sufrimiento y dolor, claro, por eso enganchan.

Por cierto, Virenka empieza hoy en un gimnasio nuevo ¿Me doy por corneado?
Eso sólo pasa en los de CrossFit. Estese (y pajares) tranquilo.
 
Por cierto, Virenka empieza hoy en un gimnasio nuevo ¿Me doy por corneado?

Solo si se apunta a Crossfit o Zumba.

BTW, aunque nos pueda la impaciencia con el relato del mod peludo, valdrá la pena si al final tiene un final en la línea del resto de la historia.
 
Hay que ver como le molan a la peña las historias estas de engaños, mentiras, cuernos en definitiva.

En ellas solo hay sufrimiento y dolor, claro, por eso enganchan.

Por cierto, Virenka empieza hoy en un gimnasio nuevo ¿Me doy por corneado?

Apúntese usted para vigilarla por si acaso. :lol:
 
A mi me molaría que le hubiese contado un verdad a medias, lo qie creo. Que tambien es muy tipico en general. Le dice que calentaban al personal y fin. Ella se siente algo mejor

Si son desconocidos no son cuernos del todo. Son escarceos sexuales. Y otro tipo de mierdas por el estilo que je llegado a escuchar en boca de alguna. Y realmente un poquito si asi es. No es lo mismo que tu vecino te caliente la cama y te mire por encima del hombro a que te folles a 4 legionarios de ceuta una noche loca que vayas un poco piripi

El tucu tucu tambien tendra que decir algo
 
Si son desconocidos no son cuernos del todo. Son escarceos sexuales. Y otro tipo de mierdas por el estilo que je llegado a escuchar en boca de alguna. Y realmente un poquito si asi es. No es lo mismo que tu vecino te caliente la cama y te mire por encima del hombro a que te folles a 4 legionarios de ceuta una noche loca que vayas un poco piripi

Claro, si es con desconocidos los cuernos crecen menos, lo que hay que leer/escuchar :face:
 
Claro, si es con desconocidos los cuernos crecen menos, lo que hay que leer/escuchar :face:

Todo el mundo es infiel. Solo los muy hijos de puta se buscan gente del entorno. Una cosa es ser cornudo y otra que te humillen.
Ademas voy un poco mas lejos. Los que tienen el carnet de "he follao chaval" y miran al cornudo por encima del hombro. Yo he podido entender cuernos. No te quiero, paso de ti muchas veces, me he cansado de escuchar lo que me dices. Pero ay hamijo si tengo que aguantar que me mires por encima del hombro porque la has metido en caliente con esta. TE REVIENTO. Me molesta muchisimo, me parece ruin y miserabla. Follar no es nada del otro mundo si no hay algo mas detras.
Me estoy pasando de enguarrinar esto.

ED: perdona que no lo he rematado con la verdad mas absoluta. De esa manera nunca te entrarías
 
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Pues a mí me este Tucu me suena argento. Estas cosas del Crossfit y en general todas las especialidades modernillas, siempre van acompañadas de un monitor argentino (en este caso de Tucumán, de ahí el nombre), que aprovechan su actividad para ir picando aquí y ashá entre alumnas, unido a su labia estomagante, etc..

Pongamos foto de alguien que no tiene nada que ver, pero que puede servir para ilustrar:
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Esperemos pacientemente el desenlace camaradas,estaría bien un coloquio final con Paco y unas birras :lol:
 
SÉPTIMA SEÑAL

Las cosas parecían haberse solucionado definitivamente entre Marta y Edu. Pasados dos ó tres meses de sus respectivos viajes a Cantabria y Tenerife volvían a ser esa pareja absolutamente enamorada y que parecía querer compartir el resto de la existencia juntos. No obstante, según confesaba Edu, habían aprendido de la experiencia y, aunque no lo habían hablado abiertamente, ambos habían llegado al convencimiento individual de que lo ocurrido durante los últimos meses había sido la consecuencia -lógica o no- de haber permanecido demasiado ensimismados en sí mismos. En ser todo el rato ellos dos y no haber buscado expandir sus intereses más allá del tiempo en común. Tío, es que una relación no puede ser tan intensa, sino, uno acaba muy limitado y, claro... -me dijo en una ocasión Edu. Yo no entendía muy bien a son de qué me soltaba algo así. Y, aunque, en parte, podía entender el fondo de la cuestión, me seguía escamando el hecho de que ahora estuviera tan convencido de que la forma en que habían llevado su relación previamente era errónea. Más aún cuando, a mi entender, no habían terminado de esclarecerse del todo los posibles devaneos que Marta hubiera tenido.

