Pues yo estoy de acuerdo con El Bedel, una vez me chivé a un amigo de que le estaban metiendo los cuernos a rosca en la cabeza no menos de tres o cuatro veces por semana.
¿Resultado? Negación por parte de él, qué quién cojones creía que era yo, que menudo metemierda, acusación de envidia y que incluso aspiraba a trajinarme a su sagrada por medio de la discordia, así que fin de la amistad por su parte.
Eso sí, cuando por fin se enteró del pastel vino a pedirme perdón y que retomaramos el colegueo. Logicamente le envié a la puta mierda y que personas que se dejan cegar por un tanga no me conviene tenerlas cerca, que se buscase otro chocho para seguir alimentando su naturaleza de caniche sumiso, que es lo que era en realidad. Au, cacau.
Desde entonces: ciego, sordo y mudo; y cuando me lo vienen a contar siempre respondo con "un no me jodas ¿de verdad? Me dejas de piedra, ni que me matasen me habría dado cuenta".