Por otro lado, yo empezaba a estar un poco cansado de Edu. Se había comportado como un imbécil integral. No en las primeras ocasiones en las que uno entiende que él podría sólo querer autoconvencerse de que todo iba de puta madre. No, en ésas yo empatizaba con él y podía asumir que cualquiera hubiera podido reaccionar de manera similar. Pero todo lo ocurrido durante y después de nuestra escapada al norte me hizo ver que mi amigo era bastante miserable. Un ser incapaz de afrontar la verdad y plantarle cara y un sinsangre cuya máxima capacidad de decisión era inversamente proporcional a la frecuencia de polvos que hubiera echado esa semana. Marta, por su parte, me parecía una trepa de cuidado. Mucho dudaba yo de que sus jugueteos hubieran sido tan comedidos como pretendía contar y se me hacía muy difícil pensar que esas ganas de salir a provocar al primero que le cruzase la mirada en un bar se podían esfumar de la noche a la mañana, como si se tratase de un retortijón que te llega tras haber comido demasiado y que se libera, de golpe y sin dejar marca, al pegarte un pedo después de entrar corriendo al váter. Yo eso no me lo tragaba.

Pero todo empezaba a darme un poco igual. Si ellos, como parecía, volvían a ser felices y disfrutaban de su tiempo juntos, mientras no me dieran mucho el coñazo, por mí, genial. En nuestro entorno, cuando ellos no estaban presentes, siguieron siendo tema de conversación. Y un carajo me voy a creer yo esa mierda que cuenta el Edu -decía Paco-. A comer pollas sólo se aprende practicando. Y no es normal que ésa, en dos meses, se haya convertido en una máquina si no es porque se ha hinchado a tragar carne. Pero, una cosa os voy a decir, esto no ha acabado. Me juego la extra a que esto tiene un capítulo más.

Los demás, aunque estábamos convencidos de que Paco, como siempre, tenía más razón que un santo, mostrábamos cierta indiferencia. Estábamos un poco hartos de las idas y venidas de Edu y de sus altibajos emocionales: ahora vivo en la felicidad más absoluta por tener una bestia sexual en la cama, ahora no sé si tengo más cuernos que un rebaño de cabras, y vuelta a empezar.

Por nuestra parte, que hicieran lo que quisiesen con su vida, pero que no nos implicasen más de la cuenta, que ya suficiente ayuda y consejos -no siempre bien valorados- habíamos ofrecido ya.

Y, sin embargo, y como no puede ser de otra forma, cuando uno toma una decisión el destino hace lo posible por alterarla.

Estábamos encarando, creo, la primera semana de Julio cuando recibí una llamada de Edu. Pensaba que sólo querría quedar para tomar algo -ahora que habían optado por no estar todo el día el uno encima del otro, no eran pocas las ocasiones en las que él nos llamaba para ir a tal o cual bar que había leído en un blog que estaba muy bien-. Lo que escuché al otro lado del teléfono, sin embargo, no fue a un colega queriendo ir a probar las tapas del último tugurio del Zaidín sino a un, otra vez, quejicoso y lastimero Edu que, entre sollozos, me preguntaba si se podía venir a mi casa una semana. Sólo siete días, te lo prometo. Después ya veré lo qué hago. Aunque era evidente cuál era la causa de esa petición -habrían discutido o, quizá, ese coletazo final que tanto anunciaba Paco que no tardaría en llegar habría ocurrido al fin- no puede evitar preguntarle abiertamente el motivo por el que tendría que dejarle un sofá todas las noches a un colega que cada vez más se estaba convirtiendo en foco de problemas y dramas. Te lo digo cuando nos veamos. Por teléfono no quiero hablarlo -dijo entre sorbetones de mocos. Debió notar que me apetecía una mierda tenerlo 7 días danzando por mi salón. Después del viaje a Cantabria las cosas se enfriaron un poco entre nosotros. No es que hiciera nada contra mí, ni que hubiera habido ninguna discusión o algo por el estilo, pero el hecho de que en cuanto empezó a solucionar las cosas con Marta no pensase en otra cosa más que en volver y que no le importase demasiado que yo hubiera sacrificado mis vacaciones sólo por animarlo a él, me hizo ver la clase de egoísta que era mi buen Edu. Ahora, de nuevo, recurría a mí cuando tenía una necesidad, pero si lo solucionaba todo en tres días, saldría cagando hostias de mi casa -cosa que agradecería- sin siquiera dar las gracias. Y, coño, empezaba a estar un poco hasta los huevos de ser el amigo al que se recurre cada vez que tienes un follón con la novia y al que le pides que te acoja o anime durante una semana hasta que la Marta de turno te reclame para hacer las paces a base de mamadas. Sólo serán siete días -repitió-. No te lo pediría si no me hiciera falta. De verdad. No fui capaz de decirle que no pero, aunque sabía que mi pareja no podría problemas al respecto, le dije que tendría que consultarlo con ella antes y, por supuesto, le comenté que yo merecía una explicación, saber qué coño estaba pasando. Que era su amigo pero, precisamente por eso, no me iba a contentar con dejarle un sofá sin saber por qué carajo iba a deambular por mi casa como un alma en pena. Tranquilo, te lo quiero contar, que así me desahogo. Pero cuando estemos juntos -dijo-. Pero, vamos, que Marta y yo ya no estamos juntos. Que la he dejado... -y se puso a llorar como un descosido.

Eso sí que me dejó en shock. Edu tomando las riendas de la situación. Eso es que algo gordo, de verdad, había pasado.

Le dije que se acercase a última hora de la tarde para dejarlo todo hablado con mi pareja y poder adecentarle el salón, ya que estábamos de obras y había trastos por todos lados.

A mi chica le expliqué la situación y le pedí que nos dejara a solas un rato, que se fuera por ahí con sus amigos o algo y volviera sobre las 12. Si ya es lamentable ver a un hombre derrumbarse, peor es que tenga que hacerlo delante de gente que, como mi mujer, últimamente no lo tragaba en exceso. Metí una botella de cerveza en el frigorífico y una pizza en el horno a eso de las 9, esperando que Edu no tardase en aparecer.

No había yo empezado a sentarme en el sofá cuando sonó el porterillo y, al minuto, la puerta. Edu apareció tras el umbral. Taciturno, seco y con los ojos totalmente hinchados de haber estado llorando. Sostenía dos maletas grandes que me pusieron en sobreaviso de que la cosa, como imaginaba, era gorda y que, por otro lado, me hacían ver que lo mismo el tío quería apalancarse en mi casa más de lo que confesaba. Hice un gesto con la mano para que entrase y así lo hizo, dejando las maletas tras de sí en la entrada yendo directo al salón, donde se derrumbó en el sofá para empezar a berrear como un poseso. Puta, puta, puta -gritaba-. Puta. Eso es lo que es, una enorme puta. Y yo, un gilipollas y un cornudo. Me alivió el hecho de ver que no iba a tener que ahondar mucho para saber qué había pasado. La habría pillado en algún renuncio, supuse, aunque lo suyo era confirmarlo definitivamente, no fuéramos a hostias y sólo fuese otra pataleta del inmaduro que tenía delante. A ver, qué coño ha pasado ahora -pregunté. Por una vez mi amigo respondió con un gesto tan efectista como implacable. Metió la mano en el bolsillo y dejó un objeto extraño en la mesa. En mi puta vida había visto yo uno -ni ganas que tenía- pero no hacía falta ser un genio para darse cuenta de que ese tubo de plástico blanco con una cara infantil sonriente en su extremo ponía de manifiesto que Marta estaba preñada. Marta, la novia de mi amigo Edu, el de la vasectomía. Anda, vamos a emborracharnos, que no hay nada mejor que podamos hacer hoy -dije, mientras le escribía un WhatsApp a mi pareja para que supiera que la escena podría ser extraña cuando volviera a casa.

Al día siguiente y con algo de resaca me contó que había encontrado el test envuelto entre su ropa interior. Marta podría tener muchas cosas pero aún no era consciente de lo salido que estaba su chico y no previó que éste pudiera registrar entre su cajón de lencería para hacerse una paja sobre uno de sus tangas y mandarle una foto a ella con la extraña intención de resultar erótico. Si el pobre Edu estaba empalmado, al ver el test los huevos debieron implosionar, supongo.

Cuando le plantó el plastiquete entre ceja y ceja nada más entrar por la puerta al volver del CrossFit, Marta se puso a llorar como una magdalena. Diciendo poniendo todo tipo de excusas. Su cara debería contrastar enormemente con la del rollizo niño perfilado en el extremo del test. Que había sido un ligero desliz. Que no sabía cómo había podido pasar si sólo había sido una vez. La cosa es que aunque Edu nunca ha sido espabilado, de números sí es rápido, y fue plenamente consciente de que si estaba preñada en Julio, el polvo habría sido en Mayo o Junio, es decir, mucho tiempo después de haber vuelto del viaje y de, supuestamente, haber terminado su etapa de coqueteo y jugueteo puerco por las noches. ¿Quién? -preguntó Edu. Ella contestó que qué más daba. Que un cualquiera. Alguien que no significaba nada para él. Pero se ve que Edu se mantuvo firme y que ella no pudo negar el único nombre que su ya ex-novio pronunció. ¿Tucu? -su respuesta fue llorar más aún y dejarse caer al suelo.

Así que sí. Por lo que me contaba Edu mientras movíamos sendos cafés. El Tucu le había preñado a la Marta. Parece ser que hubo tonteo mucho tiempo. De ése sano que Marta defendía como algo inocente que servía para acentuar la vida sexual de la pareja. Nunca hicieron nada. Ni siquiera en el viaje a Tenerife y eso que Míriam le decía que follarse al Tucu era algo que todo el mundo en el Box hacía. Hija, aquí aprendes a entrenar y, si te follas al Tucu, a que te coman el coño. La técnica de las tres partes es cosa suya. Prueba, prueba a preguntar por ella en el vestuario y verás cuántas se ponen coloradas y se ríen como putas -le decía-. Vamos, llevas aquí unos meses y aún no has caído, eso es un récord. Ella, en cierto modo, estaba orgullosa. Pensaba que así debía ser. Eso de calentarse fuera y comerse en casa.

Pero hay juegos que son difíciles de controlar.

Parece ser, por lo que pude averiguar más tarde -porque Edu cogió la costumbre de mandarle audios a voces a Marta cuando tenía arrebatos de ira- que, estando en Tenerife, una noche, una cualquiera, estando borrachas, Míriam le propuso repetir lo de ir al aseo de los chicos y quitarse los tangas y volver sin ropa interior. Una especie de gilipollez liberadora extraña. La verdad, yo no la entiendo. La cosa es que, al igual que la otra vez, Marta quiso darle un giro al asunto. Así que, igual que la otra vez decidió que era morboso dejar el tanga en el pomo del baño, esta vez inventó algo nuevo. En su cabeza últimamente habían estado rondando las palabras de Míriam relativas al Tucu, a lo bueno que era en la cama y a que follárselo era más placentero de lo que cualquiera pudiese imaginar. Así que, cegada por el alcohol, metió el tanga en el bolsillo de la chaqueta del Tucu, que estaba colgada en uno de los percheros del bar. Sólo era eso, un juego. Para ella, no había más. Un paso más en la escalera de provocación y poco más. Total, ¿cómo iba él a saber de quién era ese tanga? Por como hablaban las chicas de él, cualquiera querría irse a la cama con él y cualquiera sería sospechosa.

Al día siguiente llegó la culpa y el arrepentimiento. Se dio cuenta de que estaba haciendo cosas que sobrepasaban con mucho lo honesto. No había sido infiel, cierto, pero estaba haciendo méritos constantes para acabar siéndolo. Así que ahí fue cuando decidió cambiar de Box, de ambiente, de todo. Reducir mucho las horas que dedicaba a estar con Míriam hasta que éstas se desarrollasen únicamente en el ámbito laboral. Así lo haría, volvería a ser la novia fiel y dedicada que siempre había sido y se dejaría de ese sueño trasnochado de adolescente de 30 años. Llamó a Edu, se lo dijo todo y comprobó como él estaba absolutamente feliz de que Marta hubiera tomado esa decisión.

Durante los pocos días que le quedaba allí, Marta juró a Edu no haberse relacionado lo más mínimo, pese a que el tema del tanga en el bolsillo de la americana de un monitor fuera tema recurrente y motivo de cuchicheos constantes.

¿Pero entonces todo volvió a cambiar, no? Si sólo lleva un mes embarazada... mes y medio como mucho -recuerdo haberle dicho al tercer día de estar en casa, cuando ya estaba algo recuperado. Me confesó que el Tucu no tardó en averiguar que había sido ella la que le había dejado tan íntimo regalo en el bolsillo. Si se había follado a medio Box, tenía confianza sobrada para preguntar abiertamente. De las pocas que no se atrevieron a contestar o que él descartó, Marta resultó ser la principal candidata. Y así se lo hizo saber llamada mediante.

A partir de aquí las cosas se hacen algo más dispersas y confusas. Sobre todo porque no he querido investigar y lo poco que sé es porque me lo han contado a retazos. Me consta que quedaron, tras muchas llamadas del Tucu y alguna foto y un poco de insistencia de Míriam, y que, esa misma tarde, ya estaban haciendo deporte sin ropa. Sé que, aunque al principio Marta afirmaba que sólo había sido una vez, un maldito desliz, la cosa se prolongó en el tiempo y solían verse cada 15 días, con su correspondiente polvo. Ignoro cómo pudo ser tan imbécil de quedarse preñada. No sé si el otro se la metió a pelo en un descuido, si se rompió el condón, si falló la marcha atrás o si es que iba tan ciega o cachonda que le dio todo igual en el momento y luego confío en que la fortuna le fuera propicia.

Desconozco muchas cosas pero sé, por lo que me contó Paco -y no sé cómo cojones lo supo él- que Marta confesaba que la puñetera técnica de las 3 partes era gloriosa. Eso tengo que aprender yo a hacerlo. A ver si se le pasa a Edu la gilipollez y nos lo cuenta. Con suerte me la follo yo también, que nunca lo ha hecho con una preñada y todavía recuerdo la soltura que tenía en los vídeos que nos puso, el pobre infeliz -me dijo Paco una vez.

Edu ha vuelto a casa de sus padres. Es un alma en pena y ahora debe empezar las clases Universidad de nuevo pero ha pedido la baja. Baja por depresión. Un psicólogo con baja por depresión. No se si es poético o profético.

Por lo que parece, Marta va a tener el hijo, quizá así asiente la cabeza. No sé si le exigirá algo al Tucu pero intuyo que le intentará pedir un test de paternidad; a él, a Edu y a cualquiera que se haya restregado con ella. O quizá no, quizá se transforme en una madre ejemplar que labre su vida sin necesidad de nadie más. Eso sólo el tiempo lo dirá, aunque mucho me temo que la relación entre Edu y Marta aún no ha dado sus últimos coletazos. Uno es muy calzonazos, la otra sabe hacerse valer muy bien.

Al menos la próxima vez, espero, Edu no necesitará siete señales para saber que le han corneado.

Porque, siete fueron, siete, las señales que le hicieron pensar a Edu que Marta estaba siendo infiel. Siete, como siete son los meses que faltan para que Marta dé a luz al hijo del Tucu.
 
Veis como Marta nunca le podria los cuernos a su hamado. Malpensados...

Edito para perdir; que digo pedir, EXIGIR que obligue a registrarse a Paco en el foro. Y tambien una foto de Marta, si es de prenhada son putos extra. Es para un amigo
 
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Mujer infantil (perdón por la redundancia, es un subrayado) que ha estado toda la vida emparejada y que de repente se ve sola y con el premio gordo. Le quedan 15 minutos para agarrarse a la primera polla que pase tan fuerte que solo puedo compadecer al pobre desgraciado que se cruce con ella.
 
Jajajaja. Venga ya, aparece controlando todas las técnicas del mundo del warreo a la semana de Crossfit, y dice que la relación fue posterior...

Bueno, mentirosa ya era desde el principio, por mucho que lo disfrazara. Lo único que ha salvado a Edu es haberse hecho la vasectomía, sino se come también al churumbel... Ya la historia del tanga es para echar cohetes, ese arrepentimiento.. La tipa le fue con el embarazo al Tucu y este le contó simplemente lo que había sido, una follamiga, y que volviera con su maridito.


Ah, que si puedes preguntar exactamente la técnica de cunninlingus a Edu, que tengo que aconsejar a un amijo poco ducho...
 
Pido perdón a @Spawner por dudar de sus intenciones.
Así si,una historia tipo "Crónica de una muerte anunciada" bien escrita y que mantiene en todo momento el interés.Mis dieses acá se los dejo.

En cuanto a Edu no me cabe la menor duda de que a poco que la engrumada Marta le acaricie el lomo tragará carros y carretas,es su sino de mangina :lol:
 
Mujer infantil (perdón por la redundancia, es un subrayado) que ha estado toda la vida emparejada y que de repente se ve sola y con el premio gordo. Le quedan 15 minutos para agarrarse a la primera polla que pase tan fuerte que solo puedo compadecer al pobre desgraciado que se cruce con ella.

Doble o nada a que el bebé acaba en la trituradora. Caso muy distinto sería si el tucutucu tuviera alguna clase de patrimonio que la hiciera creer en el amor.
 
